Amanecer con lluvia es exquisito, más, cuando hemos sido objeto de padecer una muy intensa ola de calor que nos ha abrumado a grado de tener que estar encerrados en sitios donde el aire acondicionado haga estragos en los presupuestos familiares y comerciales.
La onda de calor ha sido tal que las consecuencias se han dejado sentir en todos los ambientes, incluyendo el de la salud, prioritario para todos.
Sin embargo, este día que amanece con lluvia todos lo disfrutamos cuando estamos en casa, porque ya saliendo, se comienzan a complicar las cosas, dado que el tráfico se hace más lento, se entorpece porque la gente piensa que la lluvia es para manejar peor, y otros problemas, como nuestras calles que se llenan inmediatamente de agua, provocando inundaciones parciales, pero que finalmente son demasiado molestas para el transeúnte, el automovilista y para todos en general.
No vemos los baches y caemos en varios de ellos, provocando fallas en la estructura de nuestros vehículos, pero la gente que camina sufre la inconsciencia de automovilistas que pasan a velocidades un tanto elevadas y los bañan con el agua de las calles. Nada más ingrato que lo anterior.
Posteriormente, vemos que quienes tienen que cruzar una calle batallan mucho por el tráfico y la cantidad de agua que es tal que impide lo hagamos sin mojar los zapatos que, a veces, son los únicos buenos que tenemos.
Entonces, surgen los comentarios de siempre en Victoria: urge un sistema pluvial que nos permita no padecer estas inundaciones que, si bien es cierto que duran poco, afectan mucho a la comunidad.
Es entonces donde, suponemos, habrá que trabajar de la mano autoridades municipal y estatal, porque se requiere ir pensando en un proyecto que alivie esta problemática de una vez por todas y para siempre.
No podemos estar supeditados a que llueva, se inunde y al rato se baje el agua, porque en ese “inter2 podemos padecer serios problemas y pérdida de nuestro patrimonio familiar en un dos por tres.
Y entendiendo que la autoridad actual concluye en unas semanas, suponemos que los asesores del próximo alcalde victorense estarán pensando en una propuesta al gobierno del estado para conformar un programa que nos permita aliviar este problema que se cierne en muchos de nosotros cada vez que llega esa bendita lluvia.
Son muchos los beneficios de la lluvia, pero los encharcamientos son manifiestos y afectan a todos. Es el momento de pensar en qué queremos para Victoria dentro de unas décadas, y pensar en una obra que solvente el problema por años, y que no tengamos, año con año, que hacer ajustes y gastos, que, finalmente, para algunos deshonestos, es el negocio redondo.
Cierto es que hay sitios en la misma ciudad que realmente tienen problemas serios al respecto y otros que simplemente no pasan de encharcamientos leves que en poco tiempo se esfuman.
El problema es general, porque nos afecta a todos, y en mayor o menor escala, como se quiera ver, el encharcamiento es problema y hay que solucionarlo.
También entendemos que no es nada fácil disponer de varios miles de pesos para hacer una obra de esta naturaleza, pero entendemos que una parte está prácticamente lista, y lo que falta quizá es la voluntad política para arrancar los proyectos correspondientes.
Es importante pensar en estos problemas que se presentan año con año, y en una solución que pueda conjurar el mismo, tal y como se ha hecho en el pasado con otras obras hidráulicas que ayudan a que Victoria no sea la Venecia tamaulipeca.
Ya estaremos pendientes del concurso para tales obras, o la forma en que se lleven a cabo, porque se necesitan con urgencia. Son prioridad en las acciones de gobierno, o así lo vemos nosotros.
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