Antonio Broto
Pekín, 26 may (EFE).- Un acaudalado empresario chino pagó recientemente 10 millones de yuanes (1,95 millones de dólares) por “Hong Dong”, un mastín tibetano rojo de 11 años, lo que, según los entendidos, ha convertido esta raza, una de las más agresivas y voluminosas, en la más cara del mundo canino.
El comprador, un magnate de la industria carbonera china, sigue una práctica muy en boga entre lo millonarios del país asiático: los hombres de negocios gustan de que sus mansiones en las afueras de las ciudades sean guardadas por estos grandes perros del Himalaya, que pueden llegar a pesar hasta 130 kilos.
“Son tan caros por ser un tipo único en China y porque los de pura sangre son muy escasos. Además son muy preciados por profesar una gran fidelidad a sus amos”, explica a Efe He Lin, un criador de estos animales en las afueras de Pekín.
Visitando el criadero de He, no parecería de un primer vistazo que las transacciones de estos animales muevan millones de yuanes, ya que se trata de una sencilla casa rural -en una zona cercana a un cuartel militar chino- y las jaulas de los perros se reparten por toda la vivienda, incluso en algunos de los dormitorios.
Pero el negocio, llamado “La Casa de los Mejores Mastines”, es un continuo ir y venir de adinerados chinos a los que se muestran los mejores ejemplares mientras se regatean precios que para un chino corriente serían prohibitivos.
“Los recién nacidos sólo cuestan unos 10.000 yuanes (1.950 dólares), pero los adultos los podemos vender por varios millones”, explica He, enseñando los ejemplares enjaulados, con sus leonados pelajes negros o rojos y su cara de pocos amigos.
El cuidador explica que los de pelo rojo son más apreciados, y por tanto más caros, porque su número es menor, pero también porque el rojo es el color que simboliza la suerte en la cultura china.
Este mastín, llamado “do-khyi” por los tibetanos y “zang ao” (“tibetano feroz”) por los chinos, se separó del lobo hace casi 60.000 años y comenzó a usarse en el Techo del Mundo para cuidar el ganado y guardar monasterios, templos y viviendas.
Ya conoció esta tipo de perros Marco Polo, que en su famoso “Libro de las Maravillas” describe como “altos como burros y con una voz tan potente como la de un león”.
Esta raza era conocida desde hace siglos en Occidente, y de hecho algunos de ellos corretearon por las cortes de los reyes de Inglaterra (Jorge IV, Victoria) o la del gran caudillo mongol Gengis Khan.
Uno de sus grandes promotores actuales en China es el célebre entrenador de deportistas chino Ma Junren, mentor de campeonas olímpicas y mundiales en los 90 y que actualmente dirige en el país una asociación de criadores de este mastín.
Según He, el mastín tibetano es el perro más feroz del mundo, pero se trata de un animal cariñoso con los niños y los canes de pequeño tamaño.
Por sus orígenes, es capaz de resistir temperaturas muy bajas y grandes alturas, y es conocido por su buena salud.
Uno de los problemas que entraña la cría de este animal en China es que las leyes nacionales son muy estrictas con la tenencia de perros de gran tamaño en las ciudades, por lo que en la parte urbana de Pekín, por ejemplo, es prácticamente imposible criarlos.
Por ello, la mayoría de los criaderos, que están proliferando a medida que la raza se vuelve más y más cara, se encuentran en las zonas rurales próximas a metrópolis como Pekín o Shanghái.
La prensa china ha reportado en los últimos meses algunas noticias de personas atacadas por mastines tibetanos, pero según el criador He, se trata de noticias incorrectas, ya que estos perros son “fáciles de criar, precisamente por su gran tamaño”.
La creencia tradicional entre los tibetanos, de hecho, asegura que tener un mastín tibetano, un animal sagrado para ellos, garantiza al amo salud y prosperidad, una idea que se ha extendido también entre las nacientes elites chinas. EFE
abc/trr/mr
El perro más caro del mundo
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