No cabe duda, hay algunos protagonistas de la clase política tamaulipeca que no han entendido lo que es hacer política o subirse al carro del servicio a los demás: el objetivo de querer seguir viendo como un botín cada cargo sigue siendo lo más importante para algunos vividores que piensan que llegar a un puesto es hacerse millonario.
Cierto es, y no podemos dejar de ver las cosas como las visualiza la ciudadanía, que una gran mayoría para bien o para mal, piensa que alguna persona que llega a un puesto es, automáticamente, un ladrón, un ratero, un cochino y tramposo, y que ya se hizo millonario inclusive aún antes de tomar protesta.
Claro que hay gente sin escrúpulos, pero no podemos medir a todos de la misma forma: existen personas en el servicio público, federal, estatal y municipal que tienen honorabilidad probada, y pese al cargo, están ahí, mostrando su deseo de servir a los demás sin tener que disponer en forma ilegal de recurso alguno.
Y también existen los agoreros del desastre y de la tragedia, como los que se han encargado de joder a la entidad con el único objetivo de perjudicar a quienes gobiernan, pensando que tantos rumores que se han dejado escuchar y leer, principalmente en las redes sociales, perjudican hasta a su propia familia.
Tamaulipas es una tierra pujante y que tiene cosas buenas y malas como cualquier rincón del mundo. Una de las grandes ventajas, podríamos decir, es que la entidad del noreste mexicano tiene algo que otras no: tiene tamaulipecos comprometidos con su entidad y que se dedican a trabajar muy fuerte para lograr progresar ellos y los suyos, su entidad y su nación.
Vemos este tipo de personas en el ámbito agropecuario, industrial, ganadero, estudiantil, de servicios y demás, es decir, en todas partes hay gente valiosa.
Tendríamos que ser totalmente ciegos si no vemos el Tamaulipas del siglo veintiuno, y específicamente, de los últimos años, donde el gobierno se ha preocupado, en primera instancia, por invertir y dejar innumerables obras, y en segunda y no menos importante, en concertar con el gobierno federal de extracción opositora –panistas, pues- recursos para lograr atraer obra muy trascendente.
De esta forma, complejos como el de La Pesca o el Cielo, carreteras como las que nos llevan de Tampico a Nuevo Laredo o Matamoros a Tula siguen siendo parte fundamental para nuestro desarrollo.
No sería justo dejar de reconocer la importante gestión de Eugenio Hernández Flores para que contemos con muchas obras de trascendencia, así como el fomento en servicios básicos como son educación, salud y otros más.
En este sexenio nace el programa “Crece Sano” para que los niños no estén tan gorditos, y mire usted que el programa tiene ya años en Tamaulipas, cuando a nivel nacional acaba de explotar el “boom” del “niño gordo” y están inclusive tratando de hacer leyes para las cooperativas, cuando en la entidad llevamos ya tiempo en esto, al igual, por ejemplo, que “Chécate, toma el control”, cuyo objetivo ha reforzado de manera determinante el programa del adulto mayor que tiene la Secretaría de Salud a nivel nacional.
En el rubro de salud, hay que estar dementes para no reconocer que hemos avanzado. Cierto, no será quizá lo deseable o lo mejor, pero no podemos negar que se sigue caminando; la educación en la entidad también tiene su avance determinante y también es cierto que esperamos más de un gremio como el magisterial, ocupados más en la grilla que en la educación, pero hay muchas cosas que son dignas de mención, como el tener clases bilingües en las escuelas públicas.
Las obras de infraestructura están regadas por todo el territorio y son vistas por propios y extraños, por lo que no es válido que quieran ahora ensuciar la reputación de un estado que construimos a diario usted y yo, y que hacemos grandes esfuerzos por lograr su progreso y su reconocimiento nacional e internacional.
Dar publicidad a rumores, fotografías y videos que no son actuales y muchos no son de la localidad no ayuda en nada. Este tipo de acciones espantan la inversión de fuera y la local: muchas personas se han asustado y han emigrado, dejando huecos humanos, materiales y económicos en la entidad. Igual sucede como cuando el gobierno federal lanzó una alarma sobre Influenza AH1N1 más fuerte de lo normal. Las pérdidas han sido incalculables, y Tamaulipas sufrió mucho en ese sentido, porque dejamos de recibir ingresos importantes.
Sucede lo mismo con el sector turismo, donde, por un lado, los rumores y por otro una muy deficiente dirección han propiciado que haya pérdidas.
La verdad, la entidad no merece estas cosas.
Amemos a nuestra tierra, nuestra patria chica, y hagamos lo que nos corresponde por merecer tener un buen gobierno, una buena economía y todo lo mejor que puede darnos la vida, Tamaulipas lo merece, y nosotros debemos otorgárselo.
Merezcamos lo que tenemos, y esperemos que esos agoreros del mal, chismosos y rumorólogos sean puestos en su sitio, y que la gente sepa que somos una tierra de gente buena, pese a todo lo que pasa.
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Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!