Cómo resolver el problema de la contaminación lumínica

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Para quienes viven en la ciudad la oscuridad de la noche es una incógnita. Divisar las estrellas es una tarea casi imposible en las grandes urbes debido a la contaminación lumínica.

Tan intensa es la luz que se genera en algunos centros poblados que hace falta alejarse muchos kilómetros para apreciar el verdadero resplandor del cielo nocturno.

Pero la luz artificial ha traído tantos beneficios que la extensión de su uso se ha vuelto inevitable, señala la Comisión Real de Contaminación Ambiental del Reino Unido.

“Estamos perdiendo una de las vistas naturales más universales e históricamente intactas”, advierte.

Quienes se oponen al uso exagerado de la iluminación artificial no hacen campaña para que se apaguen todas las luces por la noche, pero sí aquellas que no son estrictamente necesarias.

Las luces, dicen, distorsionan los patrones migratorios de las aves, los hábitos de alimentación de los animales nocturnos y de las poblaciones de insectos. Algunas investigaciones muestran también que interfiere con el ciclo del sueño de la gente, e incluso un estudio sugiere que existe un vínculo entre la contaminación lumínica y el cáncer de mama.

Controversias aparte, ¿es posible hallar una solución al problema?

Sistemas de iluminación inteligente

Imagínese que está en la cama y que no puede dormir porque por su ventana entra demasiada luz desde la calle. Usted envía un texto y a los pocos minutos se apaga. Controlar individualmente las luces de la calle podría ser posible en un futuro cercano gracias a los sistemas de luces inteligentes.

Estos utilizan tecnología inalámbrica para controlar las luces desde un sistema central. Esto significa que las luces se pueden ajustar en cualquier momento de acuerdo al clima, las circunstancias y las necesidades individuales.

“El potencial es enorme”, dice Jacob van der Pol, de la empresa holandesa NXP Semiconductors. “Si hay un partido de fútbol, se puede avisar para que las luces del área se enciendan cuando llegue la gente y se apaguen cuando se hayan ido”.

Hasta el momento estos sistemas se habían hecho sólo a pequeña escala, para casas o negocios, y eran costosos. Ahora, la tecnología que emplean es más barata y además tiene la ventaja de que puede instalarse en las lámparas que ya existen, sin necesidad de reemplazarlas por otras nuevas.

Un esquema como éste ya fue puesto en práctica en la ciudad de Dorentrup, en Alemania.

El problema de este sistema es que, según la comisión real, encender repentinamente una luz contra un fondo oscuro puede ser más perjudicial que una luz continua para la gente que tiene problemas para dormir y también puede ser aún más dañina para los mamíferos o aves nocturnas.

Un gran apagón

Los programas “Sin luces” han sido adoptados en distintas partes del mundo. La iniciativa solicita a las empresas reducir la iluminación o apagar totalmente las luces decorativas durante la temporada de migración de las aves. Las luces artificiales confunden su trayectoria y millones mueren al año al estrellarse contra ventanas de vidrio.

Más de 17 ciudades en Estados Unidos participan en este proyecto, incluidas Nueva York y Chicago, y también varias ciudades de Canadá.

Otras países realizan apagones anuales. Bélgica celebra la “Noche de la oscuridad” en ciertas partes de la ciudad cada año para generar conciencia sobre el problema de la contaminación lumínica.

Mientras que el Fondo Mundial para la Vida Silvestre realiza todos los años en el Reino Unido la “Hora de la tierra”, en la que se invita a apaga las luces durante 60 minutos. Sin embargo, el evento tiene más que ver con reducir el calentamiento global que con la contaminación lumínica.

Fuente:
bbc.co.uk

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