El secretario de gobernación, Francisco Blake Mora, se asustó tanto por el recibimiento de antología que en Nuevo Laredo le ofrecieron los ciudadanos al gobernador de Tamaulipas, Egidio Torre Cantú, que decidió no venir a la entidad.
Además, los magros resultados que en materia de seguridad ha tenido, sobre todo en la frontera chica y más específicamente en ciudad Mier, lo obligaron a suspender la gira que tenía programada para este jueves, ya que temía ser abucheado por los ciudadanos que apenas están regresando a sus hogares en esa región.
Dicen que la suspensión de la visita fue por motivos de agenda, tal vez, pero lo real es que no quiere hacerle frente a la otra realidad, la de un estado que el gobierno federal ha dejado a merced de la delincuencia organizada y de la inseguridad.
Tan solo el recuento de ‘daños colaterales’, como los enmarca el gobierno federal, son incuantificables porque no hay datos ni cifras, solo las que ofrecen las dependencias gubernamentales, pero el peor daño colateral es el que los ciudadanos tenemos ante tanta incertidumbre e impunidad en cuanto a la persecución y el castigo del delito.
Y si bien pareciera que hay otros estados más violentos por lo que se menciona en los medios de comunicación, en Tamaulipas la violencia es invisible, sorda, intangible y nada cuantificable, porque la prensa está mutilada y herida de muerte desde hace varios meses.
En Nuevo Laredo la inseguridad no tiene rostro, está encapuchada y armada, nos envuelve a cada momento en un remolino de incertidumbre ante lo que pueda ocurrir mañana. Por eso es que era necesaria la visita del funcionario federal, para cuestionarlo sobre los presuntos avances que existen en materia de seguridad pública, pero a decir verdad, más que avances hay retrocesos, más que victorias son derrotas, más que optimismo, el pesimismo avanza con relación a las versiones oficiales.
Por eso es que el gobernador Egidio Torre, tiene en sus manos la magnífica oportunidad de rehacer lo que está deshecho en esa materia, y hacer que la confianza de los ciudadanos retorne a las instituciones tamaulipecas.
Aún no conocemos bien a Egidio, pero creo que hay que darle tiempo para que demuestre su capacidad y su interés por hacer de Tamaulipas y de cada uno de los 43 municipios, un lugar seguro para vivir y para invertir.
Pero si Blake Mora no viene a Tamaulipas y no irá a ciudad Mier, eso es lo de menos para Egidio, quien ya tiene lista su agenda para visitar ese municipio que fue mutilado por la violencia el año pasado.
El mandatario pensaba invitar a Blake para dar inicio al programa ‘Comunidades Seguras’, cuya finalidad será la de integrar a los ciudadanos de esos municipios, a programas de promoción del empleo, de la cultura y de la educación, para de esa manera resarcir los daños ocasionados por la delincuencia organizada y desorganizada.
Por eso es que Egidio tiene la valiosa oportunidad de demostrar que no solo es el gobernador de Tamaulipas, sino que también es humano y que tiene la voluntad de rehacer el camino que aún está maltrecho, y de ser ese gobernante popular que los tamaulipecos tanto deseamos.
Aunque debo decir que tal vez sea necesario un aparato de seguridad como el que mostró en su visita de esta semana a Nuevo Laredo, que pudiera ser más discreto y menos aparatoso, Pero hay que darle tiempo para que se ‘bañe’ de pueblo y ‘huela’ de manera directa las necesidades de sus gobernados.
Algunos dirán que Egidio no se parece en nada a su hermano Rodolfo. Y es cierto porque Egidio está aquí y es quien tendrá que hacer realidad algunos de los proyectos de su hermano, y uno de ellos ya lo cumplió, y fue el visitar en su primera gira fuera de la capital estatal, Nuevo Laredo. Eso habla bien de él como inicio de su gobierno.
Esperamos pues, que este gobernador nos visite de manera más frecuente, porque una visita implica no solo acuerdos y proyectos, sino realidades y obras, esas que tanto necesitamos en la ciudad.
Por eso es necesario que el gobierno que encabeza Benjamín Galván Gómez, también le dé rumbo a una ciudad de a medias, una urbe en donde las obras que existen o son disfuncionales o están hechas a medias.
Recuerdo la penúltima visita que Eugenio Hernández Flores hizo a esta ciudad para inaugurar algunas ‘obras’, las que en realidad fueron obras a medias porque ni estaban terminadas ni serían terminadas en la pasada administración.
La prolongación del bulevar Colosio fue inaugurada pero sin poder ser utilizada, ya que le faltaron tres kilómetros de pavimentación, el Centro de Rehabilitación Integral (CRI), no funciona porque no tiene personal.
El puente de la avenida Carlos Canseco es de lo más horrible, y así lo comenté en su momento, porque nunca había visto un puente vehicular con un semáforo en su parte superior.
Obras similares deben existir a lo largo y ancho de la entidad, pero corresponde a Egidio averiguar si lo que ocurre en Nuevo Laredo se extiende a otros municipios. Habrá que ver.
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Por cierto, creo que el gobernador debe poner en su lugar al revoltoso y agitador sujeto que dice ser maestro y que se está enfrentando al gobierno estatal porque dice que sus maestros tienen más capacidad que algunos de los funcionarios nombrados por Egidio, dentro de la secretaría de Educación.
Puede que sea cierto, pero le preguntaría a ese revoltoso que solo incita a los maestros más flojos a no acudir a las aulas, ¿qué reglamento o ley existe que obligue a un gobernador a insertar a maestros a su cuerpo de funcionarios públicos?
No le basta a Arnulfo Rodríguez con ser un cacique chapado a la antigua, sino que tiene el descaro de exigir que su huevones maestros además de ganar con dobles plazas en el magisterio sin trabajar, tener otra chamba en el municipio como aviadores.
En verdad que este sujeto vividor de las cuotas sindicales se le tiene que poner en su lugar, porque es una realidad que sindicatos ‘charros’ como el que representa Arnulfo, son un obstáculo para el progreso de cualquier ciudad, y por eso manifiesto mi repudio hacia sujetos como él, y para que este tipo de sindicatos desaparezca, porque son un lastre para los mexicanos.
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Algo que me indigna, me preocupa y me asombra por la falta de criterio y de investigación, pero más por la ausencia de la legalidad, es el caso del norteamericano de origen africano, Justus Lawrence Opol, quien hace días fue arrestado por las autoridades en ciudad Juárez, por haberles avisado que en el interior de su auto en el que cruzaría la frontera, habían aparecido 50 kilos de droga, sin que supiera cómo habían entrado a su vehículo.
La versión de la prensa de aquella ciudad indica que cuando subió al auto en compañía de una mujer, se encontró con la droga, y aunque la versión pareciera inverosímil, la presunta honradez de esa persona que parece que es maestro, hizo que avisara a las autoridades sobre el hallazgo, pero en vez de investigar, de inmediato fue sometido y trasladado al penal.
Independientemente de la veracidad o no de la versión de ese hombre, creo que debió ser arraigado de manera pacífica para que las autoridades realizaran una investigación, pero aquí se puso en vigor ese viejo dicho mexicano que dice que primero se detiene y luego se investiga, cuando debería ser lo contrario.
Tal vez este hombre se opuso realizar algunas cosas con delincuentes o policías, y éstos en venganza lo ‘cargaron’ con la droga, cosa que no es imposible en un país en donde la impunidad y la corrupción están metidas hasta la médula de nuestras autoridades policíacas. Sería bueno que se investigara más este caso. Pero en fin, esto ocurre en cualquier parte del país, por lo que una buena parte de los reos en los penales, pueden ser hombres entrampados y hasta cierto punto, inocentes de los delitos que se les imputan, mientras que a los verdaderos delincuentes gozan de cabal libertad (Remember la fuga del penal de Nuevo Laredo).
Hasta mañana
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