– Llama la CEM a amar al prójimo como a si mismo este 14 de febrero y todos los días
Redacción/EnLíneaDIRECTA
Victoria, Tamaulipas.- Con motivo del 14 de febrero la iglesia católica aclaró que amar no es desfogar el instinto, o la caza insaciable de placer egoísta, y advirtió que sin el no se puede vivir y se pierde el sentido de la vida.
Indicó que el amor es fundamental en las personas y gracias a el se encuentren motivos para vivir en plenitud, como lo recomienda Jesucristo.
En el mensaje de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) alusivo al día de San Valentín, asentó que el amor se distingue en dos direcciones, el que se percibe y el que se da.
“Estas dos direcciones constituyen las certezas claves en nuestra vida: Primero la certeza de ser amado(a). La persona que crece con esta certeza, por consecuencia se ve a sí misma como una persona valiosa y digna –por ser amada-“.
Calificó de doloroso y hasta trágico encontrar infinidad de personas que no se reconocen amadas, por las experiencias negativas que marcaron sus vidas.
“Sin embargo, por más adversa que haya sido nuestra vida, sencillamente existimos porque nos han amado. Perdone usted la comparación, pero observemos que muchos animales se valen por sí mismos para sobrevivir y desarrollarse con más prontitud que los seres humanos; en cambio nosotros, si vivimos, es porque hemos sido acogidos para nacer y luego hemos seguido recibiendo desde pequeños muchos cuidados, que son muestras de amor”, comentó.
Sobre la segunda certeza del amor, mencionó que estamos llamados a amar a los demás y aclaró:
Ahora bien, amar no es desfogar el instinto, a la caza insaciable de placer egoísta. “El amor -nos dice san Pablo-, es paciente, servicial y sin envidia. No quiere aparentar ni se hace el importante. No actúa con bajeza, ni busca su propio interés.
“El amor no se deja llevar por la ira, sino que olvida las ofensas y perdona. Nunca se alegra de algo injusto y siempre le agrada la verdad. El amor disculpa todo; todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta. El amor nunca pasara” (1Cor 13, 4-8)”, reflexionó.
Por último exhortó, “que el amor no pase sino que sea vivencia diaria, abierta y generosamente lo expresemos –dando y recibiendo- con el esposo(a), los hijos, padres, hermanos, otros parientes, compañeros de trabajo, vecinos, amigos, también con quien esté por nacer de modo que ya desde entonces vaya desarrollándose con la sensación de ser esperado y amado”.