Dicen los estudiosos que una de las conclusiones aristotélicas es que el hombre es un “animal político”, entendiendo a la política como la actividad humana que tiende a gobernar o dirigir la acción del Estado en beneficio de la sociedad.
Como consecuencia de lo anterior, no podemos decir que la política o sus instituciones en sí sean malas o negativas, más bien son los hombres quienes llegan a tratar –y lo logran- de vivir de la política, aunque no siempre en forma muy honesta que digamos.
Lo anterior tiene su referencia en las publicaciones originadas de las “jugadas financieras” que Humberto Moreira Valdés, ahora ex gobernador de Coahuila, hizo a la banca privada con los engaños sobre las finanzas de su administración.
Los platos rotos se tienen que pagar, pero esta vez no son por el hombre responsable de la mala política financiera coahuilense, sino por los políticos que intentan hacer política, es decir gobernar a la ciudadanía del país, porque trascendió que la banca mexicana prepara reglas nuevas que endurecerán los préstamos.
Los que saben, o por lo menos dicen saber, afirman que Moreira frenó el apoyo de la educación a la nueva administración, ahora en manos de su hermano, que por cierto tendrá que limitar los recursos en este rubro porque el Gobierno de Coahuila deja pasivos millonarios en programas ligados a la enseñanza y el aprendizaje.
Pese a lo anterior y pasado el susto que recibió el ¿líder nacional? del tricolor, repuesto del susto hacendario que la SHCP inició antes del escándalo del Casino Royale, el bailador de Coahuila, ya volvió a los micrófonos mediáticos y su voz, aunque débil, otra vez se vuelve al tono burlón contra el PAN, cuando declara que el rival a vencer es el peje López.
Minimizar a los aspirantes a candidatos del PAN, como Josefina Vázquez Mota, Ernesto Cordero o Santiago Creel Miranda, no es cosa sencilla, pese a que en las encuestas señalan un posicionamiento azul en las preferencias electorales.
Lamentablemente para el partido en el Gobierno Federal, las cosas no andan del todo bien y quien dude de esta afirmación, solo baste con recordar que el expulsado del PAN, Manuel Espino, promociona su libro a nivel nacional donde no habla bien de muchos azules, principalmente de quien promovió su salida partidista.
Por otro lado, pareciera que la campaña emprendida en contra de Humberto Moreira por sus malos manejos financieros en contra de los coahuilenses, se reviró en hacia los PANISTAS cuando el asunto del Casino Royal aterrizó frente a Fernando Larrazabal y de pasada con el gobernador PRIÍSTA Rodrigo Medina.
A propósito del gobernador vecino Neolonés, dicen -las malas lenguas de las buenas gentes- que en su paseo acuático por el canal Santa Lucía Salinas de Gortari condicionó su apoyo a Rodrigo Medina a cambio de sacar del estado a su padre. Ahora su progenitor radica en Canadá.
Volviendo al PAN, las cosas en Tamaulipas –pese al apoyo recibido de la fuerza nacional- no andan del todo bien, sobre todo porque las revanchas por los malos momentos no se hacen esperar y se está fraguando no solo la salida partidista de los revoltosos, sino que se buscan la suspensión de derechos civiles y pérdidas de regidurías.
Las consecuencias de lo anterior, pese a todo, las pagaremos los electores porque lo que Aristóteles nunca advirtió a la “polis”, es decir a la gente, a los ciudadanos, fue de la facilidad con la que muchos hombres ensucian a la política y pues los golpes fuertes son abajo y por encima de la mesa.
Lo peor es tener un político o un grupo de ellos que hacen de todo, menos servir al electorado, a los que incluso “protestan servir”. ¿Las consecuencias? Los votos.
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Maremágnum/Mario Vargas Suárez *Las consecuencias
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