La popularidad de Emmanuel Macron está en mínimos: de acuerdo con la cadena CNews France y un sondeo del Instituto Odoxa, la cuota de impopularidad de Macron ha alcanzado un nivel récord: “En ocho años y medio de ejercer el poder en el Elíseo, Macron nunca ha sido tan impopular como ahora; su calificación cayó hasta el 22%”.
Macron que el próximo 21 de diciembre cumplirá 48 años se convirtió en el presidente más joven de la democracia francesa, con una plataforma centrista y en su momento ilusionante, conocida como En Marche, que luego se transformó en partido político como La République en Marche.
Sin embargo, las reformas acometidas a lo largo de su gobierno, lo han llevado reiteradamente a confrontarse con el sentir de la calle, primordialmente con el cinturón de las grandes urbes: en París, la banlieue se ha polarizado.
Las protestas en una Francia tradicionalmente quejicosa se han traducido en momentos de enorme tensión interna por la reforma del código laboral; también por las reformas a los ferrocarriles y el polémico incremento de la edad de jubilación. La última batalla callejera impidió que Macron elevase los impuestos sobre los combustibles.
Macron ha sido un presidente impopular hacia adentro y con un liderazgo respetable hacia afuera, sobre todo en la Unión Europea (UE) y si no logra en los próximos días un primer ministro sólido capaz de dialogar, aglutinar a las fuerzas políticas y sacar adelante consensos, no tendrá de otra que disolver a la Asamblea Nacional y convocar elecciones. Su período debería terminar en 2027.
Si algo evidencia el creciente deterioro de su gobierno es que en los últimos dos años ha tenido seis primeros ministros: los dos más recientes con un amplio rechazo como sucedió con François Bayrou que duró en el cargo nueve meses y terminó siendo desechado por la Asamblea Nacional en una moción de confianza.
Bayrou cayó porque propuso elaborar un presupuesto más ajustado con recortes por más de 44 mil millones de euros para frenar la deuda francesa. De hecho, llegó a comparar la situación de Francia con el rescate de Grecia, lo que hizo saltar todas las alarmas con especulaciones sobre una posible intervención del Fondo Monetario Internacional.
En sus planes estaba suprimir 3 mil empleos públicos y eliminar dos días festivos del calendario, lo que terminó sacando otra vez en masa a los mismos rijosos de siempre que esta vez convocaron diversas jornadas para bloquear a toda Francia.
El resultado ha sido la caída de Bayrou y el nombramiento de Sébastien Lecornu quien fungía como ministro de Defensa y a pesar de las expectativas que Macron depositó en él, no permaneció ni un mes en su encargo; renunció a los 24 días y lo hizo el 6 de octubre cuando acababa de nombrar a su gabinete. Lecornu se dio cuenta que no había forma de consensuar un presupuesto debido a la fragmentación política actual.
A COLACIÓN
Desde las elecciones de 2024, la formación de izquierda Nuevo Frente Popular ganó 178 escaños en la Asamblea Nacional quedando como primera fuerza política; en segunda posición, Ensemble, el partido que rebautizó Macron y obtuvo 150 escaños y a corta distancia, la ultraderechista Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen con 125 escaños.
El temor de Macron es que de darse un inminente adelanto electoral y con el creciente descontento popular, Le Pen termine alzándose con la victoria y el poder en Francia sea ejercido por la extrema derecha.
Para salvar está situación, Macron tendría que hacer concesiones sociales quizá renunciar a su polémica reforma de pensiones y pactar más con la izquierda y la izquierda radical.
Si no hace concesiones y su nuevo primer ministro no saca adelante los presupuestos, no podrá evitar la caída de su gobierno y la ultraderecha ya se frota las manos. En las elecciones de abril de 2022, el presidente Macron sintió a Le Pen muy cerca del cuello, en una segunda vuelta electoral, en la que ella salió muy reforzada sobre todo por los nuevos jóvenes votantes.
En las elecciones del año pasado, Macron refrendó su Presidencia tras obtener 18 millones 779 mil 809 votos con un respaldo del 58.5% y Le Pen, lo siguió de cerca tras obtener el 41.5% de los sufragios con 13 millones 297 mil 728 votos.
La política populista siente que la ultraderecha al fin acaricia el ansiado poder en Francia, sus resultados son mucho mejores que los obtenidos frente a Macron en 2017 –también en la segunda vuelta– cuando él la superó por 32.2 puntos, tras atraer el 66.1% de los votos para su République en Marche.
En 2024, Macron ganó con menos votos y con una menor participación ciudadana porque el abstencionismo creció hasta el 28.2% el peor dato desde 1969. Mientras que Le Pen consiguió más apoyos dado que en 2017 atrajo el 33.9% de los votos y el año pasado, acortó a la mitad la brecha entre ella y el político centrista en comparación con 2017.