Jamenei en la mira

Este es ya el enésimo conflicto en Medio Oriente que podría  desembocar en que Irán termine convertido en otro Irak, Libia o Siria con el avispero regional esparcido con facciones luchando unas contra de otras por hacerse del control. Para Israel, la caída del régimen iraní es una premisa fundamental.

El pasado 19 de junio, el presidente chino, Xi Jinping, llamó a Putin y  le manifestó su creciente inquietud por el rumbo que pueden tomar los acontecimientos en Medio Oriente si cae el régimen iraní.

En enero de este año,  Putin y su homólogo iraní, Masoud Pezeshkian, firmaron un amplio pacto de cooperación para aliarse contra las sanciones occidentales.  Ambos venían de celebrar que el año pasado Irán se unió al grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) llamado a ser el gran bloque emergente del comercio global en este siglo.

Lo que Irán y Rusia signaron es el Tratado de Asociación Estratégica Integral que cubre todas las áreas: desde el comercio y la cooperación militar hasta la ciencia,  educación y la cultura. Para Rusia, implica además un compromiso, para enviar gas natural hacia Irán vía Azerbaiyán  y construir corredores de transporte a los puertos iraníes en el Golfo.

La firma del tratado con Irán acontece luego de que Rusia sellase una alianza con Corea del Norte el año pasado.  A diferencia del tratado con Pyongyang, el pacto con Teherán no contempla la asistencia mutua en caso de agresión. Pero sí obliga a cada país a no ofrecer ninguna ayuda militar o de cualquier otro tipo a un agresor que ataque a alguno de los socios.

Moscú y Teherán, que se han enfrentado a sanciones occidentales masivas, acordaron coordinar su respuesta a tales restricciones y facilitar los pagos en sus respectivas monedas nacionales. El pacto también prevé el intercambio de información de inteligencia y la cooperación en cuestiones de seguridad.

A COLACIÓN

¿Defenderá Putin a Irán? La agencia rusa Tass difundió que Putin habría enviado un mensaje  a Washington pidiendo que se mantuviese al margen y, que de hecho, se habría ofrecido para mediar entre Israel e Irán.  También indicó que el Kremlin solo estaría dispuesto a enviar ayuda humanitaria a Irán.

La invasión de las tropas rusas en Ucrania ya le ha costado más de un millón de bajas militares a Rusia y  en varias ocasiones el Kremlin  ha tenido que  recurrir a reservistas de Corea del Norte, Yemen y de otros países; su ejército ha demostrado una limitada capacidad de acción nada que ver con las operaciones ejecutadas por las fuerzas militares israelíes.

Es más, Rusia ha venido adquiriendo  a Irán los llamados drones kamikaze Shahed utilizados para atacar las posiciones del ejército ucranio y también compra artillería y misiles a Corea del Norte.

Son muchos los lazos y los intereses que Rusia e Irán comparten a nivel mundial y regional. Ambos países sostuvieron durante largos años al régimen de Bashar al Assad en Siria.

La huida de Al Assad a finales de diciembre, a unos días de que Trump tomase posesión nuevamente como presidente, fue muy significativo porque se interpretó como una señal de los nuevos tiempos por venir en Medio Oriente.

Y, en esos nuevos tiempos, la caída del régimen de Alí Jamenei, líder supremo de Irán, está desde luego en la agenda de Netanyahu y de Trump. El primer ministro de Israel ha dicho reiteradamente que Jamenei y su régimen de terror son una amenaza existencial para Israel y que es necesario cortarle la cabeza a la serpiente para que en la región haya paz.

Si en realidad están dispuestos a llegar hasta el final muy seguramente tendrán sobre de la mesa la posibilidad de que en Irán brote una guerra civil y que actores como el Estado Islámico adquieran una presencia considerable en la región; y, eso desde luego, aleja a la región de toda paz futura.

 

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