Alonso Lujambio, secretario de educación en México anunció el fin de semana que habrá, sin excepción, una exhaustiva revisión y aplicación de reglamento en cuanto a cooperativas escolares se refiere.
El lector sabe la opinión que tiene el columnista al respecto, en el sentido de que es urgente que todos tomemos medidas sobre el particular; padres, autoridades de salud, educación y las escuelas en particular, para que podamos revertir el daño que existe en la niñez y juventud mexicana y que nos ha colocado como los más obesos del mundo.
Algo que es fundamental, ya que no se puede prohibir la venta de alimentos chatarra, y que abundan en tiendas y almacenes, podría ser el hecho de que se obligue a los que tienen productos de este tipo en venta al público, a que muestren el contenido calórico, enfatizando el hecho de que son productos que pueden propiciar obesidad. De esa forma, se daría un gigantesco paso para evitar en parte el hecho de que la gente los compre ignorando el daño que realmente hacen.
La SEP da el paso y seguramente será instrucción que “bajará” a los estados y a las escuelas. Aquí también sería interesante saber que el sindicato de maestros –SNTE- hace algo porque los nuestros tengan mejores opciones.
El problema que se suscitará en las escuelas, y lo hemos comentado en varias ocasiones, es el hecho de que los productos que se venden en la hora del recreo son por lo general manufacturados por los mismos padres –madres, en este caso- de familia, y consisten básicamente en flautas, molletes, taquitos o tostadas, y en algunos casos, se llevan rebanadas de pizza. Nada nutritivo, pero fácil de elaborar y vender.
¿Quién elaborará productos sanos?
Hay que imaginar que difícilmente podrán los padres de familia preparar alimentos balanceados, ya que éstos requieren de mayor tiempo para su elaboración. En ese sentido, podríamos los padres que no llevamos nada a las cooperativas hacer un esfuerzo y dotar a nuestros pequeños de algo que les permita alimentarse adecuadamente.
Lujambio asegura que las secretarías de Salud y Educación harán un esfuerzo muy importante para hacer valer su autoridad. En ese sentido, sabemos que en cuanto a salud se refiere, o al menos en Tamaulipas, hay programas tendientes a evitar el crecimiento de la problemática de la obesidad.
El doctor Juan Guillermo Manzur Arzola tiene en su equipo de trabajo a personal capacitado para enfrentar programas como el de ”Chécate, toma el control”, así como los tendientes a descubrir en donde se encuentran los gorditos, para poderlos canalizar a instancias donde se les enseñe, en primera instancia, la manera adecuada de comer, pero sobre todo, que se pueda, insistimos, revertir el problema de los kilitos de más.
Estamos a tiempo aún. Cada día que pasa, el problema crece como los abdómenes de los muchachos, pero podemos hacer algo si no criticamos a los demás y nos ponemos a trabajar en forma conjunta.
Dice el titular de educación en el país que se requiere promover el aprendizaje de nuevas pautas de comportamiento de los niños, así como la activación física dentro y fuera de las escuelas.
Los maestros pueden propiciar el cumplimiento de aquel decreto que obliga a que haya educación física todos los días y, desde que fue aprobado, no se ha llevado a cabo gracias, en parte, a que los profesores de educación física no tienen el conocimiento, las ganas ni el entusiasmo para hacerlo.
Pero fuera de las escuelas, no sería posible que el profesor ande de casa en casa tratando de fomentar que los niños dejen un poco los juegos de consola y las redes sociales para que salgan a hacer ejercicio.
Hemos convertido poco a poco a nuestra juventud en un grupo de fanáticos de la computadora, el mensajero, las redes sociales y demás cosas que no son precisamente lo mejor para ellos.
La actividad física que realizamos hace años los niños, y que tenían su grado de peligro al salir a jugar a la calle, han quedado muy atrás. Hoy, casi nadie sale, argumentando pretextos tales como la inseguridad, el clima o el intenso sol, pero el caso es que no hay esa actividad fundamental para el desarrollo humano.
Ya es hora, sinceramente, que todos hagamos la parte que nos toca. Finalmente, los hijos son nuestra responsabilidad y lo más grave que puede suceder en esta problemática lo tendremos que enfrentar nosotros, los padres.
El secretario Lujambio se irá en tres años, algunos, durarán seis, pero el problema de salud para los hijos durará toda la vida.
Busquemos las alternativas para que comen mejor y más sano, para que hagan ejercicio y de esa forma podremos revertir un poco la grave problemática que se viene en ciernes, y que afecta a los nuestros.
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Entre Nos/Carlos Santamaría Ochoa *Cerrar el círculo
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