Entre Nos/Carlos Santamaría Ochoa *Auto-recetarse… o morir

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Dentro de unos días será obligatorio en las farmacias de la República Mexicana exijan receta médica para surtir antibióticos. La medida ha sido duramente criticada por un amplio sector de la población, aunque hay muchos también que están a favor de la medida.
Según datos presentados por el director de Paramatería, Francisco Abundis, en México seis de cada diez personas se suministra antibióticos son utilizar receta médica, además aseguró que la mitad de los pacientes no termina el tratamiento con estos medicamentos, según una encuesta realizada por la compañía a la que pertenece.
Vamos por partes. El caso de que la mitad de los pacientes no termine el tratamiento tiene mucho que ver con la situación económica que vivimos y la falta de confiabilidad que hay en los medicamentos genéricos que han proliferado como cucarachas, y que a decir de una gran parte de los mexicanos, no es igual que los llamados medicamentos de patente, es decir, los que se consideran confiables, aunque su coste es sumamente elevado.
El doctor Jorge Gil Cortina Flores, médico de nuestra ciudad comenta que cuando se recetan antibióticos por espacio de determinado número de días, por lo general es porque el médico establece como mínimo ese número de dosis que se requieren para acabar con la infección que están combatiendo, no porque les haya parecido a los profesionales de la medicina ese término.
¿Qué sucede? Que muchos de nosotros pensamos que cuando ya no nos duele ya estamos curados, y entonces, “olímpicamente” suspendemos el tratamiento y por lo general, los virus están ahí, y entonces se hacen más fuertes, razón por la que tenemos que entender que los días y dosis que indica el médico no son canjeables por nada: hay que cumplirlos al pie de la letra si queremos realmente curarnos.
En ese sentido, también tienen algo de culpa los laboratorios, porque sucede que nos dan medicamento para siete días y las cajas que compramos a precios realmente elevados tienen pastillas para seis, es decir, requerimos, para concluir exitosamente el tratamiento, de la compra de dos cajas, siendo que mucho de ese medicamento se quedará en casa, sin utilizar, y es un gasto importante que, en tiempos actuales no podemos llevar a cabo.
Si nos vamos por los genéricos, tendremos que pagar en la mayoría de las veces de otro medicamento para la gastritis, toda vez que los mismos no tienen capas de protección, y las sales en su estado natural y puro son una verdadera bomba para el organismo.
A muchos de nosotros nos sucede lo anterior: antibiótico y otra cosa para la gastritis, y en otros casos, simplemente no hacen el mismo efecto. Una prestigiada especialista nos ha comentado acerca de los genéricos y asegura que son “buenos”, “aunque la verdad es que surten efecto en un 65 o 70 por ciento en relación con los de patente”; lo anterior pone de manifiesto que muchos laboratorios están cometiendo fraude al ofrecer determinada cantidad de medicina y darnos menos o de muy mala calidad.
Entonces, estamos en manos de los mercenarios de la salud, es decir, quienes comercializan sales argumentando una cantidad… pero ofreciendo otra.
Por otra parte, para nadie es un secreto que la medicina privada es buena pero costosa, y una gran mayoría de mexicanos no puede pagar una consulta con el especialista y luego ir a la farmacia a surtir, de ahí la costumbre de escuchar a la abuela o los tíos y correr a comprar el antibiótico que requerimos.
Nada más peligroso que lo anterior, porque en este caso, no tenemos muchas veces idea de lo que necesitamos, pero sí de lo que vamos a comprar pensando que curará nuestros males.
Estos problemas son muy generalizados en personas con problemas respiratorios o de infecciones cutáneas: todos nos recetamos, somos casi médicos y recomendamos a los cuates qué tomar cuando tienen algún problema, por grave que sea.
Mucho dinero se gasta al año en antibióticos y gran parte de los que somos usuarios de los mismos acudimos sin la receta correspondiente a comprarlos, y que en las farmacias nos venden lo que necesitamos y que es comprensible su actitud, toda vez que venden poco, y cuando llega alguien a comprar, la gente piensa mucho para decir “no te puedo vender”.
Como podemos ver, son muchos los factores que intervienen en esta problemática, y no es prohibiendo la venta como se va a solucionar.
Estamos seguros que seguirán vendiéndose, porque los farmacéuticos tienen necesidades y, aunque sea de esta forma, pugnarán por el incremento en sus ventas.
El problema, desde nuestra óptica, no es en el hecho de vender sin receta sino en atender los requerimientos mínimos de los laboratorios, pugnar porque la práctica médica no tenga los costes tan elevados que tiene, y ver la manera de que se puede garantizar el derecho a la salud de todos los mexicanos sin la necesidad de prohibir tantas cosas. Estamos hartos de prohibiciones, y la verdad, los mexicanos sabemos atender nuestras necesidades sin estas prácticas ilógicas que afectan a la sociedad.
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Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!

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