No se olvida

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El grito popular “¡2 de octubre no se olvida!” tiene su origen por la ‘Matanza de Tlatelolco’ ocurrida en el año de las XIX Olimpiadas (1968), cuando nuestro país fue sede de esa fiesta del deporte mundial y que el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) no supo enfrentar las peticiones estudiantiles, prefiriendo el genocidio, bajo el pretexto de la amenaza comunista.

58 años de la masacre que en su mayoría fueron mexicanos y finalmente, no formaron parte ni de estadísticas, pues solo fueron números indefinido de muertos, desaparecidos, detenidos y heridos.

La historia nacional marca los eventos que se organizan año con año para la conmemoración de este tropiezo del gobierno mexicano y que es parte de la historia mundial, en un país presumiblemente democrático y con libertades plenas.

Este 2025, como en los últimos siete años, la marcha del 2 de octubre en la CDMX, nuevamente se reportaron agresiones, que lo mismo sucedió contra la prensa, que en enfrentamientos con la policía, por la aparición nuevamente del nefasto y tristemente Bloque Negro.

Un estudio simple del periodismo, aunque no por tal deja de ser analítico de los hechos violentos en la última década, demuestra la ‘coincidencia’ del actuar del Bloque Negro, siempre en eventos específicos convocados por la sociedad civil, pero no en eventos oficiales del gobierno de la CDMX o del federal.

Los periodistas han ‘distraído’ sus cámaras para dejar evidencia de las ‘armas’ o herramientas usadas por miembros del Bloque Negro, que por cierto son herramientas nuevas, recién salidas de las tiendas ferreteras y usadas contra la población o la misma policía. Amén de los daños en propiedad ajena en tiendas y negocios de la iniciativa privada.

Este 2 de octubre, el gobierno (capitalino o federal) resguardó con altas vallas metálicas el Palacio Nacional, el Ayuntamiento de la CDMX y la Catedral Metropolitana, aunque dejó en la indefensión a todas las joyerías y negocios de los portales, frente a la sede del Poder Ejecutivo de la federación.

Hasta el momento se desconoce el monto de los daños materiales causados por el Bloque Negro a los negocios -en su mayoría joyerías-; también es desconocido el monto en la joyería que robaron al violentar cortinas, vidrieras, etc.

Quizá el mayor daño causado por el agresivo Bloque Negro, fue el ataque -no enfrentamiento- a la policía capitalina, quienes tenían la orden de no intervenir, no levantar ni un dedo contra los provocadores, ocultos del rostro y usando cohetones, bombas molotov, piedras, palos, machetes, martillos, marros, etc.

Oficialmente se desconoce en número de policías y periodistas heridos, aunque las redes sociales señalan la imagen de una chica -presumiblemente policía con 10 años de servicios- que está en lecho de muerte por las heridas recibidas por los manifestantes.

Desde luego que también hay quemados, porque los agresores lanzaron sus bombas molotov contra grupos de policías, haciéndolas estallar en el piso y las llamas con gasolina saltaron a los uniformes que de inmediato se incendiaron.

La indicación de no agredir a los agresores viene desde el sexenio pasado, cuando el macuspano -llamado Tartufo por El Jefe Diego- presumió que a él “…si me hacían caso y que de lo contrario los acusamos con su mamá…” Por si fuera poco, el mismo personaje señaló que también “…los delincuentes tienen derechos humanos.”

Sin dar un reporte de policías lesionados, el titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), Pablo Vázquez, anunció que se trabaja en identificar a los agresores durante la manifestación por el 2 de octubre. Sin embargo, el secretario General del Gobierno de la CDMX, César Cravioto, dijo que ‘la provocación fue de 350 encapuchados’ que se mezclaron entre los manifestantes.

Dicen que prometer no empobrece, por lo que Pablo Vázquez declaró ante los molestos periodistas de la fuente “…estamos trabajando en la identificación de todas las personas que cometieron actos delictivos en la manifestación e iniciaremos las carpetas de investigación correspondientes en coordinación con la fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México”.

Lamentablemente el funcionario capitalino no explicó la orden a la policía de no intervenir mientras se cometían los ilícitos.

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