Entre Nos/Carlos Santamaría Ochoa *A buscar soluciones

Luego de unos días de receso, de nueva cuenta estamos tratando de hacer algún comentario sobre tópicos que nos parece son de interés general. Agradecemos la paciencia y la comprensión por haber dejado de escribir por unos días. Nos reincorporamos con todas las ganas del mundo.
Cuando algo sale mal, somos de la costumbre de buscar culpables a quienes endilgar los resultados desastrosos, negativos o simplemente, ver quién fue el causante de la derrota. Tal es el caso de la opinión pública en cuanto a los comicios de julio pasado y que dejaron al PRI resultados poco gratificantes.
Muchos se han ido por la fácil: el culpable de todo es Lucino Cervantes como presidente del Comité Directivo Estatal del Revolucionario Institucional. Nada más equivocado que lo anterior. La derrota del PRI en seis distritos electorales y la senaduría tiene muchas variantes que hay que analizar a fondo, sin fanatismo y con el deseo de mejorar. Es hora, pues de hacer una evaluación a conciencia y determinar los aspectos que se tienen que mejorar si es que se quiere ganar en la próxima elección.
Primero: habrá que pensar qué sucedió en aquellos distritos donde los que ganaron ni siquiera hicieron campaña, aunque de todos es sabido, y aunque lo niegue el delegado federal de Sedesol, que hubo esa “mano negra” en cuanto a manipulación a través de programas sociales.
No son tontos, y eso lo tenemos claro, pero sabemos que hubo tal manipulación, tal y como sucedió en varios puntos de la geografía nacional, así como también sucedió con la elección de los candidatos.
Un problema que se constituye como grave en cualquier parte es el hecho de elegir a los hombres o mujeres adecuados, y cuando no se hace, el decir a quienes toman las decisiones que hay que enmendar el camino. Los que se manejan en niveles altos de la política por lo general temen decir a su jefe que hay algo que se debe corregir.
El servilismo es algo que nos ha acabado en diversos niveles y rubros, y nadie se atrevió a indicar, sugerir o comentar sobre los que estaban buscando el cargo; por otra parte, habrá que pensar muy bien qué sucedió con los recursos de las campañas: si se utilizaron adecuadamente, si llegaron a donde tenían que llegar, si la promoción se hizo en forma adecuada, y si los encargados de hacer esa tarea se manejaron bien.
Nos parece injusto querer señalar al presidente Lucino Cervantes Durán como el causante de la derrota tricolor, y más aún, querer crucificarlo, cortarlo del cargo por el hecho de que se perdieron seis diputaciones y la senaduría.
Lucino Cervantes, quienes lo conocemos, sabemos que es un priísta de toda la vida, una persona que se ha manejado con honestidad probada y un apasionado de su partido y de las causas que ha manejado tras bambalinas. Un presidente de partido, NUNCA puede ganar o perder una elección solo.
Suponemos que es el momento de ajustar piezas, de ver estrategias fallidas y corregirlas, pero no de crucificar a quien ha dedicado toda su vida a su partido y lo ha hecho con pasión y entrega, con talento y buena intención.
Entendemos que quienes no trabajaron lo que debían, quienes en lugar de hacer campaña hicieron escollos, quieran su cabeza, sin embargo, insistimos en el hecho de que bajo su dirección, pero con gente que realmente sepa ayudar y decir qué sale bien y que sale mal, se puede hacer mucho más que señalar a una persona para decapitarla y salvar las culpas de quienes realmente no supieron trabajar.
Hay mucha gente en el PRI que trabajó intensamente, aunque también, hay mucha que no supo entender que había que hacer la tarea y bien, que había que ponerse el overol y demostrar por qué el trabajo en equipo es la mejor de las estrategias.
Los resultados llaman a buscar un nuevo camino, pero no necesariamente n nuevo dirigente. El PRI, hoy en día, estamos ciertos que tiene como dirigente al más aguerrido de sus militantes, con capacidad, militancia y conocimientos sobradamente demostrados. La decisión será de quienes deban tomarla, pero hay que ser justos con quien se ha entregado siempre.
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