Sorpresa es el acto de sorprender, es la admiración, es la maravilla, la extrañeza, es lo que sale de lo cotidiano y bien puede ser provocada o inducida y uno puede estar como autor o testigo.
Las sorpresas hay en todos los sentidos y el chiste de ella es que siempre hay novedad.
En el caso de esta colaboración me refiero a una nota que, posiblemente no fue del todo difundida porque fue Reporte Índigo quien hizo una excelente investigación periodística, al grado que se soltó el debate, en septiembre pasado sobre el tema en la Cámara Baja.
La Residencia, pude haber titulado esta columna, porque el tema es sobre una finca de mas de 5 hectáreas de terreno, entre bosque, jardines y una construcción de aproximadamente 5363 mtrs., cuadrados.
Leyó bien, no hay error más de cinco mil metros cuadrados.
Oficialmente se conoce como “Residencia Soledad Orozco la Herradura” porque está ubicada en la calle Bosque de Antequera No. 60 del exclusivo fraccionamiento Bosques La Herradura, en el estado de México.
Entre quienes la conocen “popularmente” le llaman “Residencia Ávila Camacho” porque su dueño fue el Presidente mexicano, Manuel Ávila Camacho (1940-1946) y esposa Soledad Orozco y ella decidió donarla al gobierno de la república en 1989, para hospedaje de Jefes de Estado en visita oficial al país.
La donación incluyo mobiliario, cuadros, esculturas y más.
Reporte Índigo afirma que el único presidente que se hospedó ahí fue el Mandatario de Nicaragua, Comandante Daniel Ortega, en el año de 2007.
Dice el reporte del impreso 147 de la Revista, que desde la administración del Presidente Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000) pasando por las administraciones panistas de Vicente Fox Quezada (2000-2006) y en lo que va de Felipe Calderón, la residencia fuera de lo citado, ha servido, eso si, discrecionalmente para banquetes, reuniones y fiestas privadas, eventos para recaudar fondos, etc.
Es custodiada las 24 hrs. no por Guardias Presidenciales, sino por la Policía Federal, haya o no evento.
La publicación causó revuelo en la Cámara de diputados en septiembre de 2009 y hasta comisiones especiales quisieron formarse. Entre los más alborotadores e incluso el instigador, fue el amarillo de Gerardo Fernández Moroña, que nunca cesó de las acusaciones a la bancada panista que no pudo hacer otra cosa que escuchar.
“No ha venido más que un jefe de Estado, y es lugar de fiestas privadas, primero de los hijos de Ernesto Zedillo, después de Fox y su esposa, después del finado Mouriño y ahora de otros funcionarios de la presidencia, incluido Calderón”, afirmó el diputado amarillo.
Quienes han estado en la “Residencia Ávila Camacho se atreven a decir que existen invaluables obras de arte entre cuadros, esculturas, vitrales, muebles, etc., y en combinación con su belleza arquitectónica es comparable con el Palacio de Versalles.
Los corajes de los perredistas es que en épocas de austeridad –como las que México vive- con los impuestos a la orden del día, es injusto que se hable de tanto lujo, solo para unos cuantos y a espaldas de los ciudadanos.
Los consumos de energía eléctrica, por ejemplo, hablan de pagos de facturas de más de ochenta mil pesos al bimestre, comparables a lo que paga una mediana industria, lo que significa el uso indiscriminado del inmueble.
La investigación periodística de Reporte Índigo dice que los recibos más pequeños que el gobierno federal paga por esta residencia son en el orden de casi 15 mil pesos bimestrales.
Los responsables de la edición de la Revista, hasta este año del centenario y del bicentenario, no han recibido respuesta de nadie, incluyendo la misma Presidencia de la República.
La sorpresa, con lo que iniciamos es que los que antes gritaban, ahora también ya guardan silencio ¿Qué paso?
Hay mucho más de este tema, pero cabe la reflexión aquí de lo que suceda en este Tamaulipas nuestro. ¿Habrá residencias, ranchos, pistas, palenques, oficinas, etc., negadas a la generalidad de la población?
¿Sorpresas?
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