Obama y la ley SOPA: ¿fin del romance hollywoodense?

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La polémica por la SOPA está servida y, lejos de enfriarse, promete causarle al presidente estadounidense, Barack Obama, más de una indigestión.

El proyecto de ley Stop Online Piracy Act (SOPA, según siglas en inglés) -que busca detener la piratería digital de contenidos protegidos por derechos de autor en Estados Unidos- ha generado un revuelo sin precedentes: la manifestación más notoria fue el clic “apagón” de Internet, el pasado 18 de enero, en el que unas 10.000 páginas web, encabezadas por los gigantes Wikipedia y Google, restringieron sus servicios en protesta por una medida que consideran “amenaza la libertad y la innovación” y propicia la censura en la red.

Los clic efectos de la huelga se hicieron sentir en Washington, donde una treintena de legisladores –entre ellos, dos senadores que habían presentaron el borrador- clic retiraron su apoyo a la propuesta y el debate en el Congreso quedó postergado.

Pero los ecos de la “guerra digital” están lejos de acallarse. Es que, en la vereda de enfrente de las empresas del Silicon Valley, está parado otro gigante económico: la industria del cine, que ha impulsado la SOPA junto con el sector discográfico y denuncia pérdidas millonarias por el uso ilegítimo de material en la Web.

En Hollywood no recibieron de buen grado que Obama diera apoyo tácito a las empresas tecnológicas, tal como se desprende de un comunicado de la Casa Blanca.

“La piratería digital es un problema serio que daña la economía estadounidense (…) pero no vamos a apoyar legislación que limite la libertad de expresión, aumente los riesgos de ciberseguridad o atente contra la dinámica e innovadora internet”, señaló el documento, que reproduce algunos de los argumentos utilizados por las compañías tecnológicas para clic rechazar la SOPA.
Relaciones peligrosas

La respuesta desde los estudios del cine no se hizo esperar: varios ejecutivos dijeron sentirse simplemente “traicionados”.

“En nombre de 2,2 millones de estadounidenses cuyos trabajos dependen de las industrias del cine y la televisión, esperamos que la administración de Obama juegue un rol constructivo y trabaje con nosotros para lograr aprobar esta legislación. Si no lo hace, el resultado será que websites extranjeros sigan siendo un refugio para criminales que roban y se benefician a costa de Estados Unidos”, reclamó Michael O’Leary, vicepresidente ejecutivo de la Motion Picture Association of America (MPAA), que reúne a los grandes estudios. Y lo hizo por escrito, en un comunicado recibido por BBC Mundo tan pronto se conoció la postura de la Casa Blanca en la disputa.

Según los observadores, el enojo es mucho más que pura declamación: podría tener un efecto directo en el financiamiento de la campaña que lleva adelante Obama para lograr su reelección este año.

Hollywood ha sido un aliado histórico de los demócratas y un proveedor generoso de clic fondos proselitistas: en promedio, 70% de los aportes se destinan a los cuarteles demócratas, más del doble que a los del partido Republicano.

Obama ha contado con el clic publicitado apoyo de figuras como el director Steven Spielberg o los actores Tom Hanks, Jamie Foxx, Alec Baldwin y la hispana Eva Longoria. Como señal de la importancia que reviste el sector, el mandatario tiene a la ex embajadora Nicole Avant, hija de un empresario de la música y esposa de un directivo de Netflix, a cargo de la promoción de su reelección junto a las colinas de Los Ángeles.

Las estadísticas señalan que Silicon Valley y Hollywood han aportado en conjunto más de US$9,5 millones para la campaña de Obama 2012, según revela la organización Center for Responsive Politics.

Pero el cine lleva la delantera frente a la comunidad tecnológica. En la contienda actual, los aportes de empleados y ejecutivos cinematográficos superan en US$1 millón a los provenientes del mundo puntocom (US$5,3 versus US$4,3 millones). Y en 2008, casi US$14 millones llegaron de Hollywood, contra US$8,3 millones del sector informático.
“Ni un céntimo”

Tras la disputa por SOPA, los rumores en los pasillos de estudios y productoras están a la orden del día.

Barry Meyer, presidente de Warner Bros, se dijo “muy decepcionado” por la respuesta oficial ante el borrador de ley, mientras que el magnate Robert Murdoch criticó vía Twitter a Obama por alinearse con quienes dejan a los creadores intelectuales a merced de la “piratería, robo liso y llano”.

Según el influyente sitio Deadline –proveedor frecuente de información confidencial de los estudios-, al menos un ejecutivo de alto rango (que no fue identificado) anticipó que “no dará un céntimo más” al político. Otros declinaron participar en galas de recolección de fondos, algunas de las cuales se celebran en las mansiones de los mismos actores y empresarios.

Desde la MPAA, fue el presidente Chris Dodd -influyente lobbysta y ex senador- quien anticipó lo que vendrá: la falta de apoyo de Obama hacia la SOPA dio “directo en el corazón” de Hollywood y tendrá un impacto “terriblemente negativo”, según señaló.

Sin embargo, no todos han decidido darle la espalda al mandatario. Entre los incondicionales se cuenta el presidente ejecutivo de DreamWorks, Jeffrey Katzenberg, donante recurrente y uno de los más fuertes propulsores de su reelección.

Nuevos versus viejos

Ahora, ¿por qué Obama ha elegido mostrarse afín al mundo tecnológico, cuando lo que está en juego es su futuro político? Algunos señalan que el mandatario ha dado por descontado el apoyo de Hollywood, permitiéndose un acercamiento con su aliado más nuevo.

De hecho, la estrategia de conquista ha rendido sus frutos: el actual mandatario es quien más dinero ha recogido en Silicon Valley en 2008, tres veces más que cualquier candidato demócrata del pasado.

Y no sólo se trata de pedir plata: Obama ha hecho del valle californiano una parada frecuente en sus viajes y ha convocado a varios expertos forjados allí para asesorarlo en la Casa Blanca.

Los analistas coinciden, sin embargo, en que encontrar el balance en la disputa es un desafío urgente para el jefe de estado si quiere mantener adhesiones en ambos campos.

“El fondo de la cuestión es una batalla entre dos tipos de medios, los nuevos y los antiguos. Unos dependen del copyright para explotar los contenidos creativos, los otros buscan expandir el consumo de contenidos sin restricciones impuestas desde afuera”, señaló a BBC Mundo Xuan-Thao Nguyen, experta en propiedad intelectual de la Escuela de Leyes Dedman.

Son, en definitiva, dos modelos de negocios irreconciliables: uno basado en la protección estricta de los clic derechos autorales de cancionesclic y películas, el otro inspirado en el desarrollo de una internet sin barreras.

“La contradicción entre ambos es muy fuerte y ocurre en tiempos electorales, lo que significa que un proyecto de ley muy específico se volvió una herramienta de forcejeo político. Es un asunto complicado, que es precisamente la razón por la cual el debate ha quedado congelado”, señaló a BBC Mundo el politólogo Larry Sábato, de la Universidad de Virginia.

La próxima prueba de fuego la tendrá Obama a mediados de febrero, cuando viaje a Los Ángeles en gira de recaudación de fondos. Para abrirle el camino, unas semanas antes hará lo mismo su mujer, Michelle. Luego, la contabilidad dirá si la polémica SOPA ha dejado mella en sus aspiraciones de quedarse en la Casa Blanca cuatro años más.

Fuente:
bbc.co.uk

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