
– Escuelas…¿Campos de batalla?
Benny Cruz Zapata/EnLíneaDIRECTA
Victoria, Tamaulipas.- Para pesadilla de niños y jovencitos las escuelas corren en riesgo de convertirse en campos de batalla si no se reconoce y ataja el problema de violencia subterránea que suele quedarse en el interior de los centros escolares, apenas admitido como hechos aislados, “cosas de muchachos”, “bromas pesadas”…
“Pero la situación es mucho más grave, por ello la preocupación de difundir masivamente una cultura de paz y no violencia”
Señala el maestro Eduardo Delgado Gurrola, Coordinador de la Red de Escuelas Asociadas de Tamaulipas y del Programa de Cátedras UNESCO.
“La violencia escolar es una constante en las escuelas de Tamaulipas, es un mal persistente que llama a la atención inmediata a la suma de esfuerzos institucionales, de padres de familia, de sociedad civil, pues son los centros escolares los formadores de los seres humanos, que si bien es cierto, en primera instancia deben de recibir en sus hogares un cúmulo de valores, es en la escuela en donde deber de ser reafirmados”
Para el especialista, es urgente una toma de conciencia a nivel Estado de la magnitud del problema de violencia física y emocional que se vive en los centros escolares:
– Las escuelas de Tamaulipas no escapan a este problema global, la violencia que es padecida en diferentes grados por parte de los alumnos es planetaria y en este sentido es necesario un nuevo diálogo social, que lleve cuando menos al reconocimiento del problema, porque no existe ni siquiera una valoración oficial del mismo, los casos que salen a la opinión pública se ven como sucesos aislados que no son tomados como antecedente estadístico y salvo la Comisión Estatal de Derechos Humanos que de vez en cuando habla al respecto, a otro nivel el problema no existe, no es visualizado, no es reconocido, por lo tanto no se atiende.
En material manejado por la UNESCO en aras de fomentar una cultura de paz a nivel escolar se manifiesta la urgencia en este sentido, pues se considera que la violencia es una conducta aprendida y ante ello el consenso mundial acerca de la urgencia de prevenir conflictos y construir una paz verdadera, pues se puede observar que la escuela no ocupa el espacio estratégico que debería tener, ya que de lo contrario son muchos los riesgos que se corren; los cuales van desde la salud mental disminuida, abandono escolar, bajo rendimiento, dificultades escolares de diversos tipos, como indisciplina, violencia.
Amenazas, bofetadas, puñetazos, insultos, empujones, burlas… Son algunos de los elementos que incluyen el acoso en las aulas, basado en la ley del más fuerte y que en la mayoría de los casos ni tan siquiera llega a denunciarse ante alguna autoridad, o lo que es peor los maestros poco pueden o quieren hacer.
De hecho, según fuentes consultadas, hasta el 60% de las agresiones verbales y físicas que se producen entre estudiantes tienen lugar dentro del ámbito escolar, en donde problemas de este tipo, son tratados como asunto privado de las instituciones educativas y pocas veces llegan ante las autoridades judiciales.
Teniendo como escenario la Preparatoria Federalizada, apenas la semana pasada una discusión entre estudiantes, subió de tono, llegó a los golpes, los insultos no se hicieron esperar… ¿Dónde estaban los profesores?, se pregunto más de una madre de familia.
– Ellos estaban en lo de ellos, en cuanto terminan su clase lo que quieren es irse, alejarse de nosotros. –Diría una alumna.
En tanto un maestro asegura:
– Los jóvenes de secundaria y preparatoria son difíciles de controlar, se dan casos en que uno se siente impotente ante las acciones que estos llevan a cabo dentro de las aulas, entre ellos mismos, o contra nosotros, incluso es de conocimiento público que muchos casos de violencia contra jóvenes tienen lugar en los centros educativos» y el resto sucede «en la calle». Las agresiones se dan tanto entre compañeros de aula como entre alumnos de distintos cursos, normalmente «por tonterías».
El profesor de la referida institución, no duda en afirmar que la violencia en las aulas desde nivel primaria, secundaria y hasta preparatoria es una situación inquietante y persistente.
La violencia en las aulas tiende a cubrirse con el silencio y por lo tanto suele no ser noticia, es una historia tan común, tan frecuente, no obstante padres de familia se han visto orillados a recurrir a autoridades extraescolares buscando justicia, tal es el caso de la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
Se tiene un recuento de 73 denuncias que han presentado padres de familia en contra de maestros y autoridades escolares, 51 son de educación primaria, y 22 casos se han dado en secundarias. Los motivos de las quejas van desde violencia en contra de los alumnos como no entrega de documentos, calificaciones y cuotas escolares, según reportes de la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
Más allá de los maestros
De acuerdo a información consultada los malos tratos que tienen lugar entre la población escolar constituyen un problema importante para la sociedad.
El maltrato entre escolares ha existido siempre, y nada nos lleva a pensar que haya aumentado o disminuido en comparación con la situación existente en épocas anteriores.
Sin embargo, no porque siempre haya existido debe tolerarse hoy y es por ello por lo que las autoridades educativas, las asociaciones de padres de familia, las comunidades escolares, los directores de escuela y el personal docente, deben trabajar para erradicarlo.
Los malos tratos no forman parte de una infancia o adolescencia normal ni constituyen un proceso de “fortalecimiento” por el que deban pasar todos los niños y jóvenes. En cambio, sí pueden provocar graves daños físicos y afectivos al niño sometido a ellos.
El rostro del maltrato
Se considera que existe maltrato entre compañeros de escuela cuando, de forma repetida:
• Un niño más grande, más fuerte y con más poder que otro comete abusos contra éste; o
• Un grupo de niños somete a abusos a otro niño solo.
Los malos tratos pueden ser de diversos tipos:
• Verbales: insultos, humillaciones o amenazas.
• Físicos: golpes, zancadillas, pinchazos, patadas, o bien hurtos o estropeo de los objetos propiedad de la víctima.
• Sociales: exclusión, ninguneo, difusión de rumores y calumnias contra la víctima.
• Psicológicas: acecho, o gestos de asco, desprecio o agresividad dirigidos contra la víctima.
El maltrato entre escolares se diferencia de las burlas, tomaduras de pelo, juegos bruscos y peleas características del patio de colegio, en que en el caso del maltrato la
conducta es continua y el agresor, por lo general, es más grande, más fuerte y más poderoso que la víctima.
El poder del agresor puede deberse no sólo a la superioridad física, sino también a que los otros niños se pongan de su lado, muchas veces con el objeto de protegerse a sí mismos.
Es un hecho que el maltrato escolar se da de manera cotidiana en los planteles, aunque ante él, cierren los ojos los maestros, las autoridades y en ocasiones hasta los padres de familia.
Queda claro que la violencia detrás de los muros escolares es una realidad, y aunque la resistencia de su existencia por parte de las autoridades es evidente, los alumnos la ponen en evidencia.
-Los maestros nos creen tontos pero no, yo una vez leí que la indiferencia también es una forma de maltrato, de violencia, porque también nos deja huella y nos lástima que un profesor nos descalifique delante de los demás, que se burle de nosotros, que nos rechace, que incluso obstaculice en lugar de impulsar nuestro aprendizaje…(Tomás Sánchez Gutiérrez, alumno de tercer año de la Escuela Secundaria Federal No. 1, Ciudad Victoria)
Ante los hechos, la denuncia, porque de lo que no se habla no existe y lo que no existe no se atiende… ¿O no?.