Las mujeres ocuparon un lugar preponderante en el desarrollo de las luchas independentista y revolucionaria, sin embargo, la historia ha rescatado el nombre de sólo unas cuantas de ellas. Por ello es de especial importancia rendir homenaje a su memoria, porque con así reconocemos la participación de todas las mujeres anónimas que contribuyeron al engrandecimiento de nuestra patria.
Con este mensaje la Mtra. Libertad García de Danwing, Presidenta del Consejo Consultivo de la Comisión Organizadora para la Conmemoración en Tamaulipas del Bicentenario del Inicio de la Independencia Nacional y el Centenario de la Revolución Mexicana, dio a conocer que se llevará a cabo una ceremonia para conmemorar el 181 aniversario del fallecimiento de Doña Josefa Ortiz de Domínguez.
El evento tendrá lugar el martes 2 de marzo a las 9:00 horas en la Plaza de los Héroes, ubicada en el 22 Hidalgo, y es organizado por el Gobierno del Estado de Tamaulipas a través de la Comisión para la Conmemoración de los Centenarios.
La Mtra. García de Danwing destacó que en este año, el del Bicentenario, es una prioridad para el Gobernador Eugenio Hernández Flores promover el conocimiento de nuestra historia, así como su análisis y reflexión, para trazar el camino que nos llevará a consolidar a Tamaulipas como un estado más próspero, justo y competitivo.
Invitó al público en general a acudir a esta actividad, en la cual participarán estudiantes de las escuelas primarias “Josefa Ortiz de Dominguez” y “Felipe Pescador” de esta Ciudad.
Doña Josefa Ortiz de Dominguez nació el 19 de abril de 1773 en la ciudad de México. Se casó en secreto con Miguel Domínguez, quien sería corregidor de Querétaro.
Su participación en la insurgencia fue definitiva. Como era la esposa del corregidor, era un seguro enlace entre los futuros insurgentes que tenían en la ciudad de Querétaro el centro de su conspiración y a quienes informaba de todo lo que convenía a la causa. Indujo a su esposo a participar en la conjura.
Cuando los conspiradores fueron denunciados el corregidor se vio obligado a iniciar una averiguación formal y ordenar el cateo de la casa donde se guardaba el material de guerra. Al marchar para realizar estas diligencias, encerró a su mujer, pero ésta logró enviar noticia de lo ocurrido a Miguel Hidalgo, Ignacio Allende y los Aldama.
Iniciado el movimiento insurgente, la corregidora fue denunciada por el capitán Arias, se le encerró en el convento de Santa Clara y después fue llevada a la ciudad de México, donde se le recluyó en el convento de Santa Teresa. Después se le trasladó al convento de Santa Catarina de Sena, donde permaneció durante tres años.
Ya consumada la Independencia e instalado el Imperio de Iturbide, rechazó el nombramiento de dama de honor de la emperatriz. Tampoco aceptó ninguna recompensa por sus servicios a la insurgencia.
Murió en la ciudad de México el 2 de marzo de 1829. Sus restos se depositaron en el convento de Santa Catalina de Sena y después se llevaron a Querétaro. El Congreso de ese Estado la declaró Benemérita. Una estatua suya se encuentra en la plaza que lleva su nombre en la ciudad de México.