Entre Nos/Carlos Santamaría Ochoa *Certificación universitaria

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Dice el rector de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, José María Leal Gutiérrez que la máxima casa de estudios tamaulipeca va a buscar ahora certificaciones internacionales, luego de que prácticamente todas las carreras están avaladas por organismos nacionales.
A su arribo a la rectoría, hace poco más de cuatro años, Leal Gutiérrez se propuso que la UAT tuviera el reconocimiento necesario para garantizar a los tamaulipecos una educación de calidad, y la verdad, se ha avanzado muchísimo en ese renglón: hoy, la máxima casa de estudios tiene carreras certificadas, pero más que ello, avaladas por la sociedad que, quizá, es más importante lo último que lo que puedan decir los evaluadores de cualquier instancia.
La calidad que no se reconoce en la comunidad no tiene valía.
Y en ese sentido, como parte de la “Uni”, pensamos que los esfuerzos no han sido vanos. Cierto es que falta mucho, que en algunos puntos existe aún mucho por mejorar y que la calidad no puede decirse que es total, sin embargo, siempre hemos sido de la idea de que en nuestra UAT existe la suficiente calidad en distintos personajes, capaces de estar frente a un grupo en cualquier universidad del mundo, inclusive, de esas grandes instituciones que conocemos como Harvard, Yale u otras.
Ha de pensar el lector que existe exageración en la anterior aseveración, sin embargo, confiamos en que hay tamaulipecos brillantes en todos los ámbitos.
Y nuestra universidad cuenta con gente capacitada, que bien puede pararse frente a un grupo de estudiantes de cualquier nivel en cualquier parte del mundo; no hay limitantes para ello, porque el conocimiento ha viajado en forma acelerada a través de los últimos años y está disponible para todos los que deseamos tomarlo, adquirirlo y entenderlo.
Atrás han quedado los tiempos en que un extranjero venía y nos apantallaba, o como dijeran algunos, la época de los espejitos, cuando llegaban con nuestros indígenas y los deslumbraban con cualquier cristal brillante y le tomaban el pelo. Hoy, los mexicanos tenemos la capacidad de aprender igual que cualquier persona del orbe.
Y Leal Gutiérrez está apostando con su gente a que la nuestra sea una casa de estudios con capacidad comprobada y certificada, aunque expone una situación que habrá que considerar, y es el hecho de pertenecer a ese bloque de países en desarrollo, lo que conocemos como del tercer mundo, es decir, que nos falta mucho para tener el nivel económico o material que esas grandes universidades.
Pone como ejemplo Harvard y sugiere que la facultad de odontología de la UAT tiene la infraestructura suficiente para competir con ellos, amparados, entre otras cosas, en el convenio de colaboración entre ambas universidades.
En ese sentido, también comenta que es necesario que nos evalúen con distinta vara, ya que no podría ser equitativo que se mida a las universidades de países en vías de desarrollo con las de naciones que no tienen problemas para desarrollarse.
Algo así como que existan dos valores: para desarrollados y tercermundistas, pues.
Qué bueno que José María Leal Gutiérrez confía en su gente, en sus profesores e investigadores, qué bueno que ha apoyado con recursos a los que hemos querido avanzar en nuestro camino dentro del alma mater tamaulipeca; qué bueno, también, que existan mecanismos para poder desarrollar nuestras habilidades cada día más.
Ahora corresponde a los miembros de la comunidad universitaria creerse lo que ha dicho el rector; las palabras que buscan la certificación internacional deben ser asimiladas y entendidas por cuanto maestro, investigador y estudiante tiene la UAT, porque si no sucede así, nos pasará lo que siempre ha ocurrido con nuestros deportistas, por ejemplo.
Recuérdese el ejemplo del fútbol, donde, hace años salíamos a jugar contra Brasil y ya íbamos derrotados. Cuando nuestros jugadores entendieron que eran 11 contra 11 y que se podía ganar, se dieron los resultados que hemos tenido y que han sido superiores a los de antaño.
En educación sucede lo mismo: no se puede vivir pensando que los de fuera son mejores siempre. Es muy probable que tengan hoy más capacidad, pero no podemos quedarnos cruzados de brazos esperando que siempre lo sean. Todos tenemos la capacidad para desarrollarnos y crecer.
Qué bueno que la UAT tiene en su rector a una persona que confía en su equipo de maestros que, finalmente, se constituyen en la parte fundamental para que la universidad crezca académicamente, y por consecuencia, entregue a la sociedad muchachos mejor preparados en el ámbito profesional y social, porque entonces la gente sabrá valorar lo que somos los que conformamos ese grupo y día a día hacemos lo posible por crecer y dejar la huella de ese crecimiento en cada uno de los tamaulipecos que se matriculan para aprender en las aulas de la UAT.
¿Qué se necesita ahora? Que nos la creamos, que confiemos, pero sobre todo, que trabajemos para lograr esos propósitos, que no son difíciles de lograr.
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Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!

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