Hace un año, un pequeño grupo de mexicanos de todos los estados tuvimos la iniciativa de llevar a cabo el registro de nuestro servicio de telefonía celular en una acción que consideramos ilógica, inservible y hasta cierto punto pensamos que fue una pérdida de tiempo.
En aquel mes de abril de 2009, mandamos un mensaje SMS dando de alta la línea, y en menos de cinco minutos teníamos la respuesta que daba por validado el registro de la mencionada línea. Fue exactamente el 11 de abril cuando hicimos el trámite, y muchos de nuestros amigos nos dijeron que estábamos locos, que no iba a “pegar” la medida.
Sin embargo, somos de la idea de que en una nación como la nuestra o cualquiera otra, las leyes y ordenamientos están para llevarse a cabo o hacerse respetar.
Un ejemplo claro es el pago de la tenencia por el uso de automóviles. Siempre nos hemos manifestado en contra del referido pago, sin embargo, hemos tenido que ir, algunas veces a tiempo, y otras con recargos, a cubrir la obligación tributaria por contar con la comodidad y el privilegio de utilizar vehículo propio para el transporte.
El Registro Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil –RENAUT- fue creado con la idea de evitar que se utilicen líneas de este tipo para ilícitos como actos que la delincuencia ha hecho comunes, y que tienen que ver con extorsiones, secuestros y otros.
La idea es que se sepa quien tiene qué línea, aunque hace unos días tuvimos oportunidad de checar en la hemeroteca del diario El Norte una nota en la que los reporteros dieron de alta varios teléfonos celulares a nombre del secretario de Seguridad Pública nacional, Genaro García Luna, sin más problema que el de llegar y hacer el trámite, o enviar la notita por mensaje.
Todo lo anterior ha hecho que existan comentarios a favor y en contra de este registro, pero, insistimos, si está la disposición, hay que cumplirla.
Si no estamos de acuerdo, hagamos un escrito, protestemos, busquemos a nuestros diputados o senadores y hay que decirles que aboguen por nosotros, pero en este sentido, no se vale que protestemos porque no nos gusta simplemente: hay que tener un sustento para que nuestra idea se pueda fortalecer y defender.
Y entonces, protestemos por lo que consideramos injusto. Decíamos de la tenencia, y bueno, hicimos muchos movimientos con tal de propiciar que se quitara ese pago, para nosotros, ilegal e injusto, pero no ha sido así.
Vivir en una sociedad implica acatar sus leyes aunque no nos gusten. Las mismas no se han hecho para dar gusto a cada uno de los 110 millones de mexicanos, sino para que ese número de compatriotas podamos vivir en armonía y con una idea común de lo que es convivencia.
Es increíble, en el último mes, la forma en que se han presentado los registros de un importantísimo número de líneas de celular, pero, ¿por qué hasta el final?
Dicen que así somos los mexicanos, a lo que no estamos de acuerdo, dado que el que mucha gente sea “valemadrista” y no quiera hacer las cosas en tiempo y forma no es válida para etiquetar a un pueblo.
Millones de mexicanos somos hasta cierto punto quisquillosos con trámites, pagos y servicios, pero es nuestra forma de ser, y tenemos fijación por cumplir lo que está estipulado.
Si no nos gusta, es bien sencillo: vámonos a otro país, a vivir a otra parte donde podamos hacer lo que queramos sin dar cuenta a nadie.
No es precisamente el espíritu de la convivencia humana, y eso del RENAUT tuvo un año para hacerse. Hoy, que ya nos anda, que nos dan las tres, queremos que nos den uno o dos años de prórroga.
Qué bueno que el Senado no aprobó la prórroga solicitada por el Congreso de la Unión, porque tenemos que aprender, y sobre todo aquellos que hacen las leyes, que es menester, para salir del agujero en que nos encontramos, cumplir con las cosas que debemos, o como decían los viejos: “hacer los deberes en tiempo y forma”.
Y para los que no han hecho el trámite, triste pero van a tener que prescindir de su línea o estar pegados en las 48 horas que quedan de plazo límite. Deseamos fervientemente que la autoridad no doble las manos y finalmente otorgue una prórroga. No la necesitamos, porque gracias a esos tiempos, esas oportunidades o “chances” que nos dan es que estamos como estamos.
Cambiar a como dé lugar, es la premisa para mejorar a nuestro país, y sobre todo, propiciar que la legalidad sea pan de todos los días, que todo mundo involucrado en este mundo haga bien su trabajo, que se olviden las personas de “mordidas” o actos de corrupción. Es hora de comenzar ese cambio que tanto urge a nuestro México lindo y querido.
Comentarios: [email protected]
Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!