Maremágnum/Mario Vargas Suárez *El acoso…

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La palabra acoso ha sido utilizada tantas veces como usted no se imagina. Desde el punto de vista cotidiano se pude hablar de un acoso laboral, sexual, moral o mobbing, religioso y hasta escolar –los especialistas en este campo le han llamado bullyng pero lejos de que haya la figura del profesor, los acosadores incluso pueden ser los propios compañeros-.

La palabra no es otra significación que la persecución constante, sin tregua ni reposo a un animal o una persona.

Se ha llegado incluso ha señalar el acoso periodístico y el de los ya famosos paparazzi que hemos aprendido, son los fotógrafos de artistas que buscan la foto única, la que se pueda vender.

El acoso en otras palabras es una persecución con peticiones implícitas o explícitas siempre molestas y muy insistentes.

¿Usted ha sido acosado?

Históricamente los dueños del dinero en el mundo siempre han buscado las forma de multiplicar, lo mas rápido posible su capital, no han faltado quienes afirman que el dinero no tiene patria, no tiene nación porque lo que realmente interesa es ensanchar las arcas y ello, da poder.

Quienes estudian economía han denunciado siempre la explotación ¿acoso? del hombre por el propio hombre y los que creen haber llegado a la cúpula, se vuelven enemigos de la clase a la que realmente pertenecen.

Los hombres de letras y números han aprendido en las escuelas públicas y privadas a idear formas diferentes para hacer que los capitales de los patrones sigan engrandeciendo, no importa si es en contra de los de su misma clase.

El acoso comercial se ha vivido desde siempre cuando se utiliza la psicología del color, por ejemplo, en los empaques de los productos y mire que es muy interesante todo esto que tiene que ver con la combinación en la ropa.

En el mismo acto del comercio y con tal de vender más, los ideólogos del dinero inventaron la figura del crédito que abrió perspectivas de crecimiento de proporciones amplias y hasta progresistas.

La razón de las crisis económicas en todos los países son las mismas, dicen algunos especialistas, que suceden en la familia, cuando los papás o los hijos mayores empiezan a gastar mas de lo que poseen e incluso cuando aparece el engaño de la riqueza rápida y segura como las inversiones, ahorros, etc.

Los banqueros han sido un grupo de personas que su negocio radica precisamente en el ahorro y el crédito. Los grandes consorcios comerciales incluso han ideado las famosas financieras que de plano son típicas del capitalismo que vivimos.

Bancos, financieras, empresas de otorgantes de créditos han crecido tanto que sus capitales alcanzan cifras inconcebibles para la mente humana. Mientras para algunos mil pesos es una cantidad difícil de reunir, para otros solo implica meter la mano a la bolsa.

El acoso comercial inicia desde que la futura víctima –comprador- pasea la mirada por los anaqueles o el producto y la siguiente parte del sistema acosador es el vendedor quien le brindará “todo tipo de información” de tal forma que en un minuto se convierte en su amigo, su asesor, “su ángel”.

Si la Procuraduría Federal del Consumidor (PFC) llama letras pequeñas, Enrique Bermúdez, creador del “zambombazo”, llamaría en palabras “chiquitititas” que ensombrecerán las anualidades, gastos apertura de contrato, investigación de crédito –aunque usted lleve todos los comprobantes exigidos- etc.

A usted jamás le dirán del pago de intereses moratorios en caso de retraso, omitirán decirle sobre los gastos de cobranza y menos le ejemplificarán. En el caso de que usted pregunte, están capacitados para evadir la respuesta, muchas veces porque ellos mismos la desconocen.

Hay bancos que por un solo día de retraso en la fecha de vencimiento, solo por gastos de cobranza usted paga hasta 150 pesos, más IVA; también los hay claro, los que le cobran a usted hasta 550 pesos.

“Asalto a la razón” como titula Carlos Marín a su espacio noticioso, es lo todo lo que está detrás de la firma que estampamos en algo que nos gustó y sabemos de la posibilidad de pagar puntualmente.

Ya en Internet circulan grabaciones de por lo menos dos bancos que contrató a la empresa “cobradora” y el uso del teléfono es indispensable para ellos cuando indiscriminadamente le llaman al deudor y por demás arbitrario, en actos acosadores dejan el encargo de pasar el recado de pronto pago.

No importa si quien conteste el teléfono conoce o no al supuesto o real deudor.

Tenga la seguridad que usted puede ser de esas personas descuidadas que por alguna causa olvidó pagar una sola letra, un solo pago y ya s ehizo acreedor al acoso telefónico y no diga si cambio de trabajo, lo localizan.

Don Mauricio Méndez en un correo electrónico que me hace llegar se queja de la Srita. Virginia Espíndola de una empresa de cobranzas que acosa con llamadas telefónicas a deshoras del día y de la noche.

El acoso telefónico es todo un ¿arte? Que seguramente han tenido capacitación y se dan el lujo incluso de llegar a la ofensa, a darle órdenes como “dígame porque no ha pagado… déme los datos del pago… no señor, nosotros no tenemos registrados pago del mes… envíeme un fax…”

No permita ser víctima de estos actos del comercio –del ramo que me diga- y denúncielo a las autoridades, Comisión Nacional para la Defensa de los Usuarios de las Instituciones Financieras, CONDUSEF.

Cambiemos a la cultura de la legalidad y no permita más este tipo de acoso. ¿No basta el injusto e ilegal buró de crédito?

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