No cabe duda que la gente que dirige los institutos políticos en nuestro país tiene poca memoria, o de plano, fingen una demencia que les conviene en el momento en que deben sacar la cara y enfrentar las circunstancias.
Una prueba clara de ello son las declaraciones de los dirigentes en Tamaulipas de Acción Nacional y de la Revolución Democrática, quienes de plano, no se acordaron del proceso electoral hasta que, como los toros en una plaza, vieron la estocada hasta el fondo, perfectamente colocada y con daños reversibles.
El presidente del PRD tamaulipeco, Jorge Mario Sosa Pohl culpa al candidato Almanza de haber tenido una prácticamente nula participación en los resultados finales. No se acordaron de don Julio hasta que vieron la paliza electoral que les propinó el Partido Revolucionario Institucional, dañado por la pérdida de su hombre fuerte, ni de la que les impuso un desconocido que ahora trabaja de senador, cuyo nombre de José Julián.
Ambos candidatos hicieron añicos a un PRD que tuvo momentos importantes cuando vivía Juan Antonio Guajardo Anzaldúa, o cuando el líder de los petroleros y cacique de Madero Joaquín Hernández Galicia traicionó al PRI y se vino todo el proceso que concluyó con su encarcelamiento y divorcio del partido que le otorgó todo lo que él quiso y hasta más.
Se han olvidado que el PRD tenía presencia en varios municipios; como buenos perredistas, emularon a sus “Chuchos” y a sus “Pejes” y se dedicaron a pelear. Los conflictos con los hermanitos Chavira les ocasionaron una serie de sinsabores que definitivamente se reflejaron en las urnas.
De parte de Acción Nacional, pagaron muy caro el tener a un dirigente que nunca supo qué hacer con todo el apoyo de la Federación, con el aval de la Presidencia y de un aparato oficial federal que estuvo trabajando a favor de ellos, y se han conformado con ocho triunfos, todos, como ellos, pequeños, salvo el de Tampico, atribuido a una mala política, quien en su afán por llegar traicionó su militancia y, aunque ganó en el puerto, nadie puede dejar a un lado que la profesora Peraza es aún priísta de esa parte de elementos que viven renegando, y que hoy, convertida en alcaldesa por el PAN, logró su ambición personal, mas no su meta como mujer que argumenta tener el corazón para servir a los demás.
No existió eso, solo desmemoria.
También dice Sosa Pohl que a su candidato le sobró carisma pero le faltó experiencia, cuando de todos es sabido que don Mario Sosa se dedicó a comprometer a su movimiento de supuesta izquierda, a gritar contra todos los que se movieron en su contra, y aún más, a “pichicatear” los recursos que los mexicanos otorgamos –de manera obligada- para que los partidos hagan su trabajo, en una acción que consideramos injusta, porque finalmente, los partidos no nos representan sino que representan a una corriente política únicamente.
Y el PRD no tuvo empacho en dejar a un lado todas las estrategias que pudieran funcionar en aras de convencer a quienes no comulgan ni con PAN ni con PRI ni con los otros partidos conocidos como los “chiquitos”, o sea, esos que se conforman para mantener un registro, y nunca para ganar una elección, ya que ni postulados, ni fórmulas adecuadas, menos conciencia política tienen.
Por parte del PAN, simplemente vimos a un instituto político que no supo qué hacer en una elección que sabía que estaba perdida desde que el PRI lanzó a su candidato Rodolfo Torre Cantú (+), que sabía también que no tenía la mínima oportunidad de hacer una campaña digna al no contar con un buen candidato, con ideas congruentes ni nada por el estilo.
Decidieron, entonces, establecer el eje de sus campañas políticas en la difamación, en el insulto y la queja anticipada.
Lo único que faltaba era que pidieran la revisión voto por voto en Tamaulipas, donde prácticamente la fuerza del ave azul fue borrada por una aplanadora priísta que no alcanzo a cumplir lo prometido: el carro completo, pese a que se llevó prácticamente todo lo que estaba en juego.
Seguramente Ricardo Gamundi no acaba de contentarse por perder 9 municipios que, por pequeños que sean, dejan marca en un dirigente que tiene la costumbre de estar arriba, de ganar, de cumplir.
Ahora habrán de plantearse una estrategia adecuada que les permita tener un papel decoroso en las próximas elecciones, porque en las presentes, como dicen algunos conocedores de la política mexicana, nadie ganó, ya que el PRI perdió estados importantes, el PAN, conservó posiciones ligándose con sus enemigos naturales como son los del PRD, los que nunca han reconocido en Calderón al presidente de México, los que critican y desconocen todo lo que viene del virtual coordinador de las campañas panistas en el país, y que nunca supieron tener el decoro para hacer las cosas como debieran.
No olvidemos, los que ganaron por la coalición son priístas resentidos, todos, que no jugaron por la gente o por una elección, sin para ganar de la manera más burda y grotesca: sacando al PRI de sus posiciones.
No les importaba ganar o hacer suciedades, sino ganar el PRI, porque, dicho sea con todas sus letras: tienen pánico de que en 2012 vuelva el tricolor a gobernar una nación que está urgida de un estadista que trabaje al 100 por ciento para todos los mexicanos, y no un dirigente partidista disfrazado de mandatario.
Esos resentidos son los que ganaron. Ya la sociedad recordará estas canalladas y pondrá a cada quien en su lugar.
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Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!