La primera relación sexual sin anticonceptivo multiplica por seis el riesgo de embarazo

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N. RAMÍREZ DE CASTRO | MADRID
ABC.ES

Utilizar un anticonceptivo eficaz desde el inicio de las relaciones sexuales es la mejor arma para evitar un embarazo no deseado en la adolescencia. Quizá no era necesaria una gran investigación para llegar a esta conclusión, pero sí para saber que la actitud que las chicas toman al comienzo de su vida sexual puede marcar toda su vida. Y también para conocer un dato: no usar un método eficaz en la primera relación multiplica por seis el riesgo de gestación. No tanto porque se puedan quedar embarazadas en su primera vez sino porque la falta de protección se repetirá en los siguientes contactos.
Esta es solo una de las conclusiones de un amplio estudio que ha elaborado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Complutense para conocer el perfil de la maternidad adolescente en España. El trabajo se basa en una encuesta de fecundidad y familia que contó con casi 10.000 mujeres, entre 15 y 75 años. El objetivo era conocer cómo un embarazo precoz puede influir en el proyecto de vida de una mujer y si existían diferencias entre generaciones.
La conclusión es que no importa la época en la que las mujeres vivan. Las madres adolescentes, sea cual sea su generación, parten siempre con un handicap importante. El estudio demuestra que alcanzan menor nivel educativo que otras chicas de su misma edad, no suelen lograr empleos estables y sufren más rupturas de pareja. Un ejemplo, entre las mujeres de 30-35 años que tuvieron un hijo en su adolescencia, ninguna cursó estudios superiores. “El problema es que no son circunstancias temporales, durante los primeros años de crianza del niño. Estas diferencias se proyectan a lo largo de toda la trayectoria vital”, explica Margarita Delgado, directora de la investigación.
Uno de los datos que más sorprende es la aceleración que se produce en el curso vital. En pocos años pasan de vivir con sus padres, como niñas ,a tener un hogar propio, pareja y una familia. “Lo que la mayoría de las jóvenes hacen en un periodo de diez años, las madres adolescentes lo resuelven en menos de cinco”, puntualiza Delgado. Su primer uso de anticonceptivo, primera relación sexual, matrimonio y primer y segundo hijo, finalización de estudios… se desencadena de forma acelerada mientras que la madurez social se resiente.
No basta con dar más información sobre anticonceptivos a los chavales. “Necesitamos que interioricen el riesgo que conlleva una relación sexual sin protección”.

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