Home Blog Page 33676

LOURDES MORALES CANALES/Clientelas infieles y voto duro

PROCESO.COM:

MÉXICO, D.F., 20 de julio (apro).- En la sede del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) se presentaron, hace unos días, resúmenes muy breves sobre los principales hallazgos que hicieron las 26 organizaciones que observaron las elecciones del pasado 5 de julio, con el auspicio del Fondo de Apoyo para la Observación Electoral.

Dicho fondo fue creado por el gobierno mexicano en 1994, año en el que por primera vez se reconoció jurídicamente la figura del observador electoral, con la idea y la urgente necesidad, después de 1988, de darle mayor legitimidad, credibilidad y participación ciudadana a la elección.

Desde entonces hasta ahora, cada que hay elecciones federales, este fondo se somete a concurso y es administrado por el PNUD bajo la supervisión de un Comité Técnico de Evaluación autónomo.

Para la elección del pasado domingo 5 se destinó un monto de 21 millones 837 mil 758 pesos para proyectos de observación electoral. Y en varios de los informes, que implicaron el seguimiento de todas las etapas del proceso electoral en estados con y sin elecciones coincidentes, fue constante la mención sobre prácticas de acarreo, violación de la secrecía del voto, manipulación, compra y coacción del voto por parte de diversas fuerzas políticas, pero en particular PRI-PVEM, PAN y PRD.

La distribución de la participación electoral en el país muestra, en primer lugar, el efecto “de arrastre” en siete de los 11 estados con elecciones coincidentes, ya que a pesar del previsible abstencionismo, Campeche, Colima, Estado de México, Morelos, Nuevo León, Querétaro y San Luis Potosí aumentaron de dos a cinco puntos porcentuales su participación electoral con respecto a 2003.

En segundo lugar, se trata de la geografía del voto nulo, ya que tal y como se había previsto, este fenómeno se presentó de manera más importante en entidades con fuerte concentración urbana y acceso diverso a medios de comunicación.

Las variaciones más importantes con respecto a 2003 se presentaron en el Distrito Federal (10.8%), Aguascalientes (7.8%), San Luis Potosí (7.5%), Tlaxcala (6.5%) y Jalisco (5.3%), mientras que en el resto del país la variación con respecto a 2003 fue de apenas un punto porcentual.

Finalmente, el fenómeno Estado de México fue determinante en la distribución de la participación, ya que a diferencia del año mencionado, esta entidad, que concentra el padrón electoral más importante del país (10 millones 056 mil 818 electores), tuvo elecciones locales en la misma fecha que las federales. ¿Qué hay detrás de esta participación?

Los informes de observación muestran la forma en la que los partidos políticos destinan recursos que provienen del erario para la compra del voto. Sin embargo, mientras se reprueban las acciones de los partidos, pocos se centran en la existencia de una cultura política enraizada en los votantes, producto de la relación con las instituciones, la cual no sólo hace que estas prácticas continúen y proliferen, sino que además modifican de raíz el sentido del voto. Es decir, se toma el punto de vista del patrón y casi no se analiza el punto de vista del cliente.

México no es exclusivo de este tipo de prácticas y tampoco se puede decir que sólo suceden en democracias poco consolidadas. Sin embargo, las formas de articulación con los partidos políticos y con el poder sí tienen que ver con los niveles de desarrollo institucional, educativo y político.

Por ejemplo, en Filipinas el vínculo del utang na loob (deuda de agradecimiento) ha sido señalada como una práctica cultural mediante la cual los votantes de zonas poco favorecidas se sienten en deuda con aquéllos candidatos, pero sobre todo con los líderes locales que logran intermediar obras y servicios en beneficio de la comunidad.

De igual forma, en Benin el pluralismo partidista ha hecho de la elección un momento de negociación en donde, bajo la promesa del voto mayoritario, líderes locales negocian todo aquello que el presupuesto y la maltrecha descentralización africana no logra cubrir para los habitantes.

En México, lo que ha generado el clientelismo es un encarecimiento acelerado del costo del voto y una desvinculación de los ciudadanos con los asuntos públicos. Es cada vez más escaso el valor que se le da al voto como vía de elección de representantes, pero sobre todo como único mecanismo que contamos para sancionar o premiar de manera directa el desempeño de las administraciones.

En contraparte, nos encontramos frente a un escenario en donde, entre más competencia, más oferta y, por lo tanto, más costo y pragmatismo electoral. Esto explica la falta de quejas y denuncias presentadas ante los consejos locales electorales durante la elección 2009: de 755 quejas, sólo nueve están vinculadas a actos de compra, coacción del voto y utilización de programas sociales.

Partidos políticos, empresarios, sindicatos y ciudadanos en general se vuelven cómplices y parte de una misma cultura en donde los recursos se gastan inútilmente en una corta y costosa transacción.

Por otro lado, también estamos frente a un cambio repentino de conformación en las zonas anteriormente caracterizadas como de “voto duro” (o voto claramente definido por una fuerza política).

Sólo para tener una referencia: en 2006, de los 300 distritos electorales, 201 eran de “voto duro”, es decir, tuvieron márgenes de diferencia entre el primero y el segundo lugar, en elección para diputados, superiores al 10%, mientras que en 2009 esta cifra se redujo a sólo 170 distritos.

En estos, además, el voto mayoritario fue por un partido diferente al que se votó en 2006. Los casos de Iztapalapa en el Distrito Federal; Poza Rica en Veracruz; Cuautitlán y Huixquilucan en el Estado de México; Cuernavaca en Morelos, y Pachuca en Hidalgo, nos hacen pensar que la noción de voto duro ya no es estable.

Las clientelas políticas son cada vez más infieles y cada vez más utilitaristas y caras para todos: La mercantilización de la elección hace de ésta un ritual que se aleja cada vez más de los ideales democráticos. Sin duda, eso explica los gobiernos y representantes que tenemos.

DENISE DRESSER/¿Qué le pasó al PAN?

Aturdidos. Sacudidos. Desconcertados. Los panistas caminan en estado de shock, preguntándose por qué. Los panistas deambulan a la deriva, cuestionándose cómo. Sabían que iban a perder pero no por tanto y de forma tan contundente. Y aunque algunos intentan consolar y consolarse comparando las cifras actuales con las de 2003, la situación del partido es peor que ese momento. El PRI tiene más gubernaturas, más recursos, más unidad, más disciplina y más hambre que hace seis años. El PRI está mejor posicionado hoy para ganar y el PAN ha ayudado a que eso ocurra. Y aunque en el PAN se habla de errores multifactoriales, es posible agruparlos en los siguientes cuatro:
1. El PAN eligió la estrategia equivocada al darle prioridad al combate contra el narcotráfico por encima de medidas para afrontar la crisis económica. Tanto el presidente como su partido no parecen entenderlo: la economía es la preocupación central para la mayor parte del electorado. Como lo revela la encuesta de salida elaborada por Mitofsky, 66% de los electores define su situación económica como prioridad central, mientras que sólo 26% le da esa importancia al tema de la inseguridad. Al privilegiar la “guerra” contra el crimen, tanto el gobierno federal como los gobiernos locales han centrado su atención en el lugar erróneo. Más que atrapar capos, debieron haber creado empleos. Más que desplegar al Ejército, debieron haber desarrollado obras de infraestructura. El elector mexicano es como sus contrapartes en cualquier parte del planeta: tiende a votar en función de su bolsillo, y al hurgar en él en esta elección lo encontró vacío. La popularidad personal del presidente fue insuficiente para llenarlo en el contexto de una crisis que el gobierno no encaró con suficiente rapidez o sentido de urgencia.
2. El PAN se posicionó demasiado cerca de los líderes partidistas – principalmente Felipe Calderón– y demasiado lejos de la ciudadanía. Para evitar el resurgimiento de los pleitos internos que caracterizaron el primer año de la relación partido-gobierno, el PAN decidió cerrar filas sin miramientos alrededor del presidente. Por eso el CEN panista avaló y consintió cada una de las decisiones anunciadas por Germán Martínez, siguiendo las instrucciones de Felipe Calderón. Por eso el PAN aceptó la imposición por “dedazo” de 350 candidatos, 80% de los cuales perdieron. Por eso el PAN aceptó la selección de amigos por encima de candidatos con la capacidad de ganar la contienda. El PAN se ensimismó y debido a ello perdió. El PAN se “disciplinó” y debido a ello se desciudadanizó. Pasó más tiempo definiendo cómo repartir posiciones que pensando cómo ganarlas. En lugar de ampliar su base electoral disminuyendo las barreras de entrada al partido, decidió elevarlas. En lugar de hacer política con y para la ciudadanía, le apostó a las burocracias partidistas. El PAN no ha aprendido a hacer política de cara a los ciudadanos. Sigue apostando a la política de pasillos de poder, a las cuotas entre camarillas, a los acuerdos cupulares, a la popularidad presidencial como factor de gobernabilidad. A formas de actuar y de pactar que evidencian a un PAN –hasta ahora– incapaz de crear e instrumentar nuevas formas de involucrar a los ciudadanos y fomentar su participación.
3. El gobierno le apostó demasiado a los acuerdos con el PRI en el Congreso, y al empujarlos como lo hizo perdió margen de acción. Todavía hace apenas unos meses, asesores gubernamentales de alto nivel se vanagloriaban de las reformas aprobadas. “Somos el gobierno más exitoso que ha tenido México en 10 años porque logramos sacar reformas por consenso, aun en un gobierno dividido”, aseguraban. Pero lo que jamás entendieron los artífices de la estrategia calderonista es que el electorado no iba a premiar al PAN tan sólo por llegar a acuerdos si no tenían un impacto importante sobre el crecimiento económico y el empleo. Las reformas calderonistas no lograron cumplir con esos objetivos por la forma en la cual fueron negociadas y todo lo que se cedió en el camino para lograr su aprobación. Como ha escrito el economista y premio Nobel Paul Krugman: “uno podría pensar que la mitad de un pedazo de pan puede ser visto como mejor que la ausencia de pan; pero no es así si medidas a medias acaban desacreditando o diluyendo todo el plan reformista. No vale la pena tener una reforma si se obtiene haciendo tantas concesiones que acaba condenada al fracaso”. Y eso es lo que ha ocurrido con la reforma fiscal y la reforma energética del calderonismo. Poco o casi nada a cambio de lavarle la cara al PRI y ahora presenciar su fortalecimiento.
4. El PAN lleva los últimos nueve años mimetizando al PRI y emulando algunas de sus peores prácticas en vez de distanciarse de ellas. Como bien lo advierte la carta de Santiago Creel –uno de los culpables de la clonación– los panistas no han sabido combatir con inteligencia al viejo régimen. No han querido en realidad hacerlo. Han cerrado los ojos cuando debieron haberlos abierto. Han esquivado la mirada cuando debieron haberla mantenido atenta y crítica. Han emulado todo aquello que el PAN se propuso combatir: las dirigencias sindicales antidemocráticas y los gobernadores corruptos y las alianzas inconfesables y el cortejo a los poderes fácticos y los certificados de impunidad y el gobierno como lugar desde donde se reparte el botín. En vez de empujar juicios ha protegido a pederastas. En vez de democratizar a los medios ha optado por doblegarse ante ellos. Y por ello el PAN es corresponsable del regreso de lo peor del PRI porque no lo detuvo a tiempo. No lo paró a tiempo. No lo denunció a tiempo. Como ha escrito Jorge Castañeda, si el PAN va a gobernar como lo hizo el PRI –perpetuando privilegios y empoderando élites y construyendo clientelas– ¿para qué seguirlo apoyando? Pa’ priistas en el gobierno, pues mejor el PRI.
El electorado miró a ese partido cómplice y lo castigó. El electorado evaluó a ese partido comparsa y lo sancionó. Y quizás el PAN piense que basta sustituir a Germán Martínez con César Nava o cualquier otro personaje para remediar lo que ocurrió. O que en las elecciones intermedias todos los partidos en el poder tienden a perder posiciones y la situación es menos grave de lo que parece. O que no hace falta repensar de manera importante el rumbo sino tan sólo centrar la atención en quién puede ser el próximo candidato presidencial. Pero de ser así, el PAN seguirá engañándose a sí mismo y al mostrarse incapaz de transformar al viejo régimen acabará devorado por él.

CLIMA

Reynosa
algo de nubes
25.7 ° C
26.1 °
24.4 °
81 %
3.3kmh
16 %
dom
34 °
lun
36 °
mar
33 °
mié
33 °
jue
31 °
EnLíneaDirecta.info
This site is protected by WP-CopyRightPro