Soy de la opinión que las autoridades educativas del país por iniciativa propia o quizá por presiones extranjeras, modifican o imponen ciertos criterios que puedan rezagar avances, por ejemplo, de estudiantes mexicanos. En este sentido quizá no deban ‘saber mucho’ y hay que limitar el aprendizaje de alguna forma.
La Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de la Educación Superior en México (ANUIES), por ejemplo ‘recomendó’ hace algunos años, disminuir entre uno y hasta tres semestres de estudio a las instituciones miembro.
Ahora tenemos universitarios que van a clases de lunes a jueves o viernes pero apenas unas tres o cuatro horas. Incluso se da el caso que van mañana y tarde con el consecuente desequilibrio financiero que muchas veces provoca la deserción y ausentismo escolar.
¿Recuerda usted cuando la licenciatura en derecho tenía una duración de cinco años y los cursos eran anuales? La modificación en esta licenciatura es que ya no son materias anuales, ni semestrales. Ahora son períodos y son 9.
En cuestión de asistencia, muchas instituciones son exigentes con las clases presenciales y en reglamento de evaluación -regularmente- señala el porcentaje de faltas que el estudiante tiene derecho para lograr una calificación ordinaria, extraordinaria o para repetir el curso.
En este tenor me confieso ignorante sobre el origen de la nueva noticia del gobierno federal, a través de la Secretaría de Educación Pública (SEP) que ordena que a partir del ciclo escolar 2025-2026, en la educación básica (Preescolar, Primaria y Secundaria) la asistencia a clases no será criterio o requisito para aprobar el curso o grado.
Un alto porcentaje de profesores indican que la asistencia a la escuela es importante, porque es en la formación de la conducta de niñas, niños y adolescentes, aunque admiten deberán someterse a las órdenes de la SEP, como cuando prohibieron la reprobación escolar.
La norma anterior -incluyendo el primer piso de la CUATROTE- señalaba que los estudiantes de la educación básica debían cumplir al menos el 80% de asistencia al ciclo escolar, de Acuerdo con las Normas Generales de Acreditación de 2017. En esta norma se observó que, en primaria y secundaria, el profesor debía combinarlas calificaciones y otros criterios de evaluación, entre ellos: el respeto a superiores y compañeros, puntualidad y asistencia.
El gobierno de la presidente Claudia Sheinbaum sorprendió al magisterio con los cambios en la normativa, por lo que la SEP de Mario Delgado Carrillo ya no considerará la asistencia como criterio obligatorio para acreditar el ciclo escolar, ahorasolo será un referente para docentes, padres y estudiantes, pero no como un requisito para aprobar.
Sin embargo, Delgado Carrillo subraya la idea de que la asistencia con regularidad del estudiante es clave, porque cada ausencia representa una pérdida de aprendizaje y convivencia escolar que difícilmente se recupera en casa, “Más allá de los números, cada día en la escuela cuenta. La asistencia constante ayuda a que los estudiantes.”
PROTESTA EN CDMX
En un cambio radical de tema: la alcaldesa de Cuauhtémoc, Alessandra Rojo de la Vega,expresó “Esto ya empezó a moverse”, refiriéndose ala convocatoria abiertaa la ciudadanía con o sin filiación partidista, para sumarse a la marcha del próximo domingo 31 de agosto en la Ciudad de México, que empezará las 11:00 horas en la Diana Cazadora y culminará en el Foro Lindbergh del Parque México a las 13:00 horas.
Este será “el primer gran encuentro de la resistencia democrática”, reporta Rojo de la Vega en sus redes sociales, explicando que miles de mexicanos insisten en participar, preguntando qué hacer. “Este un esfuerzo ciudadano y plural, completamente alejado de cualquier partidopolítico o interés personal.”Declaró la alcaldesa.
En la cuenta de ‘Minuto Crítico MX’ en Tiktok, se denunció: “No hay medias tintas. Si el oficialismo avanza sin freno, no será por fuerza, sino por omisión. Nos vemos el 31 de agosto, no porque nos invitaron, sino porque es nuestro turno.”
Algunos sectores aplauden el llamado, otros han respondido con escepticismo. Mientras la presidenta Claudia Sheinbaum minimizó el impacto de la convocatoria.