La colaboración de hoy pudo haber tenido temas diferentes, sin embargo he decidido utilizar presentar a su amable atención un correo electrónico que recientemente recibí y me parece contiene valores familiares extraordinarios, de ésos que no se imponen por decreto, de ésos que solamente los de casa pueden enseñar con el buen ejemplo.
Confieso que el leerlo me llamó mucho la atención y celebré que también sirva este avance de la tecnología y la comunicación para ennoblecernos de notas como la que sigue.
“El caso es que eran más o menos las siete treinta de la mañana cuando sonó el teléfono, me sobresalté… las llamadas tempraneras siempre me han dado miedo. Era mi nieto Roberto, nuestro nieto Roberto.
-Abuelita, felicidades, ¿no está mi abuelito?
-No, -respondí aliviada al darme cuenta que nada grave ocurría- ya salió a trabajar, gracias por llamar mijito…
-¿Abuelita, puedes ir a mi CENDI hoy por mi…?
-Claro, y que te parece si comen aquí con nosotros, para que le des su abrazo a tu abuelito…
-¡Si! , ¿Pero vas a mi CENDI? – insistió
-Si, me comunicaré con tu abuelito para saber si puede acompañarme, ahí estaremos a la hora de la salida, y tal vez compremos un pastel, ¿qué te parece?
-¡Mamáaaa! –gritó tan fuerte que tuve que separarme el auricular del oído- ¡que dice mi abuelita que vamos a comprar un pastel!… Espera abuelita mi mamá quiere hablar contigo.
Mi hija me saludó y luego me felicitó. Me comentó que el niño le acababa de decir que su maestra les había pedido que fueran los abuelitos al CENDI y que no sabía si yo podría acudir… el caso es que le dije que tenía trabajo pendiente pero que por favor se informara el motivo del llamado.
Acababa de meterme a bañar cuando sonó nuevamente el teléfono y a regañadientes me vi obligada a salir, escurriendo agua sobre el piso y de un movimiento casi enérgico tomé el inalámbrico, al mismo tiempo que regresaba al baño decía el tradicional ¿Bueno?
Mami -dijo la voz de mi hija, madre de Robertito- ya hablé con la maestra y me dice que el día de ayer preguntó al grupo qué abuelita podría ir a contar un cuento el día de hoy, para celebrar el “Día del Abuelito” y Roberto, muy aprontado levantó la mano y dijo que su abuelita contaba cuentos, que él quería que la invitaran… Así que mamá, creo que si puedes, tienes que ir a la escuela para contarles el dichoso cuento.
Claro que yo le argumenté que tenía mucho quehacer, tenía que entregar el trabajo de un curso; tenia que terminar de acomodar la oficina, ir a comprar calabazas para la comida, en fin… terminé de bañarme y medio vestida y con el peine en la mano, repasaba mentalmente la historia que les contaría a los compañeritos de mi nieto.
Determiné ir a buscar un cuento en el centro de material didáctico de la escuela donde trabajo y en punto de las nueve y media a llegué al dichoso CENDI, de muchos recuerdos para mi porque ahí crecieron mis tres hijas, hasta que se fueron a la primaria. Ahora regreso en calidad de abuelita.
Narré el cuento, los niños lo escucharon con atención y Roberto mi nieto, me miraba y me miraba… al final, recapitulé con los pequeñitos y para gracia mía todos participaron… menos Robertito. Me preocupé un poquito.
Al final la maestra pidió un aplauso para mí y entonces, Roberto se puso de pie y aplaudió fuerte… tan fuerte que golpeaba la palmas y una amplia y gran sonrisa se dibujó en su carita…
La maestra les dijo a los pequeños –aproximadamente 23- “Entonces la abuelita de Roberto esta representando a todas sus abuelitas, así que vamos a cantarle las mañanitas, para que le digan a sus abuelitos que les cantamos fuerte.
Las voces infantiles y alegres empezaron a dejarse escuchar con la tradicional melodía, yo me empezaba a sentir como “árbol de escenografía”. De pronto sentí que unos pequeños bracitos aprisionaban mis piernas, era Robertito.
Me incliné y lo cargué y con él entre mis brazos, busque una pequeña silla y me senté, sin soltar a mi pequeño acorrucado en mi cuello. Mientras todos seguían cantando sentí que sus bracitos me oprimían fuerte, fuerte… y de sus ojos empezaron a brotar lagrimas grandes que inundaron sus ojos y resbalaron por sus mejillas, el llanto fue muy quedito.
Con voz suave y en tono muy bajo le dije suavemente al oído que lo quería mucho y en el mismo tono le pregunté por que lloraba y así, en ese tono de complicidad sincera me dijo ¡Porque te quiero también mucho abuelita! Y sus bracitos me oprimieron más.
Salí de la escuela pensando lo enormemente afortunada que he sido, al haberte conocido un día como hoy hace 35 años…”
Hasta aquí el correo electrónico. Pido disculpas por no haber solicitado autorización para publicar esta narración de una abuela, me parece que son de las vivencias que todos debemos compartir a propósito del mes de los abuelos o adultos mayores. ¿Habrá vigencia para empezar y terminar esto?
Cuidado
Nos reportan que un salvaje conductor de una camioneta pick up blanca, placas WE 30 246 con logotipos tricolores que usted ya conoce, el jueves por la mañana a la hora de escuela, imprimió alta velocidad por la calle de la Democracia rumbo al Paseo Méndez al grado que golpeó lateralmente a un motociclista, abandonándolo a su suerte.
Dicen las primeras investigaciones que el vehículo es conducido por un exlegislador local que ahora trabaja en el 3er. Piso del edificio del 15 hidalgo. Vamos a investigar para informarle de este tipo de empleados. Por lo pronto, si le ve venir la pick up blanca con placas WE 30246, cuídese por favor, corre peligro.
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