– Decenas de afiliados al programa oportunidades hacen fila en esa universidad.
Gastón Monge/EnLíneaDIRECTA
Nuevo Laredo, Tamaulipas.- Isabela Medina Elías, es una joven madre de tres hijos y 28 años de edad, a los que tiene que mantener con el salario de apenas 700 pesos semanales que gana su esposo como jornalero eventual, pero gracias al programa Oportunidades que el gobierno federal tiene en marcha, su situación mejoró, porque adicionó al gasto familiar los dos mil pesos bimestrales que le dan para la educación de sus hijos.
Ella vive en la proletaria colonia Guerreros del Sol, y se enteró de este programa hace cinco años, cuando la crisis amenazaba su hogar.
“Mi esposo trabaja como ayudante de albañil, y Oportunidades me ayuda para la educación de mis hijos, y gracias a eso le compré a mi hijo que está en la secundaria, los materiales que necesitaba, y también los uniformes y zapatos, porque mi esposo no trabajaba”, mencionó.
Cuando no hay trabajo, dice Isabela que toma parte del dinero que le dan, para la compra de alimentos y así pasarla mientras su esposo consigue otra obra como albañil.
Se enteró de este programa gracias a unos vecinos de su colonia para que llevara algunos documentos de sus hijos y de esa manera inscribirse en este programa, pero antes personal del programa visito su domicilio para ver las condiciones en que vivían.
Al igual que ella, ayer hicieron fila unas 300 personas que esperaba recibir los beneficios de este programa, el que apoya bajo los rubros educativo, de salud y alimento, a las familias cuya condición de extrema pobreza, les impide tener una vida digna.
Los beneficiados se formaron desde las siete de la mañana en las instalaciones de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), en donde fueron atendidos tanto por personal del área de Desarrollo Social de la presidencia municipal, como por la Sedesol estatal.
El dinero se les entrega a los beneficiados mediante depósito bancario, y el dinero tendrán que retirarlo de una sucursal.
Aunque no todos estuvieron conformes con el trato y con la información que se les brindó. Esperanza Beltrán, de la colonia Colorines, manifestó su inconformidad, al quejarse que los funcionarios del programa no le explicaron de manera correcta la papelería que deberían entregar para tener derecho a los beneficios del programa.
Un empleado, al parecer de Sedesol, que revisaba los documentos en una mesa de gestión, no solo fue déspota en su trato con la gente, sino que se negó a bridar información a los medios de comunicación, bajo la consideración de no tener tiempo para entrevistas.