
En un callejón trasero del casco antiguo de Manchester, hoy rebosante de estudiantes y bares, unas 20 personas se congregaron para hacer algo inimaginable hace pocos años.
Están ahí para asistir a una sesión del club de ciencia MadLab (laboratorio loco), y esta tarde estará dedicada a la biología para aficionados.
Sin embargo, en esta ocasión no se trata de meros estudios de mariposas o la búsqueda de organismos en un estanque. Están practicando lo que se conoce en inglés como DIYBIO (biología que hace usted mismo), y forma parte de un movimiento que empezó en Estados Unidos y cuyo objetivo es jugar con genes, manipular la naturaleza.
La tarea de esta noche es ensamblar dos nuevas piezas de equipamiento: un aparato conocido como PCR, capaz de copiar pequeñas secuencias de ADN.
Hasta hace tan sólo instituciones científicas podían permitirse este tipo de equipo.
Sin embargo, esta máquinas ahora apenas cuestan unos cuantos cientos de dólares. La tecnología avanzada es cada vez más barata y por lo tanto mucho más accesible.
El científico aficionado
En el lugar se respira entusiasmo y los distintos componentes se ensamblan con premura.
El organizador, Asa Calow, cree en el valor de estos científicos aficionados.
Según explicó, las revoluciones industriales resultaron del vapor y las computadoras fueron impulsadas por individuos creativos como Bill Gates y Steve Jobs durante los 70 en California, quienes lo hicieron encerrados en garajes cambiando el mundo.
Su visión es que la próxima revolución será biológica y el “hágalo usted mismo” jugará un papel clave.
La próxima meta del grupo es comprar una sintetizadora de genes ¿Su precio en eBay? US$1587.
Con ella, los aficionados podrán crear nuevos genes y por lo tanto, en teoría, nuevos tipos de organismos.
Llegados a este mundo a algunos les sonarán las voces de alarma.
¿Qué pasa si los entusiastas llegan a cocinar un organismo sintético que demuestra ser inesperadamente dañino y éste se escapa digamos que deslizándose por las tuberías o debido a unas manos mal lavadas?
Riesgos
Cosas más raras pasaron de verdad. En 2007 un virus escapó de unos laboratorios en Surrey, en el sudeste de Reino Unido.
En aquella ocasión BBC reportó que el centro estaba trabajando en una vacuna contra el virus cuando éste se escapó.
Ya existe incluso un nombre para este fenómeno “bio-errores”. Según Asa, para evitar estas situaciones siguen una serie de normas “al pie de la letra” y así impedir que algo salga mal.
Un código de conducta para aficionados les guiará en todo momento.
Sin embargo, ¿qué pasa con consecuencias no intencionadas, no sólo parte de entusiastas sin también de docenas de laboratorios académicos o investigadores en corporaciones de Estados Unidos, China o Reino Unido?
Hace tres años la compañía aseguradora Lloyd’s identificó a la biología sintética como un “riesgo emergente”.
Según describieron en un reporte, es una “nueva y excitante tecnología” pero advirtió de peligros inadvertidos.
“Es posible que dos o más partes benignas de ADN interactúen de un modo más riesgoso que la suma de todas las partes”.
“En el laboratorio este riesgo es, discutiblemente contenible, así como en un proceso industrial controlado, pero una vez en el medio ambiente los riesgos son mayores”.
Fuente:
bbc.co.uk