Julio Arón enfrentando la adversidad

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– Niños especiales; campeones de la vida

Benny Cruz Zapata/EnLíneaDIRECTA

Victoria, Tamaulipas.- Julio Arón Cabello García de 15 años de edad permanece inmóvil en su silla de ruedas, su sonrisa despierta y su entusiasmo manifiesto por su próxima participación deportiva llaman la atención a primera vista.
Es y se sabe un niño especial:
“Pero si desde que nací he aprendido a vivir con el dolor, a estar entre médicos y medicinas, a entrar a un quirófano una y 20 veces y las que faltan, como no agradecer que también he llegado a ser campeón, a ganar medallas, eso me gusta porque mi familia se pone contenta, por eso todos los días me levanto animoso, aunque no aguante la espalda, aunque no me guste andar de hospital en hospital y la rehabilitación me canse”.
Rosa Imelda García Flores, su madre, comparte que aunque ella no es doctora, si tiene conocimiento de que en México 2 de cada 1,000 niños que nacen vivos tienen espina bífida, y es muy raro que también se llegue nace con hidrocefalia congénita:
“Como es el caso de mi hijo, que padece por partida doble y con el nosotros, ya que no hay nada pero para un ser humano que ver el sufrimiento de sus hijos, saber desde su nacimiento que mantenerse con vida es un reto que se enfrenta, ya que desde que Julio nació, los pronósticos clínicos siempre fueron adversos, eso fue hace 15 años y el peligro sigue existiendo, lo que nos a un aprendizaje”.

Admite que no siempre fue así:
-Muchas veces al momento de nacer uno se pregunta por qué, y aunque nunca se resigna uno del todo porque siempre sueño con verlo caminar, correr, ser independiente ; pero al mismo tiempo me digo que soy una madre afortunada porque tengo un niño que no cualquier lo tiene, y hablo de su inmenso valor para enfrentarse por ejemplo al dolor físico, yo me he revalorado como madre, pues si Dios me dio un niño especial es porque soy una madre especial, así que con el tiempo me he dado cuenta de que yo fui bendecida porque mi hijo es un niño maravilloso, que nos ha demostrado su fuerza, nos ha unido como familia, demostrándonos con una sonrisa que hasta el panorama más devastador puede transformarse si uno quiere y se puede salir adelante.
Julio Arón es un guerrero; y de ello ni duda cabe:
-Quienes como yo, mi marido y mi familia entera que siempre me ha apoyado, viven situaciones similares, sabrán de que estoy hablando, pues desde su nacimiento mi hijo paso sus primeros cinco años de vida entre hospitales y doctores, ellos siempre me hablaban con la verdad, del riesgo de que en cada entrada al quirófano ya no saliera, sin embargo nuestra fe y la del mismo era tan inmensa que ahora lo tenemos compitiendo en el deporte, que se ha convertido en el motor para seguir poniéndole su mejor esfuerzo a cada competencia.
Sin temor a equivocarse afirma que la práctica deportiva les ha transformado la vida:
“Ver que tu hijo gana medallas desde una silla de ruedas tiene un valor especial, pues el esfuerzo es infinito y ver que nada lo detiene nos hace agradecer a Dios la fortaleza que pone desde su entrenamiento, el gusto con que va a las competencias, en fin que ande tan activo, que la gente lo vea, que le aplauda nos hace valorar que ser especial puede transformarse en un Don.
Cuenta que Julio se involucra en el deporte gracias a las sugerencia de un traumatólogo:
-Todo empezó porque el doctor nos recomendó que el niño hiciera ejercicio, recuerdo que llegamos con él al estadio y para tan buena fortuna, Dios nos puso en el camino al maestro Ángel Tovar, desde un inicio se dio el apoyo, lo capacito, lo entreno, de eso ya hace dos años gracias a él llegamos a la paraolimpiada, en donde Julio obtiene medalla de plata, ahí nos cambia la vida, porque al siguiente año vuelve a repetir medalla, en disco.
Más allá de los logros deportivos, en el día a día; Rosa Imelda García Flores como madre de familia tiene sueña con lograr que su hijo sea independiente, por lo cual lo impulsa a que cumpla su sueño de convertirse en capturista de datos:
“Mi hijo está estudiando en la secundaria número siete y le gusta la computación, es alegre y sabe que tiene muchos retos desde que nació, primero de aferrarse a la vida y después romper las barreras que la sociedad muchas veces impone, hay avances pero falta más humanidad
En lo económico la familia del campeón no la tiene fácil:
“Tener un niño especial requiere gastos, y aunque mi marido trabaja en Gobierno del estado no hay dinero que alcance para tanto gasto, sin embargo Dios no nos falta, aunque en lo personal lo que más quisiera en estos momentos es tener el dinero suficientes para comprarle una silla de ruedas nueva, pues la que tiene ya está muy gastada, también que todo saliera bien en su próxima operación de la columna vertebral”
Agrega que en el plano general, y aunque la cultura de respeto a la discapcidad ha ido en aumento, falta mucho por hacer
-Aunque ahora es un poco distinto, pues antes ser discapacitado era motivo de rechazo, de burla, de discriminación absoluta , ahora a los niños y las personas especiales se les han abierto muchas puertas, se les toma más en cuenta, uno de los ejemplos es esto, incluirlos en el deporte.
Agrega:

-Pero hay que reconocer que falta mucho, necesitamos tener más conciencia como sociedad, en muchas áreas falta rampas, las personas no respetan los cajones para discapacitados, son actitudes que debemos de cambiar, motivar en los padres de familia con hijos con discapacidad para que se sumen al deporte como una alternativa de superación.

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