Hay mucha ayuda, lo sabemos y hemos visto en cada momento: los tamaulipecos estamos desbordados en los centros de acopio llevando víveres, ropa y muchas cosas que requiere la gente que ha quedado prácticamente sin nada luego del paso de las lluvias que azotaron el noreste mexicano. Falta más.
Hemos constatado la forma en que los centros del DIF Tamaulipas se multiplican en manos y apoyo, porque los victorenses están llevando mucho de lo que se necesita. También, hemos sido testigos de grupos sociales particulares que no buscan un afán protagónico sino únicamente ayudar a quien lo necesita.
Las ayudas están coordinándose en instancias oficiales, específicamente, a través del DIF estatal, donde se congrega la mayor parte de los donativos. También existen cuentas bancarias habilitadas para las personas que desean hacer llegar el apoyo en dinero, dado que en ocasiones nos sucede que no tenemos idea de qué comprar, qué faltará más, si toallas o papel, si jabón o latería.
Es cuando muchos optan por un donativo, rogando que esa ayuda llegue a la gente para la que ha sido destinado. También ha habido conciertos de algunos amigos y artistas, en aras de juntar algo más para ese grupo vulnerado.
Sigue la reconstrucción, que quizá es la parte más difícil.
En este sentido, vemos, por ejemplo, caminos y carreteras hechas pedazos, así como viviendas donde el agua no dejó nada bueno: electrodomésticos, camas, muebles, ropa y todo lo que había dentro ha quedado al olvido: hoy, esa gente tiene que comenzar de nueva cuenta a conformar su historia moderna, luego del devastador resultado de las aguas de un “Alex” que únicamente llegó para destruir, aunque cierto es, ha dejado humedad suficiente en presas y ríos para que el sector productivo pueda aprovechar oportunamente, y para conjurar la falta del vital líquido.
Las presas, a tope, como sucede en este tipo de eventos, también garantizan el abasto del vital líquido ya sea en aspectos de producción o manutención, el caso es que hay suficiente agua para todos, pero eso no quiere decir que haya que desperdiciar: debemos cuidarla como si fueran las últimas gotas de nuestra existencia.
No solamente es Hidalgo, Tamaulipas: hay otros municipios y sectores que han sido dañados y requieren de nuestro apoyo. No dejemos, por favor, que toda esta gente tenga los problemas que implica enfrentarse a la furia de la naturaleza. Hay que trabajar fuerte por ellos, los que han perdido prácticamente todo, pero tienen la ilusión de que, con la solidaridad de los tamaulipecos, se podrá salir adelante.
También nos hemos enterado que llegaron los primeros recursos del FONDEN –Fondo Nacional de Desastres- y aunado este dinero a los recursos que han destinado tanto el gobierno del estado como los municipales, seguramente se podrá paliar un poco la situación.
No dejemos que sucedan más cosas que no podamos enfrentar. Hay que dar una mano a los que la necesitan en este momento. Es la hora de unir esfuerzos y dejar a un lado protagonismos grupales o individuales: ellos nos necesitan mucho, y debemos responderles.
En la capital del estado, poco a poco se ve la transformación que es posible gracias al trabajo intenso de quienes laboran en el Ayuntamiento que encabeza Arturo Diez Gutiérrez, así como de las cuadrillas de Telmex, Comisión Federal de Electricidad y otras paraestatales que están haciendo el mejor de sus esfuerzos en aras de obtener buenos dividendos.
La tarea es de todos, no lo olvidemos.
Cierto es que en las calles aún se ve mucha basura: piedras y ramas predominan en los paisajes urbanos, sin embargo, para satisfacción de nosotros, cada día que pasa hay menos basura, lo que significa que se está avanzando, que no se ha dejado de trabajar, pese a que hay gente que todavía no recibe beneficio de esta ayuda.
Ellos están desesperados y es natural y comprensible, pero también hay que tratar de entender que es difícil estar en varias partes a la vez. Qué bueno que no se ha detenido el trabajo. Falta aún más.
La súplica para todos los que podemos hacerlo, los que no fuimos afectados como aquella gente, para los que tenemos un poco más de lo que necesitamos: hoy, nuestros hermanos nos necesitan, y es humano dar una mano cuando más se necesita.
No dejemos que la depresión por haber perdido todo se apodere de esa gente que no tiene más que su historia: hagamos que puedan sonreír sabiendo que hay otros iguales a ellos que están propiciando una ayuda solidaria.
No dejemos que nos gane ni la flojera, ni el egoísmo ni nada de esas cosas: hoy por ellos, mañana…. ¿mañana? Ya Dios dirá.
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Entre Nos/Carlos Santamaría Ochoa *Una mano a los demás
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