Es uno de los cultivos más antiguos de México, del que se extraen bebidas y alimentos desde la época prehispánica. Pero ahora está en riesgo de desaparecer por la falta de apoyo, el cambio de costumbres y, sobre todo, por ataques de la delincuencia organizada.
Se trata del maguey, que hasta fines del siglo pasado se encontraba en amplias extensiones de tierra, pero que ahora se concentra sólo en algunas regiones, especialmente en estados del centro del país.
Organizaciones de productores afirman que en los últimos años se perdieron 20 millones de plantas debido a la explotación irracional.
Pero también por otros motivos, explica Ciro Ríos Lara, presidente de la Unión Nacional de Productores de Maguey y Nopal.
“Llegan grupos armados con rifles y se llevan la producción entera de algunas comunidades, no hay quien los pare”, le dice BBC Mundo.
Para evitar la extinción del cultivo, la Cámara de Diputados prepara una ley que castigue la explotación irracional y el robo del maguey, que hasta ahora permanece desprotegido.
Chinicuiles
La planta de maguey ha tenido varios usos desde la época prehispánica. Con ella se elaboraban fibras para cordeles, hilo para coser y papel. Del tallo se extrae una sustancia conocida como aguamiel, que al fermentarse una bebida alcohólica llamada pulque.
Entre sus hojas y raíces crece una larva de mariposa que es muy apreciada en la cocina mexicana. Un kilo de chinicuiles –como se conoce al gusano- se cotiza hasta en US$200 en los mercados locales.
También se utiliza en la elaboración de mixiotes, carne de cordero o conejo condimentada que se cubre con la parte exterior de la hoja de maguey, conocida como cutícula. La mezcla se cuece con vapor de agua.
Pero quizá el uso más popular es en la barbacoa, un guiso elaborado con carne de borrego poco condimentada, cubierta con hojas enteras de la planta que se cuece en un horno cavado en la tierra durante por lo menos seis horas.
Cada año, en México se consumen unas 90.000 toneladas de este alimento.
Sanciones
La mezcla de estos factores explica la explotación excesiva y robo del maguey, asegura Ríos Lara.
La planta tarda entre ocho y 12 años en madurar, pero su vida útil es de sólo cuatro meses porque florece una vez y muere. Pero los consumidores de barbacoa y mixiotes no esperan tanto tiempo.
“Cada vez hay menos producción y el precio de las hojas aumenta. El 90 % del mercado de maguey es ilegal”, asegura.
Además, la falta de regulación impide que las especies endémicas de la planta se cultiven en otros países. Los productores mexicanos dicen que sería competencia desleal.
La ley especial sobre el cultivo de maguey –que se debatirá en las próximas semanas- propone crear una comisión que regule el precio de la planta y defina las zonas de producción.
También establece sanciones a la explotación de la planta sin permiso del dueño y sobre todo sanciona el robo del maguey, algo que no está definido claramente en los códigos penales de México
