Investigadores del Cima y de la Clínica Universidad de Navarra han identificado varias proteínas alteradas en modelos animales con enfermedad de Parkinson temprana, incluso, antes de que haya degeneración neuronal y presenten síntomas.
El estudio abre la puerta al desarrollo de biomarcadores que ayuden a detectar, lo antes posible, a los enfermos con esta patología neurodegenerativa y a desarrollar tratamientos para esta primera fase.
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La enfermedad de Parkinson se diagnostica cuando ya hay una pérdida de hasta un 50% o 60% de neuronas dopaminérgicas, lo que causa la enfermedad.
En este contexto, los investigadores del Cima desarrollaron un modelo animal de enfermedad de Parkinson para detectar la evolución neuronal desde los estados iniciales.
“Comprobamos que, a las cuatro semanas de inducir la enfermedad, las ratas mostraban un 30% de pérdida dopaminérgica, si bien no habían desarrollado ningún síntoma. En esa fase presintomática, es cuando la neurona dopaminérgica está muriendo de forma masiva sin que lo sepamos y es en la que nos interesa poder actuar”, explica la María Cruz Rodríguez-Oroz, directora del Programa de Neurociencias del Cima y del Departamento de Neurología de la Clínica Universidad de Navarra y directora del trabajo.
Se sabe que la sinapsis, la zona cerebral encargada de la comunicación entre neuronas, es la que más energía consume.
“Es lo primero que falla en un el daño neuronal, por lo que nos centramos en estudiar los mecanismos que subyacen en esos cambios sinápticos. Mediante técnicas complejas de imagen y de fisiología confirmamos que se producen unos cambios funcionales tempranos, otros más tardíos y, finalmente, cambios estructurales que coinciden con el proceso de muerte neuronal. Todo ello antes de las manifestaciones motoras de la enfermedad”, confirma Rodríguez-Oroz.
Los resultados de esta investigación se han publicado en Brain, revista en el campo de la neurología.
Identificación de nuevas proteínas
El estudio se centró en el análisis de las proteínas que se alteran en los fallos funcionales que anteceden a la muerte neuronal.
“Hemos identificado diversas proteínas relacionadas con vías metabólicas, que ya sabemos que están alteradas en pacientes, o con mecanismos que podrían favorecer la salud de la neurona. Para ello, logramos aislar el sinaptosoma, la parte de la neurona que contiene la zona pre y postsináptica, encargada específicamente de la comunicación neuronal”, explica la investigadora del Cima.
El siguiente paso es considerar estas proteínas como “dianas terapéuticas” hacia las que dirigir nuevos tratamientos.
“Las modificaremos a través de terapias avanzadas, como terapia génica o moléculas pequeñas, que actúen sobre ellas. El objetivo es restaurar la función de la sinapsis y evitar los cambios tardíos tanto funcionales como estructurales que vemos en la sinapsis”.
Rodríguez-Oroz explica que “para avanzar en el abordaje de la enfermedad de Parkinson necesitamos biomarcadores que sean capaces de determinar qué personas van a tener la enfermedad.
Fuente: tecreview.tec.mx