Hamás ya reiteró que no aceptará que un extranjero gobierne a Gaza. Uno de los planes de Trump es nombrar al exprimer ministro británico, Tony Blair, como gobernador en Gaza acompañado de un gobierno tecnócrata formado por extranjeros, la mayoría de Medio Oriente.
Ni Trump, ni Netanyahu, quieren la continuidad de Hamás en el poder pero tampoco están dispuestos a cederle el control de la Franja al nonagenario Mahmud Abás, presidente de la Autoridad Palestina, quien gobierna en Cisjordania. El plan norteamericano pasa porque Gaza siga sin estar política, ni administrativamente, unida a Cisjordania lo que seguirá dificultando la creación de un Estado de Palestina.
Fueron diez horas en las que Trump vendió al mundo que él es el pacificador, aunque la única guerra que prometió frenar en 24 horas, la invasión de Ucrania por parte de Rusia, aún se le resista.
Tras la breve estancia de Trump en Tel Aviv en la que no logró convencer a Netanyahu que volase con él hacia Sharm El-Sheikh para la firma del acuerdo de paz en Gaza, Trump arribó a Egipto para convertirse en el punto de atracción focal en una cumbre en la que fue recibiendo, uno a uno, a los líderes invitados de Europa y de Medio Oriente.
En esa salutación llamó la atención que el presidente francés Emmanuel Macron acercó del brazo al líder palestino Mahmud Abás para que saludase a Trump. Hablaron cerca de dos minutos en una conversación que no ha salido a la luz pública. Abás es una figura polémica en la Autoridad Nacional Palestina y dirige a Cisjordania desde 2014.
Abás siempre ha querido gobernar a Gaza con la mente puesta en un Estado Palestino que Israel, bajo la era de Netanyahu, siempre se ha encargado de fracturar. Cabe señalar que Trump no ve a Abás como una figura clave para Gaza.
Para Trump fue su cumbre estelar, todo el protagonismo ha sido para él. En la foto de la cumbre, el presidente norteamericano, se rodeó a su derecha por el presidente egipcio, Abdel Fattah el-Sissi y a la izquierda, por el emir de Catar, Tamim bin Hamad Al Thani. Brillaron por su ausencia Netanyahu y los líderes de Hamás quienes debieron estampar sus firmas para sellar ese acuerdo de paz.
En el documento de la cumbre figuran la rúbrica de Trump, de los mandatarios de Egipto y de Catar y también del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan quienes quedan como garantes de la paz y mediadores entre Israel y Hamás.
No es creíble el acuerdo de paz: lo que Trump consiguió en las primeras horas fue un alto el fuego eso es lo que realmente ha negociado. Pero el cese de los bombardeos no es un acuerdo de paz porque subsisten los grandes problemas estructurales de fondo que tienen confrontados a Israel con los palestinos.
El alto al fuego no ha durado ni 24 horas, porque el ejército israelí ha comenzado a matar palestinos, otra vez, muchos de ellos intentan volver a sus hogares ver las ruinas que han quedado pero el ejército les dispara porque Israel tiene ocupada la mitad de la Franja de Gaza entonces hay una línea IMAGINARIA que no pueden cruzar. Por ende, los matan.
Este acuerdo es papel mojado. Han vuelto los bombardeos e Israel jugará con esa paz endeble a su conveniencia, por ejemplo, no deja permite ingresar la ayuda humanitaria.
A COLACIÓN
Para el presidente de Estados Unidos la clave está en reconstruir Gaza. Durante su discurso en la cumbre hizo alusión a que Medio Oriente debe financiar la reconstrucción de Gaza y las multinacionales norteamericanas contribuir con sus proyectos a la reconstrucción.
Los planes de posguerra del Banco Mundial y Egipto prevén costos de reconstrucción y recuperación en Gaza por más de 53 mil millones de dólares. No solo hay que construir viviendas también escuelas, universidades, hospitales, prácticamente todo. La ONU refiere que el 80% de Gaza está destruida.
Al respecto de la cumbre, aquí en Europa se comentó de forma especial la ausencia del príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohamed bin Salmán, quien envió en su representación a su ministro de Exteriores. En estos dos años de conflicto entre Hamás e Israel y a pesar de los bombardeos indiscriminados contra civiles palestinos, la posición de Arabia Saudita ha sido completamente tibia rompiendo con su tradicional postura del pasado de defender los intereses de los palestinos.
Lo otro que no pasó desapercibido fue la presencia de Giovanni Vincenzo Infantino, presidente de la FIFA, invitado especial del presidente Trump a la cumbre. Al parecer una de las intenciones del mandatario norteamericano sería construir un estadio de fútbol en Gaza y dar forma a un equipo profesional palestino para crear una liga.
Además, quiere edificar grandes edificios, al estilo de los que Trump con sus negocios inmobiliarios acostumbran construir en la Unión Americana. Y se hará bajo el mismo argumento que utiliza Trump con la guerra de Ucrania con Rusia: que los europeos paguen las armas para Ucrania y que sean compradas en las multinacionales norteamericanas. Para Gaza, es el mismo negocio: Medio Oriente pagará la reconstrucción y las multinacionales norteamericanas tendrán los contratos. Es el concepto de paz que prevalece en los momentos actuales en la Casa Blanca.