La importancia del tacto suele ser subestimada. Un nuevo estudio demuestra que los materiales suaves, como el terciopelo, aumentan el bienestar de los adultos mayores al mejorar sus habilidades cognitivas y emocionales. Quizás algo que los asilos deban considerar al diseñar su decoración.
La profesora Nicola Mammarella, de la Universidad de Chieti en Italia, y su equipo, condujeron el primer programa afectivo táctil en un grupo de personas institucionalizadas de la tercera edad. Su objetivo era comprobar que las experiencias somatosensoriales acompañadas de emociones pueden provocar diferentes efectos terapéuticos.
Para evidenciar que las telas suaves, a diferencia de los tejidos ásperos, optimizan la percepción sobre la calidad de vida, se realizó un particular experimento. Durante un periodo de diez semanas, 45 personas mayores a los 75 años debieron completar una serie de actividades que involucraban la manipulación de diferentes materiales.
Se dividió a los participantes en tres grupos. El primero debía trabajar con terciopelo, el segundo con lienzo y el tercero con Velcro. Al finalizar el procedimiento, los integrantes del primer grupo presentaban un incremento en fluidez verbal y competencia emocional, al mismo tiempo que una disminución en sentimientos negativos. Quienes manejaron el Velcro tuvieron resultados opuestos. No hubieron cambios en el grupo que utilizó el lienzo.
Debido a que este estudio es el primero de su tipo, se requiere un mayor análisis para explicar científicamente el fenómeno. Sin embargo, los investigadores concluyen que el tocar materiales tersos invoca memorias agradables, provocando consecuencias positivas para la salud de los adultos mayores.
El equipo planea estudios futuros para evaluar el impactos de las experiencias táctiles, tanto a corto como largo plazo, durante el envejecimiento. Sin duda una investigación interesante si logra hacer más agradable la vejez.