Supuestamente, a partir de este domingo habrá veintitantos millones de usuarios de telefonía celular que no podrán enlazar sus llamadas, dado que no registraron oportunamente su línea ante la autoridad correspondiente, de acuerdo a la ley que se emitió en su oportunidad.
Pretextos han sobrado: que porque unos no saben leer, o que no tienen acta de nacimiento, que la CURP no la saben o no la tramitaron… todo nos lleva a una mexicanísima razón: dejamos las cosas para el final, y luego “ya nos anda”, es decir, no aguantamos o no tenemos oportunidad de remediar las cosas.
La cultura del “ahí se va”, o del “aguanta un poco” debemos de erradicarla de nuestra forma de vida. Somos los mexicanos un pueblo con innumerables aptitudes, virtudes, cosas buenas, y no se vale que se nos conozca como los “ya merito” o los que siempre tienen que pedir prórrogas para todo.
No se imagina el lector, por ejemplo, cuando inician cursos en la Universidad Autónoma de Tamaulipas la forma en que afecta la semana de prórroga que se otorga a los estudiantes para “arreglar” sus materias, horarios y demás. Trastocan el programa del catedrático que ya de por sí es corto.
Y así, vemos que cuando las placas, pedimos una “chance” más, cuando el predial, también. Es hora de ajustarnos, sinceramente.
Luego, la postura totalmente criticable de Telefónica Movistar en el sentido de que no cortará la línea a sus usuarios morosos, con argumentos más que tontos, y envalentonados, desafiando a las autoridades.
Desgraciadamente, todo mundo sabe que en nuestro país no pasa nada, y seguramente la Cofetel o alguna otra autoridad ya estará buscando un mecanismo para aliviar la molestia de millones.
Dicen que se prepara un documento donde se verán las opciones a seguir en caso de haber sido de ese inmenso grupo de conformistas y morosos que no registramos la línea: las posibilidades que existirán para ese grupo de gente.
Aquí cabe mencionar la irresponsable acción del gobierno del Distrito Federal en el sentido de que a los automovilistas morosos que no pagaron a tiempo, para incentivarlos, les rifarán tres automóviles a manera de estímulo para que se acerquen a pagar.
Si las autoridades tuvieran tamaños y evitaran la circulación de vehículos sin placas al día, otro gallo cantaría, pero aquí, insistimos, no pasa nada, o casi nada, porque todo se arregla con papelitos, con tarjetas o simplemente con una manifestación en la que argumentemos ser de los más pobres del mundo, y encontrar a un vividor como Ausencio Eng o Esteban Lozoyapara que encabece estas preotestas, y seguramente el gobierno federal nos permitirá pagar después.
No es pretexto el culpar a las telefónicas de no tener la infraestructura para recibir de golpe y porrazo a 25 millones de solicitudes; recordemos que tuvimos más de un año para hacerlo, y si dividimos 87 millones entre los 365 días, podemos afirmar que se pudieron recibir poco más de 238 mil usuarios cada día. Seguramente, y si hubiera un registro confiable lo sabríamos, hubo días en que fuimos 3 o 4, y otros en que hubo gran mayoría. Las telefónicas tienen tecnología para acoger la cantidad arriba mencionada.
No podemos saber cuántos están registrados, dado que las autoridades federales nos han mentido, y en la página del Renaut tienen un “contador” de los registros que no va de acuerdo a lo que se hace, sino que está programado según el calendario.
Ya hicimos el ejercicio sugerido por un amable lector y constatamos que el conteo que existe ahí es un completo y verdadero fraude. De ello, hablaremos en otra colaboración.
Pero el caso es que muchos se quedarán sin línea, aunque tendrán mensajes cortos y buzón de voz.
Aquí, las telefónicas deben ser inflexibles con los morosos y desconectar totalmente las líneas de esos que nunca asistieron a tiempo.
Y la autoridad, en este caso, debe ser inflexible y, si se diera el caso de una desobediencia manifiesta e ilegal por parte de Movistar, es muy sencillo: que les quiten la concesión de seguir explotando un espacio que es propiedad de todos los mexicanos para hacer su fortuna, y que como patrimonio de todos, está sujeto a las leyes como todos nosotros, por lo que no debe haber consideraciones en ese sentido.
Aplicar la ley, es el único camino, y sería un buen paso en nuestro México querido para enderezar el camino que por muchas razones, mordidas e influencias hemos torcido históricamente.
Es tiempo, sinceramente, como dijo el senador Manlio Fabio Beltrones, que se aplique la ley con toda su fuerza y rigor.
Y quien no está de acuerdo con la postura del columnista o del senador, es porque, seguramente, durante un año hizo caso omiso al ordenamiento legal de registrar la línea.
Que si estamos de acuerdo o no, es otra cosa, pero hay que cumplir la ley, y dentro de ella, exigir nuestros derechos.
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Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!