El reto del Poder Judicial

No cabe duda que el acontecimiento más comentado en las últimas horas dentro dela República Mexicana y Francia es el referente a lo que la mayoría de los mexicanos han reconocido como el gran yerro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es el referente a la secuestradora y delincuente Florence Cassez, hoy, disfrutando de unas inmerecidas vacaciones con todo pagado por cortesía del Gobierno Federal, en su natal Francia.
Resulta inverosímil el ver la manera en que los ministros hicieron sus exposiciones, su votación, para cambiarla a última hora, gracias a la participación del más inexperto de ellos. Pareciera una burla al pueblo mexicano, harto de injusticias y actos reñidos con la legalidad, y que vemos la manera en que la justicia se comporta: de todas formas, menos expedita y justa, como debiera ser.
Uno de los secuestrados estalló contra nuestro querido México y, desgraciadamente, con mucha razón: decía que odiaba y aborrecía lo que acontece en México y sus autoridades, y pedía inclusive a la ciudadanía tomar precauciones para hacer justicia por propia mano, como está sucediendo en varias comunidades rurales de estados como Michoacán y Chiapas; el asunto se torna mucho muy grave, sin lugar a dudas.
Imagine el lector que todos decidamos hacer justicia por nuestra propia mano, entonces sobraría el gran número de tribunales, agencias del Ministerio Público y autoridades, de elementos de Ejército y Marina, Policía Federal y Estatal y otros cuerpos más.
No podemos dejar que este tipo de actos se tuerzan por un “error de procedimiento”, y además, tenemos que ser más exigentes con la autoridad.
En Tamaulipas, el presidente del Tribunal Superior de Justicia Armando Villanueva Mendoza tiene ante sí el gran reto de devolver la credibilidad del sistema judicial, porque con lo que sucedió en el Distrito Federal, la ciudadanía se hizo de una opinión nada favorable para cualquier magistrado de la Nación, ya que se generaliza y se piensa que todos están cortados por la misma tijera.
Es natural que se llevan de encuentro a quienes ni siquiera han hecho algo por merecer críticas en algunas entidades federativas, pero ante unas elecciones próximas, el panorama se torna más difícil, ya que el votante, el ciudadano, el que sale a la calle todos los días con la angustia de saber si volverá a casa, el que es asaltado, el que sufre ilícitos que se quedan sin castigo, es el que manifestará su enojo o aprobación al sistema del gobierno mexicano a través del sufragio: el voto de los que tenemos derecho y obligación ciudadana para manifestarlo será el que decida el rumbo de municipios, congresos locales, estados e inclusive el próximo gobierno federal.
Se escucharon voces de gente dentro del sistema burocrático: diputados federales, senadores, funcionarios de todo nivel en el sentido de que han sido y serán respetosos de las decisiones de la SCJN, aunque para ello se haya tenido que pasar por encima del grupo de mexicanos que fueron vejados en sus derechos elementales; para éstos últimos no existe justicia.
El mismo individuo, víctima de la banda de la francesa estalló y dijo que entonces dónde están los derechos de ellos, los que fueron torturados, mutilados y amedrentados, echándoles a perder la existencia con esa serie de actos bárbaros que, en contubernio entre los ministros mexicanos y el gobierno federal pareciera que decidieron que la francesa se fuera a casa, sin siquiera determinar si es inocente o culpable. Hay que entender que solo se dictó un amparo y no se dictaminó su culpabilidad o inocencia, es decir: sin probar nada, la dejaron ir, y no conformes con ello, le escoltaron hasta el aeropuerto.
Al día de hoy seguramente los que salgan de cualquier penal pedirán camionetas de lujo, escolta y boleto al extranjero, porque así lo han puesto de manifiesto las autoridades de nuestro país.
Pobre México, porque somos una nación tan especial y tan grande como su territorio, recursos y su gente, que no merecemos, sinceramente, que se nos trate de esa manera, con la idea de que mañana, a través de las cadenas televisivas que tienen memoria de “teflón” nos inunden con otra noticia para olvidar lo que sucedió.
Recuerde el 1 de diciembre, y la forma en que autoridades del D.F. cambiaron la ley para liberar a una manada de delincuentes, bárbaros y asesinos en potencia. ¿Eso queremos? El reto para Villanueva no es pequeño: esperemos que su probada capacidad devuelva la confianza, al menos, en Tamaulipas.
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