Interiores/CARLOS LÓPEZ ARRIAGA *Días telúricos…

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Cd. Victoria, Tam.- Tiembla la economía y, con ella, los precios, los intereses siderales que cobran los bancos. Se estremecen los hogares ante la perspectiva de una inseguridad jamás resuelta por la entidad directamente facultada para ello, la administración federal.
Pero también tiembla la entraña nacional en este año atávico de celebraciones seculares –de siglos– cuando el primer mandatario del país toca tierra y las californias se agitan, no necesariamente de gozo.
Harían bien los gobernantes de todo nivel en consolidar ese “guardadito” que presuntamente reservan para encarar situaciones de emergencia, hoy que la escalada sísmica parece avanzar de menos a más en el mapa de la república, con antecedentes nefastos como los de Chile y Haití.
Pero la mayor conmoción es la incertidumbre ante un futuro mediato e inmediato que garantiza poco o, peor todavía, promete un mayor saldo de males que de bienes.
Y por más explicaciones que circulen, ninguna nos permite traducir a cabalidad la postura del presidente FELIPE CALDERON cuando desdeña los hechos y pretende minimizar el clima de violencia que hoy tortura al país a un mero problema “de percepción”.
Existe porque lo vemos, acaso. ¿Si no lo vemos deja de existir?… O porque viéndolo de un tamaño, lo magnificamos en nuestra conciencia, en razón de alguna suerte de filtro mediático.
Según esta lógica, si la prensa dejase de gritar, el problema desaparecería. El asunto (siguiendo la tesis calderonista) sería meramente subjetivo.
Cuestión de enfoques, entrar o salir de foco. Transcurre, entonces, en nuestro fuero interno, en la imaginación social, como reflejo infeliz del amarillismo informativo.
Para colmo del declarante, la estadística criminal también pecaría de sensacionalismo. Interesante vocablo que viene de atribuir demasiada importancia a los datos proporcionados por los cinco sentidos.
Sensacionalismo, privilegio de la sensación, exageración de los sentidos, mala percepción, en efecto…
Según cuenta la leyenda, el primer biólogo que tuvo enfrente un ornitorrinco (aquella especie australiana que, perteneciendo al reino de los mamíferos, pone huevos) cerró los ojos diciendo: “este animal no existe”.
Le era más fácil al estudioso negar la evidencia empírica (la experiencia directa) que contravenir su marco teórico.
Si no lo puedo entender no existe, ese sería su argumento medular, no muy distante del “problema de percepción” planteado por el titular del ejecutivo federal, primer magistrado del país y, a la sazón, comandante en jefe de las fuerzas armadas, FELIPE CALDERON HINOJOSA.
Mejor resulta, para el declarante, el cerrar los ojos, negar todo aquello que nos digan los sentidos y aducir que alguna suerte de distorsión temporal manipula diabólicamente los hechos. O, en todo caso, los hechos mienten.
A la inversa, tal desplante supone una terca lealtad a las creencias anteriores, invoca fidelidad a la explicación previa, la que se diseñó sobre un escritorio, a espaldas de lo que ocurre en las calles.
¿Para que apresurar interpretaciones precipitadas si ya decidimos, de manera apriorística, la realidad que mejor conviene, aquella que, por excelencia, resulta, a todas luces, políticamente correcta?
O bien, ¿Para que conocer experimentalmente aquello que los manuales de buen gobierno nos aconsejan como cierto?
Ni caso tiene buscar certezas ahí donde las fórmulas dictadas de antemano ofrecen comodidades sin fin, tan necesarias para la buena calidad del sueño.
Mejor hacerle caso al otro CALDERON (el español del siglo 17, cuyo nombre completo era PEDRO CALDERÓN de la BARCA y BARREDA GONZÁLEZ de HENAO RUIZ de BLASCO y RIAÑO) cuando decía con inolvidable acidez poética:
-“Sueña el rey que es rey y vive con este engaño mandando, disponiendo y gobernando; y este aplauso que recibe prestado, en el viento escribe y en cenizas le convierte la muerte… ¡Desdicha fuerte!… ¿Que hay quien intente reinar, viendo que ha de despertar en el sueño de la muerte?…”
Para rematar:
-“¿Qué es la vida?, un frenesí… ¿Qué es la vida?, una ilusión, una sombra, una ficción y el mayor bien es pequeño, que toda la vida es sueño y los sueños son.”

Zigzag
*** Y, BUENO, con todo lo embarazoso que puede resultar el que 40 reos (como los amigos de ALI BABA en “Las Mil y una noches”, mire usted) hayan logrado fugarse del penal matamorense sin perturbar la paz ciudadana, de cualquier manera será una buena noticia el que un número ligeramente mayor de custodios (42, dice el reporte oficial) sean consignados por coadyuvar a la alegre fuga. *** AHORA están en manos de un fiscal federal. *** EN TOTAL serían 82 los ausentes en la cárcel de Santa Adelaida. *** MAS los que se acumulen. ***

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