MEXICO, D.F., 18 de agosto (apro).- Ciertas o no, las versiones que dan como un hecho la salida de Eduardo Medina Mora al frente de la Procuraduría General de la República (PGR), las declaraciones del abogado de la nación, quien el pasado lunes 17 afirmó que, en materia de seguridad pública, estamos mejor que hace 15 años, resultaron una muestra más de ineficacia, insensibilidad y poco tacto.
Lo dijo justo en la peor jornada de asesinatos ocurridos este año. Tan sólo el mismo lunes 17 de agosto se registraron 57 muertos en ocho entidades. En Durango, fueron ejecutadas 10 personas; en Ciudad Juárez, un bar fue el escenario de una terrible masacre (ocho muertos); en esa misma ciudad, cerca de 20 soldados ingresaron, sin orden judicial, al domicilio del exdirigente nacional del PAN, Manuel Espino; en Monterrey, la televisión local transmitió en vivo el tiroteo durante dos horas entre presuntos integrantes del cártel del Golfo y militares en la colonia Los Laureles, y en el estado de México, tras el asesinato del presunto jefe de La Familia, se prevé una ola de ejecuciones que se sumarán a los 218 asesinados en este año.
Por si fuera poco, el rector de la UNAM, José Narro Robles, afirmó que la inestabilidad financiera y el shock pronosticado para 2010 por el secretario de Hacienda, Agustín Cartens (el mismo que antes nos quiso tranquilizar con la metáfora del “catarrito”) es un caldo de cultivo para que la crisis se transforme en un estallido social.
Ante este panorama, el procurador Medina Mora ya no tuvo ni a Televisa para salvarlo. Su afirmación en el foro de la Asociación Nacional de la Publicidad resultó una gracejada digna del peor spot del sexenio. Amparándose en cifras que sólo él puede acreditar, Medina Mora afirmó que los niveles de violencia que se viven en México son mucho menores que hace 15 años e inferiores a las que se registran en Colombia, Brasil y algunas ciudades de Estados Unidos.
“Hace 15 años –afirmó Medina Mora–, el índice de homicidios intencionales era de 18, y el año pasado tuvimos 10.7 homicidios intencionales por cada 100 mil habitantes”.
Este mismo índice, abundó el exdirector del CISEN, es de 33 homicidios por 100 mil habitantes en Colombia, 40 en Brasil y en el distrito de Columbia, Estados Unidos, llegó a 30.
¿A quién quería convencer con esos comparativos? ¿De qué “intencionalidad” está hablando Medina Mora en los homicidios cuando las calles de las principales ciudades del país se han convertido en escenario de batalla de los cárteles, los militares y las policías?
Para nadie es un secreto que la labor para desbancar de la PGR a Medina Mora es una obsesión de Genaro García Luna, el “policía del sexenio”, según sus aduladores. Hábil para hacer superproducciones televisivas e imponer en la agenda informativa sus detenciones y su peculiar guerra sucia contra quienes no entren en su red de intereses, García Luna ha logrado borrar a Medina Mora, pero no por su eficacia, sino por su temible acción intimidatoria.
Si Medina Mora es relevado de la PGR quizá le cumplan en Televisa la promesa de volverlo uno de los vicepresidentes del consorcio televisivo, pero el problema no es ese. Tener una PGR desmantelada, enfrentada con las procuradurías estatales y capitalinas y con el Ejército, ha generado un auténtico Frankenstein: la SSP de García Luna.
¿Quién para ahora los excesos y las intimidaciones de García Luna? Peor si el diagnóstico se reduce a criminalizar y a transformar a los militares en policías y a los policías a su cargo en fuerzas casi paramilitares, al estilo colombiano.
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JENARO VILLAMIL/Medina Mora y García Luna, la ola delictiva
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