No cabe la menor duda: el problema de la compañía Mexicana de Aviación ha dejado innumerables conflictos a la navegación aérea mexicana, en el sentido de que hay crisis, desempleo, fraudes y otros asuntos que no se han querido ventilar en público, pero que, como las alcantarillas, tienen un hedor impresionante.
La quiebra de la compañía tiene muchos matices, inclusive, la mayoría, no los tenemos claros y los va a ocultar la autoridad hasta que se pueda. El secretario de Comunicaciones y Transportes tiene muchas formas de llamarle, y nunca se le llamará claro, eso no tiene duda, porque es experto en el arte de mentir y enredar las cosas. La situación es difícil, porque así lo han querido.
Hoy, cientos de pilotos, sobrecargos y personal de tierra tendrán en primera instancia, que ajustarse el cinturón: la secretaria general del sindicato de sobrecargos informó que están dispuestos a bajarse el salario hasta en un 25 por ciento, es decir, una cuarta parte.
Es increíble que la autoridad no haya querido ver el enorme desfalco que ha ocurrido en torno a una de las dos líneas aéreas “insignia” de nuestro país: han llevado a cabo una serie de actividades que tienen un objetivo común: acabar con Mexicana de Aviación.
Pero insistimos en el hecho de que la declaratoria que han hecho y que tiene en vilo a cientos de familias no fue pensada adecuadamente.
Hay que imaginar a los sobrecargos (y las, también), a pilotos, mecánicos y demás personal de una compañía tan grande que tiene oficinas en varias partes del mundo, que de un plumazo, de “golpe y porrazo” les dicen: “bien, ya no tienes empleo”. Así de claro.
Las sobrecargos, insistimos, están dispuestas a rebajarse el sueldo en una cuarta parte, pero al parecer ni así se ha establecido una adecuada estrategia para salvar a la compañía. Ya un grupo se había centrado en la adquisición de esta empresa, sin embargo, suponemos que al ver la forma en que fue manejada y de todo lo que se debe, de plano decidió no seguir con esto.
Pareciera mentira, porque Mexicana tuvo un buen servicio al cliente, al mismo que han botado sin miramientos, y han dejado en terminales aéreas al garete, con problemas de liquidez. Vimos hace un día a estudiantes becados para Cuba que tienen prácticamente una amenaza de perder sus estudios gracias a la ineficiencia tanto de la línea aérea como de las autoridades “competentes” que debieron dar una solución; y como ellos, turistas y viajeros que fueron timados y ahora tienen que ver la manera de arreglar sus problemas cuando quien los ocasionó no hace nada por ellos.
Y pensamos en las innumerables ocasiones en que han venido líneas aéreas a ciudad Victoria y de repente nos abandonan, dejando a un lado los compromisos establecidos con bombo y platillo ante autoridades estatales, prometiendo “el oro y el moro”, y resulta que como las ratas de los barcos, abandonan cuando más se les necesita.
Eso lo hemos visto siempre los victorenses, salvo la excepción de la aerolínea Aeromar, cuyo compromiso se ha mantenido, en tiempos buenos y malos durante más de dos décadas.
En ese sentido, con una flota que cuesta dinero en su mantenimiento, esta compañía ha dado muestras de una buena administración y compromiso con el usuario. Las ocasiones que no ha volado han sido por cuestiones del clima o algún desperfecto –muy raro, dada la calidad de sus programas de mantenimiento-, pero nunca porque estén quebrados, enojados o algo por el estilo.
Los inversionistas de Aeromar supieron entender su compromiso, por eso el éxito en sus frecuencias que cada vez son más numerosas.
Sin embargo, los señores de Mexicana de Aviación nunca entendieron.
Hemos tenido experiencias con esta línea que hoy, “olímpicamente” ha dejado de prestar sus servicios, y no podemos quejarnos del servicio a bordo, pero el aspecto administrativo se nota que huele muy mal, y seguramente es consecuencia de esos administradores que no tienen a la honestidad como primicia en sus valores.
Triste, muy triste lo que acontece en la aviación mexicana, y seguramente los individuos que terminaron de hundir a esta tradicional e histórica aerolínea saldrán con sus millones malamente ganados, para gastarlos en otros rubros, esperando que el gobierno entre al quite con una fuerte inversión. Esperemos que no lo haga, aunque lamentamos que tantas personas queden sin la posibilidad de seguir trabajando, y duele más, porque todos son empleados especializados, no son obreros del montón, sino que están bien capacitados.
Mexicana nos ha dejado mal parados a los mexicanos, para variar. Busquemos esas alternativas de otras líneas. El ejemplo es más que claro: Aeromar y algunas más saben lo que es el servir al cliente, que, si bien es cierto que constituye un negocio para ellos, nunca dejan de lado el importante y prioritario factor humano.
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Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!