Una noticia aparecida en diarios locales nos llamó la atención, en el sentido de que pensamos que los encargados de procurar justicia estaban siendo tibios en materia de cumplimiento de la ley.
Resulta que se refería a los conocidos como autos “chocolates”, que no son más que aquellos cuyo ingreso al país ha sido al margen de la ley, es decir, dentro de toda la ilegalidad habida y por haber. Y el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación gira en el sentido de que no se permitirá la retención de unidades cuando se trate de verificar su estancia en el país.
Nada hay más ilógico que legislar sobre ilegalidad, desde nuestro punto de vista. Los automóviles de procedencia extranjera que no tienen permiso para internarse, son simplemente ILEGALES, y la palabra implica que se actúa fuera del marco legal constituido en el país.
No somos de la idea de que se permita el tránsito, ni de autos con placas americanas, sin permisos de importación, como tampoco de aquellos que circulan con placas vencidas y tienen adeudos fiscales pendientes. Tan ilegal es uno como otro, y no se vale que haya “manga ancha” en este sentido, cuando a otros nos exigen el cumplimiento estricto de la ley.
El gobierno mexicano actúa en forma por demás incongruente, sin lugar a dudas: por un lado, se exige a un antro que cumpla con todo lo que la ley exige por el solo hecho de que fue baleado un jugador de fútbol, y por el otro, existen mil y un centros de convivencia nocturna que no cumplen con la ley.
En materia de autos, estamos igual: los carros deben pagar derechos vehiculares que, justos o no, están contemplados en la ley, y se debe actuar en consecuencia cuando alguien hace caso omiso a los señalamientos.
Un carro “chocolate” es ilegal por donde quiera que se le vea, y miente el gobierno cuando dice que es un mal que requiere la sociedad; no es posible permitir a la gente que conduzca automóviles fuera de la ley, argumentando que la situación económica de las familias no permite que estemos al corriente. No es una decisión correcta, porque entonces, todos podríamos evadir el pago de obligaciones fiscales porque no podemos –o no queremos- hacerlo, porque no nos alcanza.
Es sencillo, y sonará muy fuerte, pero quien no tenga para pagar sus impuestos vehiculares, que no compre un automóvil.
Es ilógico, por ejemplo, ver en la calle automóviles de marcas de lujo, modelos súper lujosos que transitan con permisos provisionales y no pagan nunca ni placas ni tenencia.
Hay que imaginar que alguien que puede gastar más de 200 mil pesos en un vehículo debe tener para pagar sus impuestos, si no, que se compre un automóvil modesto, compacto y listo, arreglado el problema.
Pero de ahí a que no se permita detener a un ilegal, no estamos de acuerdo.
Insistimos en el hecho de que el automóvil que circula sin permisos oficiales está haciéndolo al margen de la ley, y como tal, debe haber una multa o una consecuencia.
Porque si aplicamos la misma lógica, el que no pague el impuesto predial porque no puede –no quiere- no debe ser tampoco castigado.
Sabemos, y las estadísticas están en Tránsito, que muchos carros sin placas o de procedencia dudosa participan en accidentes, y al no tener identidad del dueño porque se carece de papeles legales, no se sabe a quién aplicar la responsabilidad.
También hay quien considera que la permisividad aplicada a los conductores de este tipo de carros se debe a un temor de que epoda reflejarse en votos el descontento. Nada haría más feliz al ciudadano que trabaja y paga impuestos que el ver que todos cumplimos con lo que nos ordena la ley.
Cierto, las políticas fiscales a nadie nos tienen contentos, pero en tanto la Cámara de Diputados o el Senado de la República no deroguen esas leyes, tendremos que cumplirlas, nos guste o no.
Hablamos de una nación que urge de medidas para aplicar la legalidad, y una muestra se presentó en Ciudad Juárez, donde se exigió al presidente Calderón aplicar la ley, vivir bien, con apego a las leyes que existen.
Apliquemos este criterio a todo lo que nos rodea, y dejemos que los encargados de hacer cumplir la ley aduanera hagan su trabajo. Que lleven a los corralones a los vehículos que no cumplen con los requisitos necesarios, y a sus propietarios, que se les aplique el reglamento por introducir contrabando.
Es tiempo de que nos quitemos de sensaciones de sensibilidad social falsa, y que hagamos todo cuanto nos sea posible por aplicar lo que se debe aplicar, por castigar al que no cumpla, pero también sería muy interesante ver que las leyes contemplan estímulos para los que comenzamos el año cubriendo las obligaciones fiscales para con nuestros vehículos.
Insistimos, no estamos de acuerdo en las cargas fiscales, pero en tanto no se cambien, hay que cumplirlas sin distingos de ninguna especie, así de claro.
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Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!