Cuando me entere que el Servicio de Administración Tributaria (SAT), o en otras palabras, la Secretaria de Hacienda, siempre fiel a los mandatos de la alta burguesía mexicana, decidió incinerar más de 5 millones de prendas de vestir, dígase ropa de todo tipo, que había sido decomisada por ser contrabando, no pude más que lamentar y mentársela a los empleados y funcionarios que cometieron tan vil acción.
Y lo digo no tanto por haber quemado la ropa, sino porque 5 millones de prendas de vestir hubieran bastado para arropar, según la propia dependencia, a los habitantes más pobres de los estados de Aguascalientes, Tlaxcala, Campeche y Nayarit, personas que no cuentan con el mínimo ingreso como para comprar ropa nueva en los almacenes de esos burgueses que presionar al SAT para que las prendas no fueran donadas a los pobres, tal y como marca una disposición federal, cuando se trata de alimento o ropa que es decomisada por ser contrabando.
Pero no, los funcionarios del SAT le tuvieron más miedo a los ricos empresarios textiles, de la ropa y del calzado, que son quienes han protestado de mil maneras por tanto contrabando que ingresa al país, y no tanto por esa acción ilícita, sino porque sus ganancias millonarias merman con tanta ropa usada y nueva que ingresa de esa manera a México, que a una labor humanitaria que avala de manera legal la propia dependencia.
La mayoría de esos empresarios ni siquiera son mexicanos de origen, ya que sus apellidos denotan una ascendencia europea o árabe, que han utilizado al país como fuente para generar ganancias multimillonarias a costa de las débiles legislaciones mexicanas que combaten al contrabando, si, pero que dejan impunes las maniobras que esos personajes hacen para engañar al fisco y evitar pagar impuestos.
Sin embargo, tengo una duda. ¿Que acaso los grandes contrabandistas no están en las filas del gobierno? Digo, con eso de que en las épocas de Francisco Gil Díaz, de Guzmán Montalvo y de otros funcionarios que fueron secretarios de Hacienda o sub secretarios de ingresos, floreció este millonario negocio en los grandes almacenes del DF, de Guadalajara y de Monterrey. Porque, ¿Cómo se puede explicar que haya tanto contrabando de EU y de China en los grandes tianguis de esas ciudades? ¿Cómo es que logran cruzar la frontera y llegar sin contratiempos hasta esos lugares? Creo que la respuesta la debe tener la misma Secretaria de Hacienda.
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Ayer fue un día de intensa actividad política en los tres partidos mayoritarios de la ciudad. En el PRI se dio a conocer la reanudación de las actividades normales, al aprovechar el tiempo de ‘descanso’ de sus candidatos Benjamín Galván Gómez, Héctor Canales y Rosa María Alvarado, quienes visitaron al PRI de manera amistosa, debido a que ya no pueden hacer actos políticos ni establecer campañas publicitarias hacia ellos mismos.
Note un cambio favorable del candidato a la presidencia municipal, quien previo a la conferencia de prensa, se me acerco para saludarme de manera muy amable, al igual que el candidato a diputado Héctor canales, lo que no ocurrió con Rosa María, quien no se acerco al grupo de comunicadores que estábamos hasta el fondo del recinto del PRI.
En el PRD también hubo actividad al mediodía, ya que el dirigente municipal, Rafael del Orbe, dio a conocer las actividades de fortalecimiento de su partido, mientras inician las campañas, y dio a conocer los nombres de quienes aspiran a las dos candidaturas para las diputaciones plurinominales.
El candidato a la alcaldía, Salvador Rosas, aunque no hablo de política por haber terminado los tiempos, se le vio relajado, optimista y confiado con su equipo de trabajo, el que de acuerdo a la versión de Del Orbe, es gente de mucha experiencia, como los empresarios Javier López Ríos y Félix Canales, quienes se unieron a la causa de ese partido.
Qué bueno que en estos momentos se hayan calmado los ánimos de los agitadores que pululan en la periferia de ese partido, para hacer daño y generar más división, ya que las campañas requieren de partidos fuertes y unidos, para crear en los electores, expectativas reales de triunfo, como parece ser que lo está haciendo el PRD, gracias al excelente trabajo que ha realizado mi amigo Rafa Del Orbe, al frente de ese instituto político.
Pero en el PAN, por la tarde, también hubo momento de agitación política, debido a que un grupo de simpatizantes del agente aduanal Glafiro Salinas Mendiola, quien es el único aspirante a la candidatura para la presidencia municipal por ese partido, llego a la sede local del PAN para apoyarlo, dizque por los grandes beneficios que ha hecho a favor de las familias más pobres de la ciudad. ¿Sera posible que un agente aduanal tenga tan nobles sentimientos?
Lo que ocurre en el PAN, desde mi óptica particular, es que el agente aduanal ve con temor como el Comité Ejecutivo Nacional de su partido, intenta convencer a un personaje externo al PAN, para que abandere las causas políticas el 4 de julio, y de ser así, seria un duro golpe al ego de Glafiro, quien sueña con ser candidato, pero no será posible que sea alcalde, no mientras genera fracturas y divisiones dentro de su partido.
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Por otro lado, me entere que mi compañero Juan Manuel Reyes Cruz había sido invitado por la dirigencia del PRD, para que fuera su director de comunicación social durante la campaña que se avecina, pero n o acepto el cargo, debido a que se lo impiden las empresas periodísticas a las que pertenece, aunque pienso que ello no debe ser impedimento, porque el no aceptar un cargo de tal índole, debe ser motivado mas por la ética profesional que por compromisos laborales.
Además, creo que un comunicador en activo, que sea profesional con su trabajo, y que anteponga antes que sus intereses personales la ética profesional, no deberá aceptar por ningún motivo una invitación a participar en política, menos a exigir que se le de un caro dentro de la administración pública, y en este caso, en el cabildo de Nuevo Laredo, tal y como veo que está ocurriendo con algunos compañeros que ya están en la rebatinga de exigir al candidato un cargo de regidor, cosa que no puede tomarse en cuenta ni como compromiso ni obligación por parte de los candidatos.
Hasta mañana