“Que el fraude electoral jamás se olvide”
El pasado lunes 21, en la explanada de la Cámara de Diputados, Andrés Manuel López Obrador presentó la propuesta fiscal del Movimiento Nacional en Defensa de la Economía Popular, alternativa a la formulada por el gobierno del fraude. En esencia se insiste en el reclamo de eliminación del exageradamente alto costo de la alta burocracia, la cancelación de los regímenes de privilegio de que gozan las grandes empresas para no pagar impuestos y el fortalecimiento del mercado interno mediante la inversión en infraestructura y en bienestar social; no sólo no propone nuevos o mayores impuestos, sino que postula la eliminación de aquellos que, como el IETU, afectan negativamente la actividad económica de las pequeñas y medianas empresas. Por esta vía, calcula AMLO, se puede lograr una disponibilidad de más de medio billón de pesos, superior al monto del boquete fiscal provocado por la crisis y, lo que es más importante, se actúa en términos de solucionarla.
En contrario, el proyecto presentado a las cámaras por el gobierno espurio insiste en mantener el régimen de privilegios, tanto de la alta burocracia como de los grandes capitales. A cambio, traslada la carga de la crisis sobre el resto de la población, mediante un nuevo impuesto de 2� todas las transacciones comerciales en cascada y aumentos en los precios de los servicios y bienes ofrecidos por el gobierno, especialmente en los de gasolina, diesel y electricidad. Doloroso, pero indispensable, pontifica el inefable Carstens.
Ambos proyectos coinciden en algo: es necesario ampliar la base gravable y eliminar los regímenes especiales. La diferencia estriba en que el proyecto oficial se refiere a la generalización del IVA, incluidos alimentos y medicinas, en tanto que el alternativo se enfoca a la generalización del Impuesto sobre la Renta, incluidos los grandes consorcios empresariales. El primero refuerza las condiciones de la desigualdad, mientras que el segundo las combate. Derroche escandaloso contra austeridad republicana.
Como es su costumbre, quienes anacrónicamente se empecinan en mantener el injusto modelo neoliberal, limitan su argumentación al consabido “no hay de otra”. Ni siquiera se atreven a justificar su inicua propuesta en su creencia de que se privilegia a los grandes capitales para fomentar la inversión extranjera. Menos aún intentan ofrecer alguna argumentación que indique objetivamente que dicha inversión produzca progreso y bienestar, en tanto que sus efectos nocivos han quedado palmariamente demostrados en México y en el mundo.
Tampoco se atreven a argumentar que los salarios de la alta burocracia obedecen al imperativo de ser competitiva con los pagados por la iniciativa privada en sus negocios, pues de lo contrario tendrían que conformarse con servidores públicos educados en las instituciones públicas de educación superior, léase UNAM e IPN. Según esto, el servicio a México se tiene que aprender en escuelas de prestigio internacional, de preferencia de los Estados Unidos. Supina ignorancia de quienes pretenden desconocer que los grandes creadores del México del siglo XX surgieron de esas despreciadas instituciones. Cómo no reconocer a la ingeniería mexicana que construyó presas y carreteras; que sostuvo e incrementó la operación petrolera y eléctrica; a los juristas que armaron nuestro Estado de Derecho internacionalmente reconocido; a la medicina que elevó sustancialmente la expectativa de vida: a los artistas que enriquecieron nuestra expresión cultural; incluso, los políticos que crearon un sistema de convivencia idóneo a la realidad nacional. Ninguno de ellos necesitó de ir al extranjero para saber servir al país.
Quienes tienen como modus vivendi la denostación contra López Obrador critican la sencillez de su propuesta y su reiteración desde hace, por lo menos, cuatro años. A ellos habría que recordarles que lo que se propone ahora atiende a la misma crisis de fondo que hemos padecido desde hace más de 25 años, entonces, lo que en todo caso sería reiterativo, serían las causas que la originan. Si de lo que se trata es de decir sandeces, entonces sí que sería importante la innovación.
Cumplió 25 años de existencia LA JORNADA y, como regalo de cumpleaños, nos trajo la fresca palabra de Noam Chomsky. Con su voz autorizada de intelectual progresista pero, principalmente, por surgir de quien conoce al monstruo por vivir en sus entrañas, nos vino a confirmar y demostrar la manera en que el imperio subordina a las naciones a sus intereses. Una sincera felicitación por el aniversario y mi insistencia: un canal de televisión para LA JORNADA y otras fuentes de información veraz como es POR ESTO! de la península de Yucatán.
En La Habana se realizó el magno concierto de música joven titulado Paz sin Fronteras, con más de un millón de asistentes a la Plaza de la Revolución. Encomiable esfuerzo pacifista en un país que es paradigma de la paz. Sólo anotaría, a manera de recordatorio, que la paz verdadera es producto de la justicia; ignorarlo o soslayarlo hace que los reclamos pacifistas sean como las llamadas a misa. Zelaya regresó a Honduras y el movimiento de resistencia contra el golpe de estado se intensifica. Ahí se libra otra importante batalla por la paz con justicia. El concierto se da todos los días con la canción del pueblo unido.
El mundo se mueve hacia delante; sólo aquí la oligarquía se empeña en hacerlo para atrás.
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