Cierto, hay muchos mexicanos que tenemos problemas para encarar los compromisos económicos del presente año, más, con la escalada de aumentos que se han suscitado gracias a una política recaudatoria que no tiene nada de social.
Insistimos en que no es el camino para salir de la crisis el subir impuestos, y eso lo saben los gobiernos de países desarrollados, los que han tenido que instrumentar medidas inteligentes para que la ciudadanía y gobierno puedan sortear situaciones difíciles.
Recordamos, cuando vemos la carga tributaria, al cuento aquel de Robin Hood, el habitante del viejo bosque de Sherwood que robaba a los ricos para ayudar a los pobres, y que el tirano rey subía los tributos a la gente a grado tal de que los metía a la cárcel si no le entregaban las monedas de oro que imponía.
Hoy, México vive un cuento similar pero al revés: se roba a los pobres para ayudar a los ricos.
Sin embargo, muy temprano en el primer día hábil del 2010, Victoria tuvo una respuesta muy interesante a pesar de lo que padecemos de problemas económicos.
Desde las 8 de la mañana la gente estuvo congregada en la Presidencia Municipal para hacer el pago del impuesto predial que, por decisión del H. Cabildo tendrá descuentos que van del 15 al 50 por ciento para quien haga el pago oportuno y expedito, así como para los integrantes de ese gran grupo de adultos mayores, es decir, el descuento para nuestros abuelitos.
El lector no imagina la longitud que tenía la fila de personas que querían hacer su pago y que hicieron insuficiente el esfuerzo del personal del Ayuntamiento de Victoria por hacer del trámite algo rápido.
Da gusto, sinceramente, ver que mucha gente quiere vivir tranquila, en paz, sin adeudos con la autoridad, y claro, también nos incomoda el hecho de que algunos poderosos buscan aún hoy en día y pese a la situación del país, la manera de pagar menos de lo que deben.
Pero las filas del predial nos hacen sentir gusto por los que quieren estar bien.
Y por otra parte, en las instalaciones de la Oficina Fiscal también hubo su trabajo extenuante, dado que, en menos de 4 horas ya se habían entregado más de 400 juegos de placas con su respectivo engomado y pago de la tenencia del año 2010, aquel impuesto que en 1968 se prometió que duraría un solo año y que el gobierno federal ha dicho que se quitará a partir de 2012, precisamente cuando ellos dejen la responsabilidad de gobernar –esperamos- a otro partido político.
El caso es que hay mucha gente que ha hecho alcancía y un gran esfuerzo para cumplir en el primer día hábil del año, con su obligación de pago de impuestos.
Ahora falta ver la respuesta que habrá para finales de marzo, cuando se vence el plazo para los pagos sin recargos.
Don Manuel Martínez Arteaga habla de más de 115 mil vehículos oficialmente registrados en la localidad, lo que nos dice que debieran ser éstos los que hagan sus pagos, sin contar los que transitan en forma ilegal y que no tienen placas o circulan con láminas de procedencia norteamericana, lo que nos dice que transitan ilegalmente, y se les conoce como autos “chocolates”.
Bien, la verdad, y como dice Martínez Arteaga: el hecho de que la gente vaya a cubrir sus obligaciones habla de la confianza de la gente en el gobierno de Eugenio Hernández Flores, porque las obras están ahí latentes para que todo mundo las vea.
Esperamos sinceramente que los tamaulipecos podamos responder al engorroso trámite y engañoso impuesto de la tenencia vehicular así como al canje de las placas y también a otras obligaciones entre las que podemos contar el predial y más.
Es necesario que hagamos la parte que nos corresponde: pagar los impuestos para, entonces sí, exigir a las autoridades su correcta aplicación en la administración de servicios públicos y políticas sociales.
Si no pagamos no tenemos derecho a demandar que el señor Calderón cumpla lo que prometió en campaña de quitar la tenencia, o de darnos seguridad y salud y una buena educación.
Si no pagamos, estará bien difícil poder manejar con justicia una convivencia ciudadana.
Los pueblos los hace la gente y los gobernantes; ambos tienen una responsabilidad importante, y mientras los segundos tienen la decencia de actuar correctamente, de gobernar bien, los otros, es decir, nosotros, tenemos la obligación de responder a las exigencias tributarias, con la salvedad de que, ahora, nos cobraremos una a una las faltas de probidad y honestidad de las autoridades.
En las elecciones todos sabemos la manera de exigir ser escuchados, pero en tanto, cumplamos, por favor, con las obligaciones fiscales.
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Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!