Los BRICS en la mira de Trump

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En julio pasado, el Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó su informe trimestral de las  perspectivas de la economía mundial y reajustó a la baja el PIB mundial para este año, de 3.2% a 3 por ciento.

Estos cambios no tomaban en cuenta el golpe de efecto de los aranceles recíprocos que Trump anunció por carta a 180 países orillando a una negociación a la mayoría de ellos para aceptar las condiciones de la Casa Blanca.

A la UE, le dejó un arancel de 15% generalizado pero un 50% para el acero, el cobre y el aluminio, la consecuencia ha sido desacelerar a las economías que son el motor de Europa: Alemania, Italia y Francia que antes de estos aranceles recíprocos tenían la perspectiva  del FMI de crecer este año 0.1%; 0.5% y 0.6%, respectivamente. Ahora está en duda y el organismo internacional en otoño dará a conocer sus perspectivas ajustadas.

Misma situación  con los BRICS formados por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Hay mucha saña del  presidente Trump contra la mayoría de sus miembros a excepción de Rusia a la que no ha retirado las sanciones impuestas por el anterior mandatario, el demócrata Joe Biden, como represalia por la invasión perpetrada contra Ucrania. Trump no le ha impuesto nuevas sanciones.

Con China, el presidente Trump mantiene un pulso frenético mientras los equipos de Washington y de Beijing siguen negociando a fin de evitar más aranceles punitivos. Sin embargo, la economía china está desacelerándose, su PIB estimado de 5% se ha reajustado a 4.8%  en 2025.

No obstante,  podría seguir perdiendo fuelle porque no cesan las amenazas arancelarias desde la Casa Blanca: “Trump amaga con aranceles de hasta el 200% si Beijing no acelera la exportación  de sus imanes de tierras raras hacia el mercado norteamericano”.

A COLACIÓN

El mandatario estadounidense ha sido especialmente mordaz con tres economías BRICS: Brasil, Sudáfrica e India.  A Sudáfrica, la ha gravado con aranceles de 30% en medio de acusaciones de tratar mal a los agricultores blancos como un acto de discriminación racial.

Con Brasil, el conflicto es más directo e intervencionista, porque Trump utiliza las tarifas comerciales como una daga vengativa: al presidente Luiz Inácio Lula da Silva lo acusa  de fabricar una acusación para encarcelar al anterior mandatario de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro. Trump exige      la liberación de Bolsonaro.

Desde el pasado 1 de agosto entraron en vigor, los aranceles de 50% contra los productos brasileños y ya están causando estragos en las materias primas como el café: Brasil es el principal productor y exportador de café del mundo.

Antes de este golpe arancelario, el FMI había previsto un crecimiento para la economía carioca de 2.3% que ahora deberá reajustar a la baja. De acuerdo con BTG Pactual, las importaciones brasileñas hacia Estados Unidos caerán en 13 mil millones de dólares. Además, este banco de inversión,  cree que  la economía  brasileña tendrá una reducción de 0.6% en su PIB. Aunque hay previsiones menos optimistas que anticipan una reducción de un punto porcentual en el PIB.

Trump lleva su guerra ideológica fuera de Washington mostrándose afín con los dictadores y persiguiendo a quienes no pertenecen al espectro de la ultraderecha nacionalista. Recientemente declaró su deseo de reunirse lo más pronto posible (otra vez) con el dictador norcoreano, Kim Jong-un a quien, señaló Trump, piensa proponerle “grandes, grandes negocios”.

Mientras tanto se  enfurece con Brasil. El Departamento de Estado de Estados Unidos,  revocó la vista estadounidense al ministro de Justicia de Brasil, Ricardo Lewandowski, como una muestra de su intervencionismo en el proceso judicial contra Bolsonaro. Ya hace unos días, también le retiró la visa y sancionó al juez del Tribunal Supremo, Alexandre de Moraes, encargado del proceso judicial contra el exmandatario brasileño.

Luego está el caso de India,  a la que primero amenazó con aranceles de 25% y terminó imponiéndole otro 25% porque compra demasiado petróleo y gas barato a Rusia. “Que deje de comprarle  a los rusos”.

Al primer ministro de India, Narendra Modi, le ha parecido un insulto y también una injerencia “intolerable” la posición de la Casa Blanca. Las nuevas tarifas arancelarias de 50% entraron en vigor el pasado  27 de agosto, Trump intentó hasta en cinco ocasiones hablar por teléfono con Modi para orillarlo a   cancelar el suministro energético ruso a cambio de comprarle  a las multinacionales norteamericanas.

La única economía que había venido creciendo a tasas superiores al 7%  en la etapa posterior a la pandemia era India hasta que volvió Trump a la Casa Blanca. Antes de los nuevos aranceles de 50%, la previsión del FMI era de un crecimiento de 6.4% este año y también para 2026. Ahora, habrá que revisar el escenario a la baja.

 

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