Entre Nos/Carlos Santamaría Ochoa *Servir a los demás

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No es fácil, nadie dijo que lo fuera: servir a los demás es algo que no cualquier persona hace, porque le falta capacidad, motivación… o sentido humano, simplemente.
¿Se imagina llegar a un hospital donde encontremos un médico con cara “dura” y malos modos, o una enfermera con aspecto de “sargento mal pagado” que nos reciban entre malos modos y despotismo?
Los hay, y en cualquier ambiente. Uno pensaría que son propios de instituciones oficiales, de esas que siempre buscamos la manera de echarles leña para hablar mal de ellas o tener siempre motivos para criticar. En los ambientes privados, donde se supone que hay mejores tratos por lo que se paga, también hay gente que tiene malos modos.
Una –o un- recepcionista debe ser una persona que tenga aptitudes propias para atender eficazmente y en forma amable; en una institución médica, hay que imaginar que los que llegamos ahí acudimos por una urgencia, una dolencia o porque un familiar se encuentra entre la vida y la muerte, y definitivamente, el carácter y la disposición no son las adecuadas, ya que llegamos “acelerados”, con ansiedad o angustia, o un dolor que no nos permite ser ecuánimes ni claros.
Eso lo debieran entender los servidores de mostrador. En el caso de cuestiones legales, mucha gente llega ofendida o agraviada a interponer una queja, una demanda; a veces llegamos golpeados o con un humor difícil producto de un encontronazo automovilístico donde probablemente hasta el patrimonio hayamos perdido. Son muchas las causas, y también, encontrar a un secretario de agencia de ministerio público con cara de pocos amigos, malos modos para tratar a la gente, es muy difícil.
Lo vemos en cualquier parte.
Son los que dejan una impresión duradera en el usuario de cada situación, son los que nos hacen que llevemos una actitud poco amable o muy positiva, pero definitivamente, son causantes de que mucha gente hable mal de las instituciones.
A todos nos ha ido bien y mal cuando acudimos a algún servicio que otorga el estado, sea en el ámbito municipal, estatal o federal, y cuando nos tratan bien o resolvemos el problema que nos aquejaba, hablamos maravillas. Caso contrario cuando no nos han resuelto el problema que teníamos y que nos ocupa: entonces buscamos la mejor forma de difamar, de hacer patente el enojo y todas esas cosas que nos afectan sobremanera.
Desgraciadamente, somos muy dados a exagerar y también a hacer de un vaso una tempestad.
No tenemos muchas veces la capacidad de calmarnos para atender la problemática que se nos presenta, y nos molestamos hasta con nosotros mismos.
Pero no es todo: cuando estamos del otro lado del escritorio, tenemos que exigir a la gente que entienda que nuestros problemas son los que nos hacen contestar mal o entregar un trato inadecuado.
¿Dónde quedó el servicio público? ¿Qué es realmente?
Tenemos ejemplos buenos y malos.
Siempre hemos dicho que el gobierno de Tamaulipas ha sido en estos últimos años un ejemplo de servicio a la comunidad y no nos cansamos de repetirlo aunque a algunas personas les parezca que exageramos. Finalmente, lo que constatamos a diario no puede engañarnos.
En ese pequeño pero gran rincón de la administración estatal se lleva a cabo una completa y total entrega de cada una de las personas que integran la oficina de Compromisos del Gobernador; desde los encargados de llevar a cabo la limpieza de la sala de espera hasta su titular, todos tienen, como decimos acá: la “camiseta puesta” y saben que cada persona que llega ahí es porque ha encontrado puertas cerradas en alguna de sus gestiones. Ahí, se abren muchas puertas a la vida, la esperanza, a la atención y al futuro de miles de tamaulipecos que esperan un apoyo para continuar con sus estudios; de la misma manera, para quienes necesitan un medicamento, una consulta médica o un trámite para no perder sus propiedades por falta de asesoría legal.
En ese rincón se encuentra lo que se ha perdido en muchas instituciones: la vocación de servicio, y eso debemos tenerlo muy en cuenta, aplaudirlo y pugnar porque se contagie a otras instancias oficiales.
En términos generales, podemos decir que el balance de la atención al usuario en el gobierno del estado es buena, aunque, insistimos, hay sus puntos rojos que deben atenderse.
Pero volviendo a esa oficina que se encuentra en la planta baja del palacio, justo ahí, vemos y sentimos un muy interesante calor humano en cada una de las mujeres que dedican una importante parte de su vida a servir a los demás.
Y ese equipo, ese barco que navega por buena mar, definitivamente, debe de contar con un buen capitán, en este caso, una mujer que ha sabido sortear los vientos de las dificultades propias de ser un funcionario importante, o de la falta de recursos por la crisis que todos padecemos.
Esa mujer que funge de capitán, puede sentirse satisfecha, porque el servicio que proporcionan a los tamaulipecos es realmente de “primer mundo”, para orgullo de ella, y seguramente, del propio gobernador Hernández Flores.
Enhorabuena por esa vocación de servicio, esperemos que se contagie a todos los miembros de la actual administración… y de los que vienen.
Comentarios: [email protected]

Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!

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