Rezos y geopolítica

La Santa Sede es uno de los doce estados, y el único de Europa, que reconoce formalmente a Taiwán, como un país independiente de China. En Taiwán hay siete diócesis y se estima que hay 300 mil católicos.

Para el Vaticano, Taiwán representa un lugar estratégico para que la Iglesia Católica crezca en Asia, dada la afluencia de migrantes de Vietnam, Filipinas y otros países.

La extensión del acuerdo entre China y el Vaticano podría eventualmente influir en que la Santa Sede modifique su visión sobre el reconocimiento de Taiwán como estado independiente. Cualquier movimiento hacia tener mayores relaciones formales con China tendría profundas repercusiones geopolíticas, no solo para la Iglesia en Asia, sino también para la posición de la Santa Sede con otros países como Estados Unidos.

El nuevo Papa tendrá que redefinir si continúa con la expansión de la Iglesia en Asia a través de un  mayor acercamiento con China o vuelve a recuperar su visión eurocentrista.

En la opinión de Óscar Garrido, analista del Instituto Español de Estudios Estratégicos, el Papa Francisco ha sido piedra de escándalo en cada una de las   acciones llevadas por él en materia de política exterior.

“Los acuerdos con Beijing han sido criticados por algunos católicos chinos; la buena sintonía con el régimen cubano o los esfuerzos por no romper puentes con Venezuela y Nicaragua han sido contestados por grupos de la oposición; tanto Rusia, como Ucrania, se han ofendido cuando han interpretado que las palabras del Papa favorecían al otro, y el acercamiento al Islam, la defensa de la lucha contra el cambio climático o el diálogo con la Agenda 2030 han sido objeto de incomprensión por grupos cerrados al diálogo”, indica este doctor en Paz.

Garrido remarca que si bien el acercamiento del Papa Francisco al principal líder suní y a un destacado líder chií puede considerarse en el presente como un hito en la historia de las relaciones entre el cristianismo y el islam, todavía es pronto para saber si el acuerdo provisional con Beijing conseguirá la comunión efectiva entre los católicos chinos y la consolidación de un marco en el que puedan practicar su fe con libertad.

A COLACIÓN

Aquí en el Vaticano hay una efervescencia por el próximo cónclave para elegir al sucesor del Papa Francisco y fluye alrededor de qué corriente terminará reimponiéndose para dirigir los destinos de la Iglesia Católica pero también asumir la jefatura del Estado Vaticano. ¿Será otro progresista o llegará un moderado  o quizá un conservador?

La convocatoria del  cónclave para elegir al nuevo Papa, del  7 de mayo, estará sin duda rodeada por esa mística, para bien y para mal. Tras la muerte del Papa Francisco, el Vaticano ha entrado en un período de sede vacante, con

el Colegio Cardenalicio listo para reunirse y elegir al próximo Sumo Pontífice. Entre los principales contendientes, nombrados por los miembros de la prensa que cubren la Iglesia en Roma, se encuentra el cardenal Luis Antonio Tagle, una figura prominente en el clero filipino y reconocido como una de las voces más influyentes de la Iglesia.

No obstante, los que criticaban al Sumo Pontífice, ya han etiquetado a Tagle como el “Francisco asiático” por sus similitudes pastorales y ese estilo bonachón y cercano con la gente.

Actualmente, Tagle se desempeña como proprefecto del Dicasterio para la Evangelización, un cargo clave en la Curia Romana para la que fue nombrado en 2022; y, cuenta con una amplia experiencia administrativa y pastoral: anteriormente dirigió la Arquidiócesis de Manila. También se desempeñó como presidente de Caritas Internationalis, la red mundial oficial de organizaciones caritativas católicas, de 2015 a 2022.

Con la fecha ya anunciada, al cónclave del 7 de mayo, están convocados un total de 135 cardenales con una edad promedio de 70 años que podrán participar tanto para ser elegidos, como para votar.

La mayoría de los medios de comunicación italianos  como Corriere Della Sera, La Stampa   y la Reppublica dan por hecho que Pietro Parolin de  75 años de edad y nacido en la Vicenza, será el nuevo Pontífice.

Parolin tiene un espíritu mucho más moderado, explican   desde Corriere Della Sera; posee una gran experiencia diplomática y administrativa,  funge como secretario de Estado del Vaticano y,  tras la muerte del Papa, es además el Camarlengo y actual cabeza temporal de la Iglesia Católica y de la jefatura del Estado Vaticano.

En México, se le recuerda porque trabajó en la Nunciatura de México y  ayudó a restablecer las relaciones diplomáticas con la Santa Sede, el 21 de septiembre de  1992.

Parolin cuenta además con el respaldo de los diplomáticos seculares. No solo hay que elegir al representante de San Pedro para dirigir los destinos de la Iglesia también será el encargado de llevar la jefatura del Estado Vaticano. Se trata de una especie de primer ministro con  una influencia geopolítica.

Igualmente es señalado por desempeñar un  papel crucial en el restablecimiento del contacto directo entre la Santa Sede y Beijing, en 2005, un logro muy elogiado por el propio Papa Francisco. Parolin es experto en asuntos relacionados con Oriente Medio y la situación geopolítica del continente asiático. Me parece que veremos un forcejo entre la corriente asiática a favor de Tagle y la eurocéntrica que apoya a Parolin para ver cuál de las dos coloca al nuevo Papa.

 

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