Cada que termina un año, los buenos deseos y la buena vibra abundan entre los mexicanos, deseosos de que las cosas mejoren y se cumplan a cabalidad todos los deseos proyectados. Pero el año que hoy inicia parece que nos depara más que buena vibra, malos augurios y presagios indescifrables, por la cantidad de incrementos en el precio de todo lo que consumimos y hacemos, por lo que se vislumbra un panorama harto difícil, aunque no imposible para resolver.
Seguramente, el deseo de usted y mío para el año venidero, será que los impuestos bajen, al igual que la energía eléctrica, el precio de las tortillas, la gasolina, el pan. Que los patrones nos suban el salario y que el desempleo sea un fantasma de pesadilla.
Pero de seguro lo que más deseamos es salud. Esa bendita gracia que difícilmente conservamos gracias a los excesos y los abusos en que incurrimos, pero lo que es seguro es que además de conservar la calma, al iniciar el nuevo año deberemos conservar la salud, porque al ver como subirán los precios de los alimentos y lo impuestos, estaremos propensos a un infarto.
Y como no, si el principal precursor de los aumentos es la gasolina, cuyo precio aumentará desde el primer minuto del primer día de enero. Así es, la gasolina subirá a partir del uno de enero 8 centavos, incremento que será igual cada mes, es decir, que a diciembre del 2010 la gasolina habrá aumentado 96 centavos más, además del incremento de tres centavos y 5 centavos que la semana pasada autorizó de manera indiscriminada la Secretaría de Hacienda.
Por eso digo que lo que más debemos desear para el año que inicia hoy, es la salud y la calma, porque es cadi seguro que la rabia, el enojo y los corajes, abundarán, amén de las mentadas que recibirán los funcionarios que ven como necesaria esta injusta medida.
Fuera de todo ello, ¿Qué más nos puede ocurrir a los mexicanos que aguantamos todo y de todo, sin siquiera pestañear ni protestar? Si aguantamos el primer trancazo y no dijimos nada, lo siguientes dolerían menos porque también sabremos aguantarlos.
Por eso es que les deseo a todos mis lectores un feliz y aguantador Año Nuevo, y que en verdad el año que inicia sea para todos ustedes el mejor, y que sus deseos se cumplan, pero siempre y cuando ustedes mismos los motiven.
Hasta mañana