INTERIORES/Carlos López Arriaga *Luto, caos y esperanza

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* El PRI, tercer carro completo al hilo.
* Legado de Rodolfo, en buenas manos.

Cd. Victoria, Tam.- La historia dirá que como el Cid Campeador, RODOLFO TORRE supo ganar batallas después de muerto, triunfos que permitirán a su hermano EGIDIO asumir la principal magistratura de Tamaulipas.
Las banderas de RODOLFO quedan pues, en manos muy cercanas, no sólo por la relación tan estrecha que tuvo con su relevista, sino también por la función estratégica que desarrolló el propio EGIDIO como responsable principal de la propuesta política difundida durante la campaña y también como autor del plan de desarrollo que conoceremos en las próximas semanas.
Para el equipo de campaña que encabezan RICARDO GAMUNDI, LUPITA FLORES, SALOMON ROSAS y SUSANA HERNANDEZ, se trata del tercer carro completo consecutivo, si consideramos la elección intermedia local del 2007, la intermedia federal del 2009 y la gubernamental recién concluida.
El triunfo priísta tiene, sin embargo, un sabor agridulce. La victoria llegó, tal cual se esperaba, pero el luto continúa.
Seguiremos deambulando bajo el nubarrón del asombro, el dolor, la duda y las secuelas de ese shock emocional que dejó una marca indeleble en este final de campañas.
Semana escalofriante la que los tamaulipecos vivimos en la víspera electoral. Arrancó el lunes 28 con la ejecución del candidato puntero y cerró entre la anarquía provocada por el huracán “Alex”.
Esto es, con implacables cortes en el suministro de energía eléctrica, agua potable, telefonía doméstica y celular, afectando también a empresas radiodifusoras y televisivas, amén de una larga interrupción a los servicios de Internet en Nuevo León y Tamaulipas.
La caída temporal del sistema bancario inutilizó los cajeros automáticos, no pudiéndose tampoco realizar pagos con dinero plástico en los establecimientos comerciales.
Entre jueves, viernes y sábado, los habitantes de la región siniestrada nos movimos sorteando postes, árboles, cables de luz y anuncios caídos, basura, lodo y calles derruidas.
En las primeras horas del jueves resultaba difícil conseguir agua potable en garrafón, por la consabida sobredemanda que provocó la parálisis temporal de Comapa.
Así llegamos al domingo, día de votaciones, entre rostros todavía agobiados por la tristeza que, sin embargo, no impidió a la gente salir a votar.
Y aunque falte todavía de precisar el número y proporción total de votantes, reportes de toda la entidad hablaban de una asistencia numerosa. Con una oposición débil y de muy bajo perfil, el enemigo a vencer sería el abstencionismo.
Vienen ahora días de reflexión para todos los actores de la contienda. En el caso concreto del partido albiazul de nueva cuenta habrá que insistir en la urgente autocrítica.
Una década en el poder central de la República no le han significado a este partido la consolidación de sus estructuras regionales. Más bien ha retrocedido.
Dos días antes de celebrarse estos comicios, el dos de julio para ser exactos, se cumplieron diez años de aquella histórica victoria lograda por VICENTE FOX, cuando derrotaba a FRANCISCO LABASTIDA y hacía posible la llamada “era de la alternancia”.
En los años sucesivos, la esperanza del cambio se fue evaporando. El país empeoró en todos los órdenes (economía y seguridad nacional, los principales) y con ello empezó a crecer el voto de castigo sufrido por el PAN en comicios regionales y federales.
Cuestión de comparar las cuentas nacionales que le entregó ERNESTO ZEDILLO a VICENTE FOX (deuda, déficit, balanza comercial, paridad, inflación, etc.) con las cifras que hoy se observan bajo el mandato de FELIPE CALDERÓN y entenderemos mejor las dimensiones del naufragio panista.
Y si llevamos este comparativo a la estadística negra de la seguridad nacional, los índices de criminalidad registrados en la década del dichoso cambio no tienen precedente.
Puesto que la derrota suele ser huérfana, nada debe extrañarnos que el fracaso del maridaje PAN-PRD haga renacer las viejas rencillas que enfrentan a ambos partidos y que hoy están apenas guardadas bajo la alfombra.
Ni CESAR NAVA ni CHUCHO ORTEGA rinden buenas cuentas a sus respectivas bases militantes, si recordamos que los partidos que ellos encabezan (PAN y PRD) se disputaron palmo a palmo la elección presidencial pasada, con una diferencia final de pocas décimas.
Pero ocurrió que esta vez los dos partidos mayores del 2006 se sintieron pequeños frente al espejo y decidieron coaligarse de manera antinatural, pese a que sus ideologías se ubican en extremos opuestos.
Llega, pues, la hora de las recriminaciones mutuas. Si nunca fueron amigos, tan sólo aliados de ocasión, ahora menos.

-BUZON: [email protected]
-WEB: http://vivatamaulipas.blogspot.com

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