Sonidos modernos provocarán sordera a partir de los 45 años

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El ruido de las ciudades, originado por aviones, la asistencia a lugares con música fuerte y los reproductores de mp3, generarán un grave problema de salud pública.

México.- Tras afirmar que el alto volumen del iPod y los celulares que acostumbran usar los jóvenes ocasiona daños irreversibles en la audición, la especialista en acústica del IPN Itzalá Rabadán Malda aseguró que según estudios realizados en Dinamarca, escuchar sonidos en altos decibeles llega a provocar tal reacción en el cuerpo que puede incidir en un cambio genético y ocasionar que las futuras generaciones escuchen menos y dependan de aparatos auditivos.

“Las generaciones anteriores tendrán problemas de sordera, propios de la edad, alrededor de los 60 años, pero en el caso de las actuales los pueden presentar desde los 45 años, es decir, que están adelantando 15 años un defecto que era propio de la tercera edad”, abundó.

Durante la Expo Acústica 2010 —organizada por la Academia de Acústica de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME), Unidad Zacatenco—, la catedrática destacó que como resultado de la modernidad, la contaminación auditiva originada por los vehículos y aviones, la constante asistencia a lugares de esparcimiento con música ruidosa, así como el uso de aparatos electrónicos, está en proceso de convertirse en un problema grave de salud pública en las grandes ciudades.

“En el caso de los decibeles del aeropuerto, normalmente el ruido en colonias aledañas de un avión al acercarse a la pista puede registrar frecuencias hasta de 140 decibeles, lo cual resulta molesto y hasta doloroso pues, cuando pasamos de 120 a 123 decibeles, quiere decir que se aumentó al doble la potencia del sonido, entonces, se duplica el golpe para el tímpano; si el incremento alcanza 140, estamos hablando de que la potencia de un sonido se incrementó cerca de 60 veces”, precisó.

Durante el evento —que tiene como objetivo promover el interés por el estudio de la acústica y que concluirá el 12 de febrero—, Rabadán sostuvo que es muy importante que se haga conciencia del nivel de ruido que se tiene en las grandes ciudades, ya que nos va a obligar, poco a poco, a hablar en un tono más alto. “Incluso ahora hay muchos alumnos a los que se les tiene que gritar para que escuchen, por el daño ocasionado por todo el ruido al que están expuestos”, detalló.

La especialista también mencionó que actualmente hay un enorme interés por la contaminación del aire e incluso la visual, pero a la generada por ruido no se le toma en serio, lo que representa un riesgo para la población, pues se puede convertir en un problema de salud grave al nacer niños con problemas auditivos.

“Es una realidad que ha aumentado la compra de aparatos auxiliares para el oído. En primer lugar, porque ya hay más facilidad para hacerse estudios y, en segundo, porque se ha comprobado un aumento en el número de estos casos, incluso los profesores notamos que los jóvenes en la escuela no captan adecuadamente indicaciones”, acotó.

Rabadán Malda explicó que los altos volúmenes lo primero que dañan en el oído es el tímpano, una membrana delgada como la de las encías, pero extendida, la cual al recibir la vibración se dobla un poco cuando el sonido se transmite por un cambio de presión en el aire. “Entonces llega al tímpano y éste empuja a los pequeños huesos que son el martillo, el yunque y el estribo; éstos vibran y empujan la cóclea. Ahí se encuentran las células ciliadas, que son como cuatro vellos y cada uno de ellos percibe sólo una frecuencia, pero si por escuchar sonidos altos se empieza a caer uno de esos vellos, ya no crece, entonces no se percibe esa frecuencia; si se caen todos, esa célula ya no sirve y, por lo tanto, no podemos sustituirla por otra, de manera que el sentido del oído se pierde de forma gradual”, refirió.

La doctora reconoció que el uso de aparatos electrónicos, como los iPod, dañan seriamente la audición de los jóvenes, así como su asistencia a lugares en los que se maneja música a altos decibeles, porque se le manda al tímpano demasiada presión.

Lo mismo, explicó, le hacemos al tímpano con los audífonos, aunque no se ponga mucho volumen, pero como se tapan totalmente no hay salida de esa presión. “Es importante que los jóvenes entiendan que están provocando que su tímpano se deforme y esa agresión constante ya no les va a permitir escuchar adecuadamente”, subrayó.

La especialista de la ESIME reconoció que el caso del ruido ocasionado por aeropuertos sólo se erradicaría con medida drásticas, como llevarlos a zonas no pobladas, por ello, es conveniente que las personas que viven cerca usen tapones para oídos y, en el caso de los jóvenes, que escuchen sus aparatos con un sonido bajo y usen audífonos compensados en presión (los que no se introducen al oído y tienen una suspensión acojinada).

Actualmente la doctora Rabadán, colabora en un proyecto para el GDF, encabezado por la UAM, para determinar las zonas con mayores niveles de ruido en la Ciudad de México.

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