Especialistas en nefrología destacaron la necesidad de contar con un registro de pacientes que reciben diálisis y hemodiálisis, así como buscar un equilibrio entre ambas terapias de reemplazo renal por criterios médicos y no económicos.
Es importante conocer cuántos pacientes requieren esas terapias y cuántos la están recibiendo, pues se estima que la mitad de los enfermos en etapa avanzada no recibe tratamiento, agregaron en la LXIII Reunión Anual del Instituto Mexicano de Investigaciones Nefrológicas (IMIN).
El jefe del servicio de nefrología del Hospital Civil de Guadalajara, Guillermo García García, señaló que las instituciones de salud pública desconocen el número de pacientes enviados a diálisis y hemodiálisis, que son un servicio subrogado.
Lamentó que los médicos mexicanos no puedan decidir la mejor terapia para sus pacientes, pues el acceso a la hemodiálisis es restringido por ser más costosa que la diálisis peritoneal, aunque en realidad es a la inversa, por las complicaciones que suelen presentarse en ésta última.
A su vez, el presidente del Instituto de Investigación Renal, Paul Zabetakis, expuso que los estudios sobre hemodiálisis han demostrado que al equilibrar el sodio de la terapia con la cantidad de sodio en el cuerpo del enfermo, se puede reducir la hospitalización por complicaciones.
Precisó que la mayoría de los pacientes que ingresan al hospital están relacionados con el exceso de líquido, lo cual se explica porque a mayor cantidad de sodio es necesaria una mayor hidratación y retención de líquidos.
A su vez, el representante del Instituto de Investigación Renal en Nueva York, Peter Kotanko, consideró alentador que el proyecto de México se integre el año próximo al proyecto Mondo, mediante el cual se lleva un control de la evolución de los enfermos renales con hemodiálisis.
De acuerdo con los cambios en el peso corporal y la presión arterial se podría anticipar un descenlace negativo para el paciente, expresó.
Peter Kotanko indicó que en la actualidad 41 países del mundo forman parte de ese proyecto, y se sabe que la cantidad de agua en el cuerpo de los pacientes aumenta nueve meses antes de que ocurra la muerte y la presión arterial baja.
Fuente:
cronica.com.mx