No podemos negar la importancia que tiene el factor empleo en el país, y por consecuencia, en Tamaulipas. En estos días, el secretario de Trabajo Javier Lozano habló de los logros obtenidos a nivel nacional, y manejó una cifra que para muchos es poco creíble, sin embargo, en forma oficial se habla de la creación en el año de 2010 de poco más de 730 mil fuentes laborales, en beneficio, estadísticamente, de igual número de familias.
Dicen los que saben, o los que están habilitados para decirlo, que es la mejor cifra en 14 años, aunque la verdad sea dicha, este número lo ofrece la STPS en base a los registros del Instituto Mexicano del Seguro Social, lo más confiable en este tipo de datos, aunque no habla de cuántos de los que están registrados perdieron su fuente laboral.
El caso es que hay mucho empleo, y además se dice que en 2011 se espera crear unos 810 mil empleos, con lo que suponen que se puede revertir un poco la severa crisis que vivimos en nuestro país y que se ha incrementado en la última década, cuando llegó Vicente Fox a la administración federal como titular del Ejecutivo, y con el actual titular, Felipe Calderón.
El diario El Universal consigna que “de acuerdo con datos estadísticos, en los primeros cuatro años del gobierno de Ernesto Zedillo se crearon 1 millón 106 mil 529 empleos formales inscritos al IMSS. En el mismo lapso de tiempo en el gobierno de Vicente Fox se crearon 195 mil 135 empleos, en tanto que en lo que va del sexenio de Calderón se han creado 1 millón 058 mil 260 plazas”. Aquí se constata la difícil situación que vivió México con Fox, y la recuperación de plazas, lo que se ha incrementado año con año, con la esperanza para muchos jefes de familia de encontrar sustento adecuado.
El empleo, todos lo sabemos, es uno de los antídotos para combatir la inseguridad y la delincuencia, aunado a la educación y un buen programa estratégico por parte de las autoridades correspondientes.
Cuando la gente tiene educación, salud y empleo, difícilmente busca otras opciones de ingreso, legal o ilegal, y es cuando comienzan a cambiar las cosas.
En Tamaulipas ha impactado el número de empleos para bien y no tanto, dado que los últimos acontecimientos han orillado a algunos inversionistas a cerrar sus plantas, lo que indica desempleo, aunque el gobierno estatal propició la creación de muchos puestos de trabajo en distintos rubros, permanentes y temporales. Tamaulipas cerró 2010 con buenos números, y esto se confirma con datos del IMSS.
Es claro que el cierre de una planta maquiladora tiene un severo impacto, y recordemos que la entidad tiene una fuerza productiva y laboral en este renglón: si hay crisis en la industria de referencia, habrá crisis en el estado.
Muchos afirman que las maquiladoras pagan mal, sin embargo, no meditamos en el hecho de que son empleos que existen, son reales y permiten a las familias de Tamaulipas subsistir. Importante resulta, pues, el que se pueda fomentar el crecimiento en este renglón y en otros que pueden ser una buena alternativa.
Nosotros seguimos apostando por el sector turístico en el sentido de que si se puede promover una adecuada explotación del litoral de Tamaulipas, podría haber buenos hoteles, restaurantes y todo lo que implica el detonar un punto turístico adecuado.
El Golfo de México ofrece aguas como pocos sitios en el mundo, y se podría aprovechar con una buena política entre los gobiernos federal y estatal en este sentido. Suponemos que los funcionarios del área estarán considerando alternativas como las que presentamos como opinión, y algunas otras más que, con toda certeza, darán seguridad laboral a miles de personas que lo requieren.
Otro punto que es difícil de entender es el llamado “subempleo”, considerado éste como la contratación de mano de obra calificada en rangos inferiores, es decir, en otras palabras, tener empleos mal pagados, lo que es natural cuando se tienen estudios superiores y no impactan en el empleo.
Los empleadores tienen la costumbre de no reconocer estos logros académicos que pueden constituir la diferencia entre ser empresa del montón y una de calidad.
Millones en el país tenemos estudios y no somos empleados de acuerdo a ellos, y ese problema lo enfrentan jóvenes que salen con maestría y estudios de diplomado para ser contratados como agentes de ventas o algo similar. No corresponde a su esfuerzo, para ser claros.
La empresa no es fácil: habrá que valorar también a los no tan jóvenes –de 35 y más, hasta los 65 o 70- que requieren –o requerimos- de un empleo para mantener a nuestras familias.
No nos parece justo que se deje fuera a un importante sector de “treintones”, “cuarentones” y “cincuentones” por considerárseles viejos para un puesto laboral. Es lo más injusto de la llamada “justicia social” que debe haber en nuestro país.
Todos tenemos derecho a trabajar, a ganar bien, y a esa oportunidad que se ofrece a muy pocos. Fuentes laborales oficiales y de la iniciativa privada deben abrirse a otras posibilidades, es decir, para todos, sin distingos de sexo, clase social, cartas de recomendación, pero sobre todo, edad, que no importa cuántos se tengan, sino la manera en que se pueden aprovechar.
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Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!